capítulo 26: el rosa no es nuestro color

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(TOM)

Trague saliva, considerando seriamente la idea de buscar un baño para vaciar mi estomago y asi poder estar en paz en ese momento. Las manos me sudaban de manera escandalosa, me sentía mareado y a punto de desmayarme, la piel se me erizaba cada vez que Bree soltaba un grito seguido de una palabrota causados por el dolor ingrato e insoportable que debía de estar sintiendo.

Joder, mis nervios y yo no estábamos cómodos ahí, nunca había sufrido un ataque de pánico pero tenia el presentimiento de que tendría uno si seguía estando ahí, tratando de ser testigo de ese momento tan importante en el que naciera mi hija... ¿Aubree me odiaría si salia de esa habitación y esperaba fuera, en la sala de espera?

Una de las enfermeras que ayudaba en el parto, una rubia de ojos azules y uniforme verde claro me miró, alzando ambas cejas y acercándose a mi.

- ¿se siente mal, señor Kaulitz?-cuestionó, en voz baja.

Tomé una bocanada de aire, asintiendo.

- ¿es tan obvio?-cuestione a mi vez, sintiendo nauseas intensas.

La enfermera medio sonrío, soltando un suspiro.

-esta pálido...-ella dudó- quizás debería salir un momento y volver luego-fruncí los labios, mirando a mi esposa, aunque ella no me estaba prestando atención en ese instante- ésto durará algo de tiempo más, si mi experiencia no me falla.

Tragué saliva, asintiendo y girandome sobre mis talones, huyendo como una jodida gallina, sin sentirme capaz de volver.

...

Habia pasado casi una hora desde que saliera del cuarto donde Bree seguía en trabajo de parto y yo me encontraba en la sala de espera, en compañía de mi familia, siendo objeto de burlas y reprimendas por no haber podido presenciar el nacimiento de mi hija. Pase mi mano por mi cabeza, estaba despeinado y debía de tener unas ojeras inmensas.

Escuché como mamá y Bill conversaban en voz baja, Gordon se mantenía en silencio, absorto en sus pensamientos. Mis amigos y las amigas de Bree no tardarían en llegar, todos estaban emocionados y sorprendidos por la noticia.

Mis ojos se abrieron como platos cuando la enfermera rubia que ayudaba en el parto de mi esposa paso a toda velocidad empujando un cunero. Me puse de pie como impulsado por un resorte, debatiéndome entre seguir a la enfermera o regresar al cuarto de Bree y ver como estaba, le concedi un vistazo a mi hermano y él asintió, poniéndose de pie tambien.

-ve con Bree y yo investigaré de tu hija...

Le medio sonreí con agradecimiento, alabando el hecho que no necesitábamos hablarnos para saber que necesitaba el otro.  Comencé a caminar hacia la habitación, sintiéndome extremadamente nervioso, el médico había conseguido ponerme en un nivel alarmante de inquietud que jamás había sentido antes, cuando me hablo sobre las posibles complicaciones con la bebé. Suspiré cuando me detuve frente a la puerta, escuchando voces alteradas desde el interior, ¿que mierdas...?

- ¿¡que clase de servicio dan en este lugar!?-gritó Bree un instante después de que yo abriera la puerta- ¡si algo sale mal con el bebé yo...!-mi esposa no terminó su amenaza cuando sus ojos se encontraron con los míos- Tom... ¿por que te fuiste?

Pase mi lengua por mis secos labios, para fruncir el ceño, mirando al medico y exigiéndole explicaciones con la mirada.

- ¿pasa algo?- exigí, acercandome a la ensangrentada cama donde Bree se encontraba- ¿Aubree?

Mi esposa frunció los labios, con los ojos enajenados de lágrimas, sudorosa y obviamente exhausta.

-ya nació...-susurró, medio sonriéndome y ofreciendome su mano para que la tomara-eres papá.

Le sonreí y me acerqué, tomando su mano y besando su frente, suspirando con alivio ante la noticia.

- ¿la viste?-quise saber, sin dejar de sonreír- ¿esta bien?

Bree negó con la cabeza y su media sonrisa se borro un poco.

- no es niña Tom...-murmuró y yo fruncí el ceño.

¿como que no era niña? ¿que demonios?

- ¿entonces?-la cuestioné, tratando de mantener mi nerviosismo a raya.

-es un niño-respondió mi esposa, sonriendo.

Miré al medico a los ojos, esperando una explicación.

-hubo un error...-comenzó el hombre, obviamente incomodo- por parte del técnico que realizó las ecografías de su esposa-asentí, instandolo a continuar-resulta que su esposa no esperaba a una niña sino un niño...-fruncí el ceño, confundido- le pido una disculpa, señor Kaulitz-apreté la mandíbula, invocando a mi paciencia-el bebé luce sano para el tiempo de gestación en el que se encontraba, estará uno o dos meses en observación para descartar cualquier problema y para que se terminen dedesarrollar sus pulmones-asentí, tragando saliva-puede ir a verlo si así lo desea, pero no puede entrar a la habitación hasta que yo lo autorice, ¿de acuerdo?-volví a asentir- ahora, necesito suturar a su esposa...

Le bese la mano a Bree y me alejé, tratando de no mirar como el hombre se acercaba y examinaba entre las piernas de mi Aubree.

Suspiré, deseoso de ir a ver al pedacito de ser humano que había traído al mundo la mujer que amaba.

...

- ¿no te dejaron entrar?-cuestioné a mi gemelo, quien me miró por encima de su hombro, frunciendo los labios, con expresión preocupada- ¿uh?

Bill soltó una gran bocanada de aire, negando con la cabeza, regresando su atención al cristal que tenia delante, frente al cual me detuve, mirando dentro también. Trague saliva, pero el nudo de preocupación que sentía en mi garganta no se deshizo..

-felicidades hermano, eres papá-murmuró mi gemelo, sonriéndome de una manera amplia y sincera.

-gracias...-susurré, no me sentía capaz de celebrar nada hasta que alguien me dijera que mi hijo estaba completamente bien-no es niña...-anuncie, con la mirada perdida en el interior de la pequeña habitación que estaba frente a mi, detrás de ese cristal- y me siento tan impresionado al respecto que lo nombraré sándwich si alguien no sugiere algo mejor...

A través del cristal se podía ver con claridad un cuarto pequeño, con maquinarias que no tenia una puta idea sobre su utilidad, había una incubadora en el centro y un pequeño bulto que no parecía moverse dentro. Me mordí los labios, para frotarme los ojos de manera ociosa, sintiendo la boca seca, ese era mi bebe... La enfermera rubia estaba dentro del cuarto, con guantes de látex y cubrebocas, acariciaba una manita de mi hijo con cuidado.

Era padre, ¡mierda!  había hecho algo bien despues de todo.

- ¿qué?-cuestionó Bill, sacándome de mis pensamientos- ¿a quien nombraras sándwich?

Lo miré y él también me observaba, con la sombra de la contrariedad y la diversión en el fondo de sus pupilas.

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Chan chan chan... Espero comentarios y estrellitas si les gusto

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Ashes of heavenWhere stories live. Discover now