capítulo 12: sonrisas desagradables

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Bree

¿como alguien podía sonreír de una manera tan irritante? ¡¿Como?! Miré mis uñas pintadas de azul brillante, mientras tomaba una profunda bocanada de aire.

Elisa Sievers tenía mucho tema de conversación con Tom y por más que él hacia intentos de incluirme en su platica me sentía excluida, incómoda y molesta con la visita de esa mujer... alce la mirada y evalúe a la tipa en cuestión, era bastante atractiva para mi pesar, perfectamente peinada, con vestido y zapatos de tacón alto, en contraste absoluto con mi pijama, pantuflas y cabello despeinado. Su estúpida sonrisa nunca abandonaba sus labios, crispandome los nervios y las ganas de golpear a alguien crecía con cada segundo que pasaba. También sentía ganas de llorar al ver que Tom le sonreía y no podía dejar de preguntarme de donde había salido esa maldita estúpida de mierda.

La gata de Gisel apareció, maullando suavemente, la mire y el animal le concedió miradas a la mujer y a Tom. Palmee un sitio a mi lado y la gata brincó al sofá, frotándose contra la mano que le ofrecí.

-Santo Dios Aubree-Mire a la amiga de Tom a regañadientes- ¿tienes un gato?

Comencé a acariciar el suave lomo de la gata, reprimiendo lo que quería decir.

- ¿no es obvio?-cuestione, de manera sarcástica.

La tipa alzó una ceja, para sonreirme de manera hipócrita y regresar su atención a mi novio.

-los gatos no son buenos para las embarazadas-mencionó ella, dirigiéndose exclusivamente a él-podría haber problemas con el bebé.

Aparté a la gata y me puse de pie, iría a nuestra habitación, él no me necesitaba ahí, su amiga no tendría problemas en mantenerlo entretenido.

- ¿a donde vas mi amor?-Tom me miró a los ojos.

Él me conocía perfectamente y debía de darse cuenta de mi estado de ánimo, aunque no parecía interesado en mejorar la situación.

-Estoy cansada, voy a dormir-mencioné, por lo bajo.

Frunci los labios, recibiendo una mirada de la tipa.

-Bree, no te vayas...-susurró él.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, jodidas hormonas de mierda, maldita sensibilidad estúpida de embarazada, me hacia querer llorar en lugar de darme fuerzas para decir lo que me molestaba.

-Estoy cansada Tom-masculle y mi novio tomó un profundo respiro.

-Esta bien amor, descansa-él me medió sonrió-te amo

No le respondí y camine con un exasperante paso velocidad tortuga hacia las escalera.

-Supongo que son las hormonas...-alcance a escuchar la voz de la odiosa tipa antes de lograr bloquear todos los sonidos a mi alrededor.

Tom

Cambie de canal de manera ociosa, nada me llamó la atención, lo único que anhelaba era ir a la habitación y estar con mi chica.

Elisa acababa de marcharse y algo me decía que su visita había enfadado a Aubree, no hacia falta ser demasiado perceptivo para darse cuenta, después de todo ella me había estado coqueteando bastante abiertamente y yo no tenía intención de seguirle el juego, sólo la veía como una amiga y ella terminaría por pillarlo.

-Uh, Tom...-susurró alguien a mis espaldas-me asustaste.

Mire por encima de mi hombro, Chris se encontraba de pie en el hueco de la entrada de la sala de estar, con una sonrisa de disculpa en los labios.

-perdón-me puse de pie dificultosamente del sofá, dejando el control remoto sobre la mesita de centro-parezco un zombie.

La amiga de Bree negó con la cabeza.

- ¿y Aubree?-quiso saber, mientras escaneaba la sala de estar con la mirada- ¿se siente mal?

Negué con la cabeza.

-Dijo que se sentía cansada-aclaré y ella asintió.

Comencé a andar hacia la chica, quien se apartó de la entrada para dejarme espacio, arrugue la Nariz, cada paso era un pequeño suplicio, mis costillas aun no sanaban completamente.

- ¿te ayudo a subir la escalera?-ofreció Christine

-Estoy bien-respondí, subiendo un peldaño a la vez.

-Bien, que descansen.

Llegue a la segunda planta y me tomé mi tiempo para recuperar el aliento, mi pulmón se había recuperado pero aun tenía dificultades para respirar con normalidad, el médico había dicho que podría presentar una fatiga que desaparecería con el paso de los meses.

Abrí la puerta de la habitación que compartía con Bree, la luz estaba apagada, por lo que la encendí, medio sonriendo. Mi novia dormía profundamente, hecha un ovillo en el centro de la cama, abrazando mi almohada, con el cabello desparramado por el edredón.

Suspire, mirándola con cuidado, ella era absolutamente perfecta para mi... incluyendo su pijama de conejitos multicolores.

Quizás era un buen momento para pedirle que se casará conmigo.
  

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