Capítulo 35

375 29 0
                                    

—Ya suéltame, descerebrado.

—Oh, cállate, Megan.

Suelto una risa y ahora si nos separamos.

—Te extrañé tanto, Megan.

—Y yo a ti, Dean.

Siento como una mano nos separa.

—Es mi primo, Candle. Quítate, no fuiste la única que lo extrañó.

—Me huele a celos.

—Candle, tu poder es oler el futuro literalmente, no oler los sentimientos.

—¿Hay alguien con ese poder?

—Claro, Dean —decimos Kylan y yo al tiempo.

Nos quedamos en silencio hasta que decidimos ir a comer en la heladería del aeropuerto.

Kylan y yo ya habíamos regresado del viaje, no había pasado nada interesante en los pocos días que pasaron después de encontrarnos con Hugo, ya que éste mismo no volvió a aparecer por allá.

Luego de eso, llamamos a Dean diciéndole que ya habíamos regresado de nuestro viaje, así que de inmediato, empezó a gritar y a decir que iba a viajar en ese mismo instante. Ya que, como había dicho antes, él había viajado para ver a sus papás, supongo que él vivía en otro lado y se vino a vivir acá para poder superar –de una manera y otra, hacerlo, ya que una muerte así no se supera– y poder ser feliz.

Kylan me mira sentado frente a mi, con una ceja alzada.

Recuerda, él puede leer tus pensamientos.

¡Jodida mierda!

Hablando de mierda, puedo oler el perfume de Dorothea. Suspiro y reclinar mi cabeza hacia atrás para que no me elegantes que me pasa. Dorothea está acá.

Me levanto y pido perdón, los dos hombres me miran con extrañes, pero yo ignoro eso y me encamino hacia Dorothea como si fuera un perro, oliendo su perfume.

Voy hasta donde huele insoportablemente y me quedo ahí hasta que Dorothea llegue, y diez minutos después, lo hace. Va vestida con un vestido blanco pegado al cuerpo corto y unos zapatos altos color rojo.

—¿No estás muy vieja para vestir como puta?

Siento su palma totalmente abierta en mi mejilla, pero esto no es dolor a comparación a lo que he pasado.

—Vamos a casa, ya —su voz sale dura y amenazante.

—No —mi voz salió incluso más dura que la de ella.

Con su mano toma una gran cantidad de cabello y empieza a jalar y a sacarme del lugar.

¿Que acaso nadie veía?

¿Qué acaso el chico que me gusta y mi mejor amigo no se daban cuenta?

Alto. ¿Chico que me gusta?

Vaya mierda.

Ignoro eso y sigo luchando contra Dorothea, pero es algo imposible. Siento como me tira en los asientos de un auto y como cierra la puerta.

El camino es silencioso hasta que llegamos a la casa Real.

Un frío impresionante pasa por toda mi columna vertebral, ¿qué hacemos acá? La reunión es en un par de meses.

Agradezco este momento el saber que Dorothea no tiene poderes como Kylan y yo, ella los negó, y gracias a eso es la jefe real, al igual que Victor. Ellos dos se hicieron novios para poder mandar juntos y dar más intimidad, pero su relación no es más que un amor vacío.

Hugo, y yo somos jefes reales porque hemos aguantado bastante tiempo siendo reales. Así es, a los menores de cinco años solo los llevan a la casa para matarlos. Los niños normalmente mueren por desnutrición, además de que aquí nos golpean hasta a veces caer inconscientes. Los adolescentes se suicidan, ya que a partir de los doce, a veces once, le dan la libertad a los niños para agarrar cualquier arma y defenderse por si solos, sin ningún tipo de enseñanza, así que ellos aprovechan esas armas y se quitan la vida. A los dieciséis, es decir, los jóvenes... Vale, solo Hugo y yo hemos llegado hasta ahí, sin olvidar a Kylan, y Rebecca, pero no cuenta su descanso; además de que Rebecca entró a las diez años.

—Vamos, niña tonta. Vamos a arreglar esto.

Vamos al fondo y me asombro, gracias al cielo no grité. Dorothea me hubiera golpeado hasta caer inconsciente. Pero vamos, eran más niños muertos.

—Dorothea, ¿por qué haces esto? —digo con rabia.

—¿Hacer qué? —pregunta con voz hipócrita.

—Lo sabes, maldita sea. ¡Lo sabes! —grito y ella solo se voltea a verme con los ojos oscuros.

Mierda.

Esto no había pasado desde la primera vez. Desde los ocho años, cuando él me trajo para acá.

Aguanté las lagrimas asomándose, ¿por qué me pongo así?

Me quedo en silencio hasta que Dorothea sonríe y se da la vuelta, a la vez que sus ojos vuelven a su color natural.

—Ahora ayúdame a arreglar todo lo del evento.

Me tiro sobre mi cama con cansancio, cierro los ojos y suspiro.

¿Cuando acabará todo esto?

Me levanto y saco mi celular, tengo llamadas perdidas tanto de Kylan, Dean y Dorothea. Los únicos tres contactos agregados que tengo, teniendo en cuenta que Dorothea guardó su propio número.

Saco el cargador que tenia guardado– el único elemento en mi mesa de noche– al ver el porcentaje de batería de mi celular.

Suspiro mientras conecto mi celular con el cargador y lo dejo en el piso, me levanto y otro suspiro sale de mi boca.

La casa esta demasiado silenciosa, y si me pongo a analizar, siempre ha estado así, pero con Kylan y Dean no es así, ya han venido a mi casa en varias ocasiones, sin ignorar el miedo que sentía por pensar que algo iba a pasar, pero no fue así, todo fue perfecto. Además , Kylan y Dean me mantienen prácticamente afuera de mi casa siempre.

Me miro al espejo y me quedo ahí segundos, no en sentido de vanidad, sino en sentido de reflexión.

Me acuesto en mi cama con la ropa que tengo y después de varias horas removiendome, encontrando una posición cómoda–ya que ahora mismo ninguna parecía serlo lo suficiente– encuentro el calor, la comodidad y el sueño.

Real (Wattys 2017) Where stories live. Discover now