"HARÉ QUE LO OLVIDES"

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Tal vez no debió hacer lo que hizo, pero últimamente, cuando ya había perdido todo, le valía mierda. ¿Qué más daba si se lastimaban mas? Sabía que nada volvería a ser igual.

Habían pasado y vivido cosas maravillosas juntos; momentos que sólo terminarían siendo guardados en su mente y corazón.

Aún lloraba, no podía evitarlo, los recuerdos lo golpeaban fuertemente y era casi imposible no retener sus lágrimas. Aún lo amaba, y le dolía saber que su castaño había encontrado a alguien más.

Hacía ya bastante tiempo que no sentía algo igual por alguien. La primera vez que se enamoró tan sólo tenía 14 años, y lo habían terminado lastimando de la forma más cruel que haya existido en la tierra.

Sin embargo, no había olvidado lo que era llorar por amor, todas las noches, antes de la llegada de Vic, sus pesadillas eran protagonizadas por aquel chico, de ese entonces de tan sólo 16 años, del cual se había enamorado, y se había atrevido a lastimarlo aún sabiendo que lo amaba. Durante los días, cuando ya había prometido a su madre y a su castaña amiga seguir adelante y no seguir ahogandose con sus penas; sonreía, ocultando el verdadero rostro que tenía bajo esas falsas risas y esos ojos brillosos que mostraban felicidad. Un rostro lleno de sufrimiento, ojos apagados y sonrisas verdaderas olvidadas.

La llegada de Víctor había sido como un hermoso rayo de sol en su vida. La sonrisa verdadera volvió a aparecer en su rostro, sus ojos habían vuelto a brillar con la misma intensidad; de nuevo era feliz.

Pero, como dicen, lo bueno no dura para siempre. O por lo menos no para él. Su pasado había regresado, y con ello, miles de problemas más. Problemas que habían terminado por que lo dejara, lastimara e hiciera llorar. Pero, prefería mil veces eso, a que a su castaño le ocurriera algo por su culpa. Miles de problemas lo rodeaban, y no quería envolver a Víctor en ellos.

-Vic, ¿Me quieres? -preguntó el pelinegro mientras era abrazado por el mayor fuertemente.

Se encontraban en la habitación del castaño, recostados sobre la cama, con la espalda de Vic apoyada sobre la cabecera de la mullida cama, con Kellin entre sus piernas, con la espalda de este apoyada contra su pecho.

El moreno miró a su pelinegro, ofreciendo una cálida y hermosa sonrisa. -Por supuesto que si, Kellin. -respondió, logrando que el menor sonriera maravillado.

-¿Cuánto? ¿Cuánto me quieres? -cuestionó de nuevo, cerrando los ojos, disfrutando la calidez que los brazos de Víctor le brindaban.

-Más de lo que te puedes imaginar. -respondió.

¨Hero¨{Kellic Quentes}Where stories live. Discover now