Capítulo 53

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Espero que os guste❤️ contestad a la pregunta q os hago al final por favor.
Me miré al espejo por última vez, no quería ir muy formal ya que tan solo era ir al hospital con mi ¿ex novio? Ni siquiera sabía que éramos. Pero quería ir decente ya que el tenerlo de nuevo cerca de mí me ponía de los nervios.
Salí de casa donde Koke me esperaba sentado en el coche ya que Nora se había negado a acompañarme. Me molestaba su manera de tomar la iniciativa en cualquier aspecto de mi vida, sabía que quería lo mejor para mí pero no por eso tenía que empezar a dar lecciones de cómo debería organizar mi vida.
—¿Estás nerviosa?— preguntó Koke apartando la mano derecha del volante y colocándola sobre mi muslo. Estar con él me tranquilizaba y era lo que más necesitaba ahora mismo.
—Estar nerviosa es poco comparado con lo que estoy yo ahora mismo.
—Tranquila, estoy aquí— contestó apartando la mirada de la carretera y mirándome a los ojos.
—Lo sé, y gracias de verdad—sonrió, retiró la mano de mi muslo y volvió a centrar la atención en la carretera.
Los nervios se apoderaban de mí a cada segundo que pasaba, y mi cuerpo los liberaba en forma de espasmos por lo que Koke me preguntó si tenía frío a lo que yo no supe que contestar y solamente negué con la cabeza, nunca me había sentido así.
Bajé del coche, todavía en marcha lo que casi hace que me caiga y con un temblé incesable en mis gemelos, fui caminando hacia la puerta. Subí un escalón "no puedo", pensé. Subí otro escalón "puedo intentarlo"pensé. Llegué al porche, el timbre se encontraba a tan solo unos centímetros de mi mano. Después de un par de veces intentando dar al botón ya que por el frío y por los nervios, mi mano no paraba de temblar conseguí pulsarlo y que emitiera un sonido que en mis oidos pareció más intenso de lo habitual.
El suelo comenzó a crujir mientras unos suaves pasos atravesaban el recibidor hasta llegar a la puerta.
Llamé de nuevo lo cual, no sé el motivo pero me dio más confianza que enseguida se esfumó en cuanto Antoine abrió la puerta.
—...hola— saludó mientras se pasaba una mano por el pelo y se acariciaba la nuca.
—Hola— cambié el peso a mi otro pie ya que me derrumbaría en cualquier momento. Puede que solo hubieran pasado unos día sin él pero después del numerito que había montado la última vez que lo vi, esto era muy violento.
Me extrañó el verlo vestido en vez de con su pijama de cuadros verdes y naranjas que tanto le gustaba ya que como decía él con su adorable acento francés era muy suavesito.
—¿Qué tal?— preguntó apoyándose en la pared. No me había dado cuenta, pero al parecer parecía que habíamos estado en silencio varios segundos.
—Bien, ¿tú?— las palabras salían con dificultad de mi boca.
—Bien... ahora me voy a... entrenar.
Y me sentí como si me hubieran clavado un puñal en el abdomen cuando la mentira salió de su perfecta pero a la vez imperfecta boca.
—No me mientas— le advertí señalándole con el dedo.
—No te miento— masculló.
—¡Antoine, para joder!— grité. Cogí aire ya que al parecer esta conversación no iba a ser tan fácil como me hubiera gustado, aunque en el fondo sabía perfectamente que sería así. —sé que te tienen que operar, y que estarás bastante meses sin jugar... se te cayó la carta el otro día...— dije con un hilo de voz.
Resopló y se pasó la mano por la frente.
—Lo-lo siento Nerea, no sabía si era el momento adecuado.
—¿Y cuándo esperabas contármelo? ¿Me ibas a llamar después de la operación y me ibas a decir "hola Nerea, me han operado siento contártelo ahora, pero no había encontrado un momento mejor"?— dije alzando las cejas.
—Lo siento— bajó la mirada.
—Vengo con Koke— dije señalando el coche aparcado a unos metros de su casa. —tienes la operación a las 10:00, vamos o llegarás tarde.
Comencé a andar y segundos después, Antoine se colocó a mi lado.
—Gracias Nerea.
No contesté, le dedique una leve sonrisa y abrí la puerta del coche.
Después de un largo e incómodo viaje en el que los únicos que hablaban eran Koke y Antoine ya que yo me dedicaba a tararear las canciones que sonaban en la radio y a mirar el paisaje por la ventanilla, llegamos al frío hospital que tantos malos recuerdos me traía.
Preguntamos en recepción la planta y la sala y dimos varias vueltas al hospital hasta que por fin la encontramos.
—Aquí es— dijo Koke señalando una sala en la que un grupo de personas con batas y mascarillas azules preparaban todos los instrumentos que utilizarían.
Miré el reloj de mi muñeca y un escalofrío recorrió mi cuerpo al ver que tan solo quedaban diez minutos para la hora de la operación.
Un médico de los que se encontraban en la sala salió a recibirnos dándonos un cordial apretón de manos a los tres.
—Hola Antoine— saludó con su ronca voz.
—Hola— contestó levantando la mano. Estaba nervioso ya que no paraba de morderse la comisura del labio. Sin pensar siquiera que estaba haciendo, le cogí la mano y sonreí. Sus manos estaban heladas al igual que las mías.
—Pase por favor, empezaremos en cinco minutos, ustedes tienen que esperar afuera, lo siento— dijo el médico señalándonos a Koke y a mí.
Di un abrazo a Antoine que el correspondió. En esa milésima de segundo pude oler su peculiar olor mentolado lo cual hizo que me tranquilizara aunque solo fuera por un momento.
Solté su mano despacio hasta que desapareció junto al médico tras la puerta.
Holaaa siento si se hace muy largo pero en el siguiente llega el momento de la operación y no queda mucho para el final, necesito saber una cosa, ¿queréis segunda parte de la historia?

"Sin ti no soy nada" TERMINADA [Antoine Griezmann]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang