Parejas

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Y la cosa es que Gerard lo había estado ignorando los últimos veinte minutos y esa mierda no era justa. Ya no tenía miedo de quedar castrado como un maldito gato sino, temía a que llegara la hora de dormir y que él no haya entendido una mierda de nada.

-Gerard... - susurró por lo bajo, con visibles intenciones de llamar su atención, pero el pelirrojo que había cerrado la puerta con una de sus zapatillas seguía hablando con Toro.

Las manos de Sarah fueron nuevamente a sus mejillas apretando fuerte y examinándolo cautelosamente. - Estoy...

-De la mierda, sí. - terminó por contestar su hermana y de repente algo había cambiado en ella desde la última vez que se habían visto. Frank la observó bien entrecerrando sus ojos e inspeccionándola mientras ella hacía lo mismo con él. Realmente no consiguió nada.. estaba temporalmente en "casa" y ya tendría tiempo para molestarla con preguntas. Era bastante bizarra la situación a ojos ajenos, ya que ambos eran casi una gota de agua pero de diferentes sexos y actitudes. Frank divisó en uno de sus flacos dedos un pequeño anillo plateado -¿Toro te está cuidando? - preguntó señalando el anillo en su dedo anular izquierdo, Sarah bajó su vista rápidamente, su rostro estaba colorado en una tierna expresión de inocencia. Sarah asintió removiéndose en su lugar. - ¿Estás felíz?

Ella alzó su vista hacia su mejilla morada y a su labio cortado y luego hacia los dos más altos que seguían hablando hasta por los codos en la puerta de la cocina. - ¿Y vos?

El rostro de Frank se coloreó fuertemente y ahogó un pequeño insulto comprendiendo que Sarah había respondido con, ciertamente, una pregunta acertada. Ambos eran felices y eso era genial. - Es...

-Sí, Ray me comentó. - habló rápidamente desapareciendo por la cocina, Sarah estaba realmente extrsaña... y Frank estaba por empezar a molestarse cuando Gerard tomó asiento al igual que Ray frente suyo.

-¿Se conocen? - señaló con su dedo a ambos, sentándose erguido en su silla, la pregunta era estúpida porque dos extraños no pueden hablar de esa manera.. a menos que sean jodidas almas gemelas de alguna otra vida.

Gerard sonrió a Ray, y Frank casi pudo sentir su puño sobre la pequeña e inigualable delicada nariz del pelirrojo.

Eran jodidos celos.. el rapado sintió en su estómago el vértigo molerlo a golpes.

-Sí, de la universidad. Soy uno de los jefes de artística- habló Ray viendo a Sarah trayendo algo así como cuarenta tazas blancas llenas de lo que olía a café caliente. Por supuesto que no eran cuarenta tazas pero en su pequeño cuerpo parecían esa cantidad o más. Ray tomó dos, repartiéndolas y Frank tomó una procesando la respuesta del hombre con afro interiorizando que realmente eso tenía sentido, de otra manera era imposible haber conseguido ese trabajo como rata de artista, pero miró a Toro esperando por más respuestas, consiguiendo solo ver cómo el moreno frotaba la diminuta panza de Sarah.

Entrecerró sus ojos de nuevo al ver a Gerard haciéndole un gesto disimulado y bastante extraño sobre algo abultado en su estómago y en serio tenía que hablar com Sarah.

Frank miró a Gerard sonreír tímidamente y entonces cayó en cuenta de algo: -¿Dónde está Jamia? - preguntó, su vista pegada en Sarah.

Frank frunció el seño, recapitulando la última vez que estuvo con ella y realmente sintiendo culpa en su pecho, no la ha visto desde ese entonces.

-Está en su antiguo taller gráfico.. creo que en Manhattan.

Frank rápidamente graficó el mapa en su cabeza y eso no quedaba lejos de ahí. No tenía una putísima idea de cómo llegar pero podría hacer el esfuerzo.  - ¿Y Bob?

El Arte del Modelo Vivo |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora