Capítulo 33

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Maratón -> 4/4

***

Camila respiró hondamente antes de girarse para quedar de pie frente al espejo, estaba desnuda y sus ojos viajaron rápidamente a detallar la cicatriz oblicua que cubría la piel donde hasta una semana antes había estado su seno izquierdo.

Con el dedo índice de su mano derecha dibujó la cicatriz que al tacto era rugosa y firme. Las lágrimas no demoraron en inundar sus ojos. Era la primera vez que se atrevía a detallar su reflejo al espejo de aquella manera, llevaba casi siete días evitándolo, pero debido a que mañana tenía consulta con la Dra. Brooke ella misma se había impulsado a enfrentar y apreciar cómo lucía ahora su cuerpo.

Casi sin poder controlar su llanto Camila no lo soportó más y escondió su rostro entre sus manos sintiendo cómo las piernas le temblaban para finalmente sentarse en el borde de la cama de su habitación.

Buscando rápidamente algo con qué cubrir su desnudez se encontró con una camisa ancha de color azul marino que Lauren usaba para dormir ahora que estaba pasando algunas noches en su piso. Sintiendo el agradable algodón de la ropa y el tenue perfume de la ojiverde Camila dejó que las lágrimas escaparan de sus ojos sin limitaciones. Su cuerpo tenía espasmos fuertes y en su mente pedía que todo volviera a como era antes, estaba tan agotada emocionalmente que no tenía la certeza de que lograría al día siguiente llegar a la primera sesión de radioterapia que tenía.

- ¿Por qué a mí? – Susurró amargamente.

Detallándose nuevamente al espejo notó su rostro cansado, pálido y con ojeras marcadas. Incluso su cabello parecía haber perdido brillo... Se cruzó de brazos intentando tapar la zona de su cuerpo que menos deseaba apreciar.

¿Qué había hecho ella para merecer aquello? Nada, por supuesto, sólo la vida le había dado una prueba así al azar, ¿Por qué?, quizás hubieran respuestas, pero ahora mismo no las tenía y tendría que seguir adelante para conseguirlas.

...

- ¡Vamos Mike! Sólo tienes que mirar hacia adelante y pedalear. – Dijo Lauren detallando el rostro de pánico que tenía el pequeño.

- ¡Pero no me quiero caer otra vez!

Detallando la herida que tenía su sobrino en la rodilla derecha Lauren hizo una mueca para luego acariciar los cabellos castaños del pequeño.

- Si te caes sólo lo vuelves a intentar. – Apuntó la cirujana.

Mike frunció el ceño para luego bajar su mirada y comenzar a mover la rueda delantera de la bicicleta.

- Es que me da miedo... - Susurró el castaño.

- Vamos, yo estaré aquí por si te pasa algo.

Lauren sujetó a Mike sobre la bicicleta dirigiéndole una amplia sonrisa que hizo al pequeño estar más tranquilo y comenzar a pedalear con dificultad y lentamente. Luego de algunos metros así la ojiverde soltó una de sus manos haciendo que la bicicleta perdiera equilibrio pero lo suficiente como para que Mike tomara el control.

- ¡Vamos! ¡Sigue tú solo! – Gritó Lauren.

Mike soltó una risa nerviosamente mientras con menos dificultad siguió dirigiendo la bicicleta y pedaleando con fuerza. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro al ver cómo su sobrino lograba pedalear unos metros más para luego parar antes de caer intentando conseguir dar rápidamente la vuelta a la rueda.

- ¡Lo has logrado! – Dijo feliz y alzando los brazos.

- ¡Sí! ¡Lo he logrado! – Chilló el niño.

Mi mejor medicina. (CAMREN)Where stories live. Discover now