Pudor I

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Sarah le había dicho todo aquello que él no quería escuchar, pero bien no quisiera, sus palabras habían pasado a un (casi) segundo plano cuando la mañana del lunes Ray le despertó con un golpe en la cabeza, diciendo que era hora de trabajar. Desde que se levantó, duchó y desayunó estuvo escuchando las risotadas que el rubio le dedicaba. Con un 'ni se te ocurra aparecer ahí' Frank y el mayor comenzaron su rumbo hasta la Universidad de Artes de Brooklyn.

Ray rescató que si había algo entre los dos hermanos que era parecido, aquello era el golpeteo de sus pies contra el suelo cuando estaban nerviosos y sus insultos a la nada. Frank no paraba de moverse de lado a otro, removiéndose en su propio asiento del vagón excusándose de que tenía algo que le pinchaba la espalda. Ray solo le miró con una ceja alzada y una gran sonrisa de labios gruesos.

-Va a estar todo bien, Frank. - Ray alzó sus hombros palmeando su espalda cuando el castaño puso sus codos en las rodillas, escondiendo su rostro entre sus manos tatuadas.

El corazón le latía de puro nervio cuando pensaba en que tenía que mostrarse ante malditos artistas para ser una rata de laboratorio, ¿y porqué? Frank aún entre sus manos dejó de sentir la mano que le acariciaba levemente la espalda, y con voz ahogada preguntó -¿Y cómo se supone que me tengo que exponer? - Si iba a hablar, iba a hablar como se debe porque más allá de toda apariencia o acción, Frank era responsable cuando quería.

-Eso depende de los que estén ahí o simplemente de vos, Frank. - el castaño destapó su rostro rápido irguiéndose sobre sí mismo, con una sonrisa más que ilusionada.

-¿Puedo no mostrar mis bolas hoy? - la pregunta salió natural, tan natural que las miradas de los que estaban a su alrededor le miraron de manera extraña. Y bueno, es que la situación para quien la viera desde afuera era jodidamente extraña, ¿quién preguntaría eso?

Ray miró hacia arriba de donde estaba sentado, una mujer joven, mucho más joven que ellos, les miraba sonrojada pero antes de responder Frank le atacó con otra pregunta haciéndole voltear para ver que aquél hombre con algo de barba parecía entrar en pánico - ¿Estarás en el edificio? - el moreno pudo ver que Frank podría salir huyendo de ahí por lo que asintió preguntando con sus marrones ojos el porqué de aquello. El castaño pareció meditar lo que había dicho y algo pasó por su cabeza porque sus mejillas y parte de su cuello se pusieron rojos, Ray pudo adivinar.

-No te van a hacer nada, por dios Frank. - Ray palmeó su propio rostro intentando contener la carcajada que estaba aflorando desde el interior de su alma, no podía creerlo y tampoco podía creer la mirada apenada que aquél hombre de tatuajes le daba, - Te van a dibujar, son estudiantes... - la voz de Ray pareció calmar los nervios de quien en algún momento había dejado de golpear el piso del vagón con sus converse blancas y algo sucias. - Estudian la anatomía y el dibujo, Frank, no te van a hacer nada. 

El castaño asintió en silencio perdiéndose entre los colores de sus tatuajes que contrastaban con su jean negro y roto en las rodillas. Pasó su vista hacia la remera azul oscuro que llevaba puesta y bufó, su vestimenta preferida por excelencia había sido manchada con sangre de su nariz y no de su cráneo como había creído después de despertarse con un tremendo dolor en la espalda por estar acostado más de dos horas en el piso de la cocina de su hogar.

-Frank, vamos. 

Parpadeó rápido saliendo del trance de la discusión del día anterior y tomando su mochila de entre sus piernas, poniéndosela al hombro tomó con un puño de la remera de Iron Maiden de Ray apretando justo en el logo de la banda, y como la vez anterior no podía ver una mierda de lo que pasaba a su alrededor porque todo New York era más alto que él. 

                                                                                                    *

El Arte del Modelo Vivo |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora