Capítulo 11

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Saco las llaves de mi casa y abro la puerta. No me inmuto en encender la luz, simplemente camino a la cocina y me quito la camisa azul oscuro que tenía puesta y quede en una camisa de tirantes blanca. Hago una especie de bolsa con esa camisa azul, saco hielo y lo pongo en la camisa. Lo apoyo en la comisura de mis labios e hice una mueca de dolor, aunque lo dejo ahí.

Camino al baño, y cuando estuve al frente del espejo me quite el hielo, tenía sangre seca y se veía rojo, que pronto se pondría morado. Limpio la sangre y me coloque de nuevo el hielo.

Salgo del baño y busco el cargador de mi celular, y cuando lo encuentro, pongo a cargar mi celular y lo dejo en mi mesa de noche.

*

Despierto gracias a la alarma de mi celular. Saco la ropa que tenía preparada, me meto a la ducha después de desvestirme.

Luego de un rato de relajación, me pongo la ropa, botas negras militares, pantalón negro apretado y una camisa gris holgada. Agarro una fruta y salgo de la casa con mi mochila. Mientras caminaba veo a Kylan corriendo en mi dirección. Tenía una cara de preocupación evidente.

-¡Megan!

Corría cada vez más rápido, veo a un carro acercándose rápidamente hacia dónde él estaba.

-¡Idiota! ¡Detente!

Pero mis gritos son en vano, Kylan no se detiene.

Iba a correr a su dirección, pero mis piernas no respondían.

Cierro los ojos con fuerza y sólo oí un fuerte freno.

No pensaba abrir los ojos, no lo iba a hacer. Ver su cuerpo en el piso... No, no soportaría eso.

-Nena, ya tenía todo calculado, no te dejaría sola por nada del mundo.

Abro los ojos extrañada y veo a Kylan al frente mío.

-¿Qué?

-No te dejaría sola. Entiendelo. Si yo supiera que no alcanzo, no lo haría.

Me acaricia la mejilla.

-Ahora, a lo que vine, ¿estás bien?

-¿Por qué no debería de estarlo? -le sonrío mientras acomodo mi bolso.

Kylan acaricia mi mejilla y va bajando hasta llegar a la comisura mis labios.

-Tu golpe de anoche.

¿Cómo sabe Kylan eso?

-¿Cómo sabes eso?

-Megan, no soy ciego, gracias. Tengo la suerte de ver lo guapa que eres.

Me sonrojo evidentemente, lo sé. Y su sonrisa tan conocida no ayuda mucho.

Pero luego... ¿Cómo sabe que fue en la noche de ayer?

-Me refiero a cómo sabes que el golpe fue de anoche.

Kylan palideció por un momento, pero su sonrisa arrogante volvió.
-Porque ayer, querida Megan, la pasamos muy bien juntos todo el día.

Sonrío y simplemente sigo caminando. Y Kylan se apresura para ir a mi lado.

El viaje es tranquilo, sin incomodidad ni tensión en el ambiente, simplemente hay un silencio cómodo que me gusta.

En menos de nada llegamos al instituto, pero en esos pocos minutos, me quedo pensando en lo mucho que lloré ayer, y yo no soy así.

Tengo que remediarlo.

Llegamos dos minutos antes, y esos minutos me da más tiempo de pensar en todo. Menos mal que esto no es incómodo, y que la presencia de Kylan me gusta.

-No hagas nada estúpido, ¿listo?
-¿Qué?

-No hagas nada estúpido.

Okey...

-Está bien. Gracias, supongo.

El día pasa normal, y como de costumbre, Kylan me invita a ir a cualquier lugar con él.

-Sí, luego de lo que pasó en la moto, no te dejaré subir en ella hasta nuevo aviso.

-Es decir, ¿hasta que compres un casco?

-Exacto -dice con una sonrisa radiante.

Caminamos a su auto y me sorprendió. Un carro moderno.

¿Cómo tiene todo esto si es Real?

Entre más rápido sepa su historia, mucho mejor. Así no me tengo que desvelar pensando en Kylan y en cómo hace para tener tanto.

-Hey, sé que es coche bueno, pero tampoco es para que quedes pensando. -dice con sonrisa arrogante.

¿En serio?

Subí a su auto y nos fuimos en marcha.

Luego de escuchar unas canciones en la radio, se me dio por hacer una pregunta.

-Kylan.

-Megan.

Lo miro, pero sé que él no se da cuenta.

-¿Por qué te vas sin carro o tu moto al instituto si los tienes?

Él se encoge se hombros y hace una sonrisa ladeada.

Kylan sonríe mucho.

Y yo nunca sonrío.

-Me gusta pasar por ti y alejarme de los medios de transporte, me gusta caminar a tu lado.

Lo miro por un rato estática. Pero luego, sé que no es nada lo que ha dicho.

Nos quedamos en silencio de nuevo, hasta que dieron una canción que conocía, pero no recordaba cómo se llamaba. Así que la empiezo a tararear.

Veo que Kylan también la tararea y sonrío.

Luego de un tiempo silencioso, sin siquiera el sonido de la radio ya que Kylan la apagó, me quedé dormida. No sé a dónde íbamos pero era largo el camino.

Oigo sirenas, no sé qué pasa, pero me asusta. Veo a una mujer rubia en el piso, su cabellera tiene sangre y se puede ver con facilidad. Veo autos, motocicletas, bicicletas, y mucha gente llorando, demasiada, unos abrazando a otros y algunos explicándole a los demás qué había pasado. Aunque nadie lo sabía con certeza. Sólo habían visto.

¿Por qué a mi? No, no a mi, sólo tengo siete años, no sé qué sucede.
Veo a un señor a lo largo del camino, tiene un arma en su mano, pero no apunta a nadie, la tiene baja, y creo que sin cargar. El señor sonríe con una sonrisa malvada y sarcástica. No me gusta.

Ese señor me apunta con su dedo y me dice que vaya hacia donde él está. Negando cabeza mientras lloro, puedo ver que él claramente no quiere ser visto, y se puede adivinar eso gracias a su vestimenta negra y tapada, ni su cara se puede ver, y él tiene su cabeza agachada, así que la posibilidad de verlo era imposible.
Pero él levanto la mirada, y simplemente pronuncia silenciosamente seis palabras:

«Yo soy el culpable de esto»

Real (Wattys 2017) Onde as histórias ganham vida. Descobre agora