¨Hero¨{Kellic Quentes}

"SEGUIR CON MI VIDA"

Evan no era aburrido, en lo absoluto, se estaba divirtiendo junto con ese pequeño chico. Pero aún así, no podía dejar de pensar en su dulce niño de ojos azules y cabellos negros. Sabía que estaba mal comparar a Katwell con su adorable Kellin, pero no podía evitar notar como el ojimarron tenía ciertas acciones que lo hacían similar a su ojiazul. Como ese adorable carmesí que aparecía en sus mejillas al apenarse, su forma linda y dulce de hablar, sus muy delicadas acciones, como al caminar o en su forma de expresarse; tal vez era por esas pequeñas cosas que no podía dejar de pensar en él.

-Amm... ¿Vic? -lo llamó el pequeño castaño, consiguiendo su atención. -¿Puedo preguntarte algo? -Vic asintió en respuesta, sin dejar de comer su helado de vainilla.

Caminaban por el parque que quedaba cerca del instituto del mayor. Durante el tiempo que llevaban ahí, el menor le había contado bastantes cosas sobre él. Como que su padre lo había hecho tomar clases de boxeo a la fuerza, siendo que a él no le atraía en nada, lo asustaba ver como dos hombres se golpeaban entre sí. Víctor no había podido evitar reír, pues era demasiado obvio que así era. También le contó como es que lo que verdaderamente le atraía en está vida era el dibujo, en como soñaba con ser uno de los mejores dibujantes y escritores de algo llamado manga. Víctor no sabía lo que era eso, por lo que sólo asentia escuchandolo atentamente.

Katwell era un excelente dibujante, dibujaba desde que tenía memoria, y sus dibujos eran extremadamente increíbles.
-¿Quién era... Quién era el chico qué no dejabas de ver fuera de tu instituto? -preguntó Evan, jugando con sus propios dedos.

El moreno suspiró, el pequeño ojimarron se había dado cuenta de tal cosa, y era exactamente lo que no quería. -Amm... No es nadie. -mintió, porque Kellin si era alguien; alguien verdaderamente importante en su vida.

-Es que, tú no dejabas de verlo, y...

-Evan no quiero hablar de ésto. -interrumpió, evitando ser grosero.

-¿Por qué? -cuestionó de nuevo el pequeño castaño, con su ceño levemente fruncido.

Víctor volvió a suspirar, cerrando sus ojos con un poco de frustración. -Ven. -dijo, tomando a Katwell de una de sus manos llevándolo a una de las bancas que en el parque se encontraban, sentandose ambos en ella. De cierta forma sentía que si no le contaba a Evan lo que quería saber, el pequeño castaño no dejaría de preguntar y eso sería fastidioso. -Escucha, Evan. -comenzó. - Voy a contarte, pero después de ésto no quiero que me vuelvas a preguntar al respecto ¿Entendiste? -Evan asintió, escuchando atentamente. El mayor suspiró una vez más, preparándose para recordar lo que más le dolía en está vida.

-Su nombre es, Kellin Quinn. -comenzó, sintiendo como pronunciar el nombre de aquél hermoso chico, le provocaba cosquillas en la lengua. -Y es... Es mi ex-novio.

El pequeño Evan sintió una punzada justo en su pecho, porque de cierta forma sentía un poco de celos por ese pelinegro de ojos bonitos; él había tenido la oportunidad de estar con ese castaño de sonrisa encantadora.

Pero, sin embargo, igual sintió alivio. Si Vic tuvo un novio, eso significaba que los chicos eran lo suyo y de que de cierta forma; sintió que ahora era su oportunidad.

-¿Qué paso? ¿Por qué terminaron? -preguntó el pequeño ojimarron suavemente, pues había notado como los ojos del mayor de un momento para otro, se habían apagado, dándole la bienvenida a la tristeza.

-Él término conmigo. -respondió con congoja y con la vista fija en sus manos.

-¿Por qué? -volvió a cuestionar.

-Cometí un gran error al ocultarle algo muy importante para él. -un nudo se había formado en su garganta, quitándole el habla. Intentó aclararla, carraspeando un poco y sorbiendo por la nariz. -Ademas, hace poco hablé con él. Le pedí perdón, y él me perdonó. Pero, sin embargo, me dijo que lo nuestro no podría ser, que no podíamos estar juntos, pregunté porqué y él simplemente respondió... Ya no te quiero. -quiso ser fuerte, intentó con todas sus fuerzas no soltar esas lágrimas que sus ojos retenian, pero le fue imposible, de un momento a otro, los sollozos incontrolables salieron de su boca, y las lágrimas a descender por sus mejillas.