Confuso I

1.4K 177 171
                                    

Todo había sido un maldito caos, Gerard no había parado de preguntar qué mierda habia pasado desde que lo acompañó hasta el departamento de Ray hasta que se despidieron, pero Frank sentía que le hervía la sangre así que solo le prometió que volvería a su hogar cuando todo se haya calmado un poco. Eran algo así como las cinco de la mañana y toda la noche se la había pasado en el hogar de Gerard y de su hermano cuatro-ojos.

Una vez dentro del departamento apoyó su espalda contra la puerta escondiendo la cara entre sus manos concentrándose en respirar y no matar a nadie. Miró a su alrededor viendo la mesa aún puesta, con las sobras y se extrañó, sabía que Sarah era demasiado obsesiva con esas cosas e intentó no respirar para escuchar mejor los sonidos que venían de la habitación. Alguien se quejaba con brusquedad y frunció el seño, reconociendo a aquél como el único sonido en su departamento. Bien, no estaba en contra de la expresión o cosas así, pero la imagen subida de tono de su hermana menor y Ray le hizo pegar un salto después de un escalofrío. Madre de Dios, qué asco.

Se acercó lento hasta la habitación compartida y al abrir la puerta se llevó una grata sorpresa. Jamia estaba entre las sábanas, su pelo negro estaba jodido y despeinado, y la figura que se marcaba en la tela dejaba entender que ella había llevado ambas manos hacia su intimidad, con las piernas abiertas para mayor acceso. Estaba desnuda. El sexo de Frank dio un tirón. No pensaba en la masturbación femenina como algo malo sino, algo que no era de verse todos los días.

No supo si por instinto o falta de afecto se acercó, desnudándose al tiempo en que ella le miraba con sus pupilas dilatadas, mordiendo su labio sin dejar de tocarse. Frank sonrió, aquello era lo que más amaba de estar con ella, su intrepidez. Una vez su cuerpo estuvo desnudo por completo, cerró la puerta de la habitación con lo que aparentaba ser la llave, para después acercarse a la persona que no era su novia pero era algo más que su amiga. Por sobre las sábanas se posó sobre su cuerpo, entre sus piernas y llevó una de sus manos hacia las de Jamia, por encima de la tela.

-Vamos a tener que hablar. - habló queriendo sacarse la creciente calentura de encima, fallando cuando ella apretó su mano gimiendo. - En serio, eh. - habló sintiendo como el olor a sexo comenzaba a impregnarse en la nariz. Sabía que ambos tenían que hablar y que él debería aclararse varias dudas sobre todo lo que estaba viviendo, pero ahora tenía la cabeza hecha un desastre y tenia de compañía a Jamia.

-Después nene, después.

Ella lo besó con fuerza, tomándolo desde la nuca, haciendo que los brazos tatuados comenzaran a perderse en su cuerpo.

*

-¡Frank abrí la puerta, la puta que te parió!

El grito de su hermana lo despertó haciéndolo caer de boca al suelo, justo con sus manos para no romperse la nariz. El piso estaba helado, puta madre. Mierda, ¿qué no había otra forma de despertar que no fuera a los gritos? Escuchó la pequeña risita de la pelinegra, y apenas se sentó en el suelo para despabilarse, la ropa interior le cayó en la cara y se la sacó rápidamente tirándola a un lado de sus piernas desnudas. Levantó su mirada avellana y la pelinegra le estaba mirando fijamente tapada hasta su cuello con las sábanas. De repente Frank se confundió, porque fue distinto. La noche fue distinta y el despertar también.

-¡Frank Iero! - gritó su hermana desde afuera, y estaba enojada, malditamente enojada. 

-¡Que estoy bien y ya voy, carajo! - rompió su voz explicando vagamente lo que haría y cubrió su intimidad con la ropa interior que Jamia le había tirado, una vez se paró a un lado de la ventana y de la cama, Jamia le seguía mirando de una forma extraña, con el cejo fruncido y su cabello para todos lados sobre la almohada. - ¿Qué pasa?

El Arte del Modelo Vivo |Frerard|Where stories live. Discover now