Capítulo 13

580 45 7
                                    

Kylan me intenta hacer sonreír, pero no podía, el grito tan desgarrador que había soltado aquella persona, me había dejado impactada. Nunca aprendí a llevar eso.

-Megan, ya vuelvo, voy por unos dulces. ¿Quieres algo?

Niego con la cabeza y él sonríe.

-Un día hablaras tanto como yo.

Se va y yo me siento en el pasto apreciando la vista, era un lugar hermoso.

-Megan.

Me levanto de un salto cuando escucho la voz de Dorothea.

-No te quiero arruinar tu... Asquerosa cita, si se puede llamar así, con tu amigo Kylan. Este... Verás, vi que leíste mi mensaje, así que prepárate. -se da la vuelta, yo la iba a mirar mal pero se voltea y yo hago mi mejor sonrisa, pero falsa -Se me olvidaba, espero que hoy no llores como la última ves. No querrás ser uno de esos chicos -dice finalmente, con aire de superioridad, y simplemente empieza a caminar.

Yo me quedo mirando el lugar por donde se fue Dorothea, hasta que un peso en mis hombros me hace despertar.

Es Kylan abrazándome por los hombros, su cabeza está apoyada en mí, lo volteo a mirar, está sonriendo con los ojos cerrados y sin mostrar sus dientes, se ve como un niño pequeño. Aunque todos los recuerdos que tengo de niños pequeños, son de ellos muertos y sobre un charco de sangre.

-Te ves lindo así -digo sin siquiera pensarlo y de inmediato me tapo la boca.

¿Qué acabo de decir?

Él abre sus ojos y me voltea a ver, sin dejar de abrazarme. Frunzo el ceño y quito su mano de mi hombro, no estoy acostumbrada a los abrazos, ni siquiera a verlos.

-Hey, eso es rudo -dice comiendo un dulce color rojo.

-¿Qué es eso?

-¿Hieres mis sentimientos y eso es lo que preguntas? Eres cruel, Candle -dice burlón.

Yo me río inconscientemente, pero solo por un segundo.

-¿Ya he dicho que tu risa es hermosa?

Mi corazón empieza a agitarse, no, Kylan, no más.

-Cállate -digo robándole un paquete de lo que parecen ser un líquido ácido.

-Sí, es ácido.

Lo volteo a ver rápidamente. Ya ha adivinado mis pensamientos dos veces, no sé como rayos le hace.

Rayos.

Agh, rayos.

Me pego en la frente y Kylan sólo lanza una carcajada.

Este chico sí que es raro.

Luego de comer todos los dulces que él había traído-eran muchos-nos levantamos, yo me iba a ir al auto pero él me tomó de mi muñeca. Yo solo me dedique a girar y no verlo a él, sino a ver a su grande mano rodeando mi pequeña muñeca.

-Acuérdate que te enseñaré a disparar -dice soltandome lentamente, y yo suelto el aire que llevaba conteniendo.

Asiento y camino con él. Por una vez más, nuestras manos se rozan con cada paso que damos, es como si nos quisieran dar una señal de que deberíamos juntarlas.

¿Señal? Estupideces, estoy pensando en estupideces. No sé qué rayos me está pasando, pero solo sé que no me gusta, lloré hace poco y ahora cada acto de Kylan me hace sentir extraña.

Llegamos a un lugar con varias armas, Kylan pidió unas normales y le entregó demasiado dinero a el hombre.

-Vamos, querida Megan -me abraza por los hombros y yo solo me dedico a fruncir el ceño. Seguimos caminando y me contengo a quitar su mano.

Caminamos hasta un lugar, puedo ver que hay un guardia que mira sin expresión alguna.

-¡Hey, Brad! Necesitamos, esto, ya sabes, disparar -dice alegre Kylan.

-¿La chica viene contigo? -dice neutro y puedo decir que su voz es demasiado grave.

-Sí.

El guardia sonríe y le abre la puerta a Kylan, puedo ver que es de cristal y se puede ver lo que hay adentro.

-Gracias, te debo una.

-Si me pagaran por cada que me dices eso... -dice y cierra la puerta, puedo ver que la cierra con llave.

Me volteo a ver y me dedico a observar bien esté lugar. Tiene un cajón donde dice grande «balas», también tiene una gran pared negra, pero se podía ver que estaba hecha de otro material, uno que no dejaba pasar las balas.

-Bueno, Megan. Te enseñaré a disparar, primero, muéstrame lo que tienes.

Hago mi mayor esfuerzo, quito el seguro, comienzo a apretar el gatillo, y cuando menos lo espero, ya hay un agujero en esa gran pared, en todo el centro. Tiro la pistola al piso y muevo mis brazos frenéticamente, celebrando.

Ya me había tocado disparar, pero nunca le había hecho tan bien.

-Wow, así que ya sabes.

-Supongo -digo calmandome.

-Bien, haremos una competencia.

Agarra un crayón blanco del piso y dibuja dos cuadrados lo más grande que puede. Las líneas le quedan perfectas. Hace círculos en el cuadrado, uno adentro del otro, hasta que los completa.

Vaya, todo le quedo perfecto.

-Bien, de esto se trata -dice ya a mi lado -tu y yo, dispararemos todas las balas que tengan, el que más cerca tenga sus disparos del centro, gana. ¿Lista?

Asiento y me preparo.

-Uno, dos, tres. ¡Ya!

Disparos se empiezan a oír por todo el lugar, junto a unas pequeñas risas que salen de mi boca sin permiso. Luego de un poco de tiempo, ya se nos habían acabado las balas.

Kylan y yo estamos sudados, con la respiración agitada y sonriendo, claro que yo no tanto.

-Vamos a ver. Primero el mio -dice Kylan. La mayoría están muy cerca del centro. Vaya, sí que es bueno.

-Ja, supera es... -no termina de hablar ya que una carcajada por parte de él mismo lo interrumpe.

Miré mi cuadrado y no pude evitar reírme yo también.

¡Solo dos habían entrado en el cuadrado! De resto estaban por fuera, pero cerca.

Él me abraza de los hombros y deposita un beso en mi cabeza.

-El primero fue suerte de principiante, linda. Lastima. Vendremos más seguido, te lo prometo.

Caminamos hasta su auto, no sin antes agradecerle amablemente al tal Brad.

En el camino hubo silencio, solo la música de Nirvana se oía.

Llegamos a mi casa y me baje de inmediato. Hasta que me puse a pensar, que vergüenza, Kylan había oído mi risa y me había visto sonreír.

-Linda, te dejo acá. Espero hayas disfrutado. Y sonríe más, es hermosa tu sonrisa. Adiós.

Se va de nuevo a su auto y se dirige a su casa.

Suspiro y mi día se arruina, mientras entro a mi casa.

La gente siempre dice que después de la tormenta, viene el arcoíris. Pero se les olvida decir que para disfrutar del arcoíris luego de que se vaya, tiene que otra una gran tormenta.

Solo espero que Victor y Hugo no estén hoy, porque sé que Dorothea está adentro de mi casa.

Real (Wattys 2017) Where stories live. Discover now