This is not a funky reggae party.

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GET READY.


Aquél número no había parado de llamarlo, y la situación le estaba estresando. Según Sean y su agudo reconocimiento de voces; la mujer que había estado llamando las últimas dos horas había sido Sarah, la hermana de Frank. No es que él no la conociera sino, que no tenia idea de cómo carajo sonaba su voz por un auricular, porque siempre estaba esa cosa de que las voces son completamente diferentes por un altavoz o lo que sea. Pero toda esa mierda no es comparada con la ansiedad que le come el pecho vorazmente, Frank no había salido de esa jodida casa hacia ya, tres malditas horas.

Lo había seguido apenas y abandonó el hostel, Sean le comentó la situación antes de que saliera caminando del lugar recibiendo el consejo de "cuídate pelirroja". Lo que más le enojó no fue que aquél tipo gordo amigo de Frank le haya dicho pelirroja, lo que realmente le enojaba era que Frank no había confiado en él para ir a juntarse con Cristo sabe quién.

Ahora está sentado en aquél frío blanco con su jodida cara apuntando hacia el pasaje donde Frank había llevado su culo con una seguridad que dejó a Gerard asombrado. Claramente había visto a Frank nervioso y aún más cuando había contestado la llamada que lo guió hasta la casona. Sin embargo, sabía que Frank era un tipo inteligente y rápido para ese tipo de cosas.

Su pierna se mueve rápidamente de arriba hacia abajo, su talón golpeando rítmicamente contra el suelo, y sus uñas son el ansiolítico para sus pequeños dientes manchados por la nicotina.

Gerard mira hacia su derecha y dejando de pensar, se levanta y empieza a caminar hacia donde había ido Frank; decidido hace los primeros pasos y se jura a sí mismo que apenas salgan de ahí, va a cazar a Frank del cuello solamente para golpearlo por haber sido tan imbécil de ir solo hasta ese maldito lugar de New Jersey. De repente, Brooklyn parece el jodido paraíso. Y quizás lo es.

Su mirada miel de pierde en las baldosas sucias de la calle y para cuando se da cuenta, está frente a la casa azul. El portón de madera es alto y la ventana de rejas igual. Pero hay algo que no le termina de cerrar. Entonces, lo ve claramente y muerde sus labios acordándose de esas putas clases de perspectivas y jodida arquitectura. La separación entre la ventana y la casona no da con la pequeña división de terreno. Gerard hace algunas cuentas retorcidas en su cabeza y antes de ponerse a divagar sobre superficies de mierda, mira lo que en realidad es una fachada para probar el abrir la puerta con la punta de una de sus zapatillas blancas.

Lo intenta y fracasa, más no quiere tocar con las manos el sucio picaporte. Prueba con un poco más de fuerza y la puerta se abre dejándole ver un extenso pasillo como el del hotel cerca de alli, el pelirrojo se adentra y cierra despacio la puerta detrás de sí.

Su olfato o intuición le dicen que algo jodido está pasando y lo mismo le dice el puto olor a orina que hay en el pasillo descubierto. En pleno silencio comienza a caminar a lo largo del pasillo, sin dejar de sentir su corazón bombear con fuerza contra su pecho y puede sentir sus manos sudar, pero no piensa dar ni un jodido paso atrás. Frank podría estar pasándola jodidamente mal y no duda que sea así.

Las paredes son grises y el cielo despejado es el único techo que tiene ese pasillo. Llega finalmente a lo que parece una escalera que da hacia la terraza y luego hay una puerta negra a su costado. Despacio, se acerca y apoya su mejilla contra el frío metal para escuchar algo dentro, frunce el seño al reconocer algunas voces. Intenta agudizar su maldito oído y sin pensarlo otra vez, abre la puerta para encontrarse con otro pasillo y finalmente un portón marrón. Sabe que está jugado y jodido por lo que camina hasta allí dándose cuenta que el único olor que hay en el aire, está lleno de hierro. 

El Arte del Modelo Vivo |Frerard|Where stories live. Discover now