Capítulo 33

373 34 0
                                    

Mi cuerpo por inercia comienza a retroceder. ¿Qué hace él acá?

—Vamos, linda. No te alejes, no soy tan malo.

Oh sí, sí lo eres. Eres una de las personas más malvadas que conozco.

Quiero decir algo pero las palabras no salen de mi.

—¿No me quieres a mi? Está bien, traje una bonita compañía.

Otro rostro familiar sale del arbusto que había ahí. Eso no mejoró mucho.

—Hugo... —sale de mi boca.

—Así es, Megan. Hugo quería venir conmigo, solo que él me dijo que ya habían tenido un pequeño encuentro. ¡Hermoso! ¿No es así? Mi hermanito con una jefa real. Seríamos Dorothea y yo, tu y Hugo.

La rabia se combina con el miedo que tengo ahora.

—Vete a la puta mierda, Victor.

Victor se ríe con asombro y con malicia.

—Tienes esa boca muy sucia, muñeca.

Desagrado, eso siento justo ahora.

Miro a Hugo y sus facciones están totalmente intactas, como si no tuviera emoción alguna justo ahora.

—Bueno, muñeca, solo quería darte un sustico, y lo más importante, era decirte que la reunión de la que te habló Hugo es dentro de cinco días, yo de ti, muñeca, ya estaría preparándome. Adiós.

Victor se da la vuelta y empieza a caminar, pero Hugo se queda en su lugar.

—¿Tu qué? ¿Ya te vas? —pregunto con indiferencia, pero no responde. Ruedo los ojos y me voy yo también. Ya estoy un poco más calmada.

—Esperate.

Me giro extrañada y lo miro fijamente, pero sin decir nada. Ahora mi cara es la que no muestra un signo de emoción alguna.

—Quiero que me... Perdones.

Lo miro, analizándolo. ¿Perdonar?

—Vamos, Megan. Sabes que puedo leer tus emociones, y sé lo que sientes ahora. Sientes confusión, me quieres perdonar, pero tu rencor y tu estado de ceguera no te deja, o tal vez sea tu orgullo —se queda viéndome unos segundos y sigue —es más que todo tu orgullo. Vamos, Megan, sabes que yo soy bueno.

No lo es, no lo es, no lo es.

Solo me queda repetirme esas palabras en mi cabeza, él no es como Kylan, que puede leer mi mente. Hugo solo puede leer mis sentimientos.

—Vamos, Megan, no lo pienses más. Sé que... He hecho cosas malas, pero tu también.

—Porque me han obligado.

—No, a ti nadie te obliga a hacer nada. Nadie te controla, nadie más que tu te puede controlar.

—Intenta...

—Sí, intenta vivir siendo golpeada por mucha gente. Con eso se defienden todos, incluyéndome, pero no te puedes defender con eso cuando estés conmigo, porque a mi también me han golpeado hasta caer inconsciente solo por no querer golpear a alguien. Me han golpeado por no golpearte a ti, cuando tenias once años, dudo que te acuerdes, pero es la verdad. No lo hice, porque sabía que tu eras distinta.

Sus palabras me conmueven, pero no lo quiero perdonar.

—No, Hugo. Y no estoy aquí para que me estés rogando, no te voy a perdonar y espero que lo aceptes. No quiero que estés aquí, solo dame lo que la estúpida bruja de Dorothea me tenga que dar y ya. Tu para mi solo serás Hugo y yo para ti seré Megan Candle, una chica Real más.

—No, nunca lo serás, porque desde que entraste con tus ocho años y yo tenía once, sentí una conexión contigo, sentí como si te conociera, como si fueras diferente a mucha gente que ha entrado a ese «juego» —hace las comillas con sus dedos —conoces la razón por la cual entran, ¿no?

Asiento en silencio y espero a que siga.

—Pues supe de inmediato que tu ni eras como toda esa gente, sabía que tu entraste en ese lugar, por otra razón, y quiero descubrir cuál es. Te estuve analizando todos estos años pero sigo sin darme cuenta, sigo sin entender por qué has entrado a ese lugar, si puedo decir claramente, que tu no eres como los demás.

Lo miro con dureza y hablo.

—¿Y tu crees que yo sé porqué entré a ese lugar? Trato de recordar, pero no puedo —lágrimas se acumulan en mis ojos y yo me doy una vuelta para tomar un respiro y vuelvo, ya con normalidad —solo quiero recordar.

—Necesito que me perdones, Megan. Los dos podremos descubrir la razón, juntos —se acerca hacia mi abriendo sus brazos, pero yo asiento y me voy —Oh, vamos, no me jodas.

—No te jodo.

—Sí lo haces.

—No.

—Que sí.

Lo miro mal dándome la vuelta y le respondo.

—Ya te perdoné. ¿Qué más quieres?

—Vayamos a comer juntos.

—Que te haya perdonado no significa que ahora vayamos a ser amigos.

Me doy la vuelta de nuevo y me voy a la habitación, todo el argumento lo dije con tono seco y firme.

¿Qué rayos hace Kylan para que no le hable frío?

Cuando menos lo espero, llego a la habitación, y me doy cuenta de que la puerta no estaba cerrada por completo así que entro y veo a Kylan de espaldas en su cama, acostado.

Decido verlo sin pronunciar palabra alguna, aprovechando que no me había escuchado entrar.

Kylan se mueve y me asusto, pero solo se sienta y veo como apoya su mentón en sus manos, para seguido frotarse la cara con frustración.

—¿Por qué reaccionó de esa manera? No le pude leer los sentimientos, fue como si... Estuviera en otro mundo totalmente distinto. ¿Qué fue eso? En el carro tampoco lo pude hacer.

Niego con la cabeza y una sonrisa se escapa de mis labios. Me acerco sigilosamente y le tapo los ojos. Siento como se asusta y seguido entrelaza sus dedos con los míos, para luego bajar mis manos y darse vuelta, y sin darme tiempo de siquiera respirar, une mis labios con sus labios.

Real (Wattys 2017) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant