Capítulo 8

3.6K 129 3
                                    

        <:^^^ANTOINE^^^:>

Nuestras miradas se cruzaron al instante. Sus ojos brillaban al igual que los míos, la emoción de volver a verlo, las ansias de no poder esperar un solo segundo sin verlo eran... inexplicables.

Se puso en pie y me señaló. Acto seguido; Saúl, Koke, Gabi, Correa y Torres comenzaban a mirarnos mientras hablaban alegremente.

—Estoy muy nerviosa— dijo Nora entre dientes mientras seguía sonriendo.

—No te preocupes, estás conmigo—afirmé mirándola de reojo.

Anduvimos a paso ligero evitando chocar con sillas y mesas donde nos esperaban ellos de pie dispuestos a presentarse.

—Hola Nerea, estás... preciosa— dijo mientras me observaba detenidamente de arriba a abajo.

—Gracias— contesté ruborizándome.

Nos miramos durante unos segundos y aparté la mirada al ver que los demás también nos observaban.

—Chicos ellas son Nora y Nerea— dijo mientras nos señalaba a ambas. El mero hecho de que hubiera recordado el nombre de mi amiga me sorprendió, entonces recordé que le había hablado de ella días atrás.—Bueno chicas creo que vosotras ya los conocéis así que no hace falta que os los presente, ¿No?— dijo frotándose las manos nervioso.

—No— contestamos Nora y yo a la vez. Saludamos a los jugadores con dos besos en la mejilla y nos sentamos en la mesa donde un amable camarero nos atendió minutos después.

A pesar de que los jugadores no paraba de preguntar cosas como "¿Y cómo os concisteis?" pude ver cómo Nora y Koke no paraban de lanzarse miradas que lo expresaban todo.
La cena fue muy entretenida y después de una noche mágica, decidimos ir a bailar.

Fuimos a un local que se encontraba a unos minutos andando desde el restaurante. Entramos y haciéndonos hueco entre la multitud de gente comenzamos a bailar como si no hubiera un mañana. Cuando estaba desprevenida Antoine agarró de mi cintura y me acercó hacia él. Nuestros cuerpos se movían pegados al ritmo de la música. Miraba al suelo concentrada en nuestros movimientos. Acarició mi barbilla delicadamente y lo miré. Lentamente nos fuimos acercando hasta que nuestros labios se fundieron en un apasionado beso. Sus dedos agarraron mi cabello mientras nuestros labios se tocaban una y otra vez haciendo que nuestras lenguas juguetearan enérgicamente. Solté un leve gemido que por el volumen de la música apenas se oyó y me separé unos segundos para coger aire notando sus cálidas manos que habían llegado hasta mi cintura. No tardamos en volver a unir nuestros labios pero esta vez fue un beso lento y placentero que nos dejó a ambos sin respiración.

Nos miramos a los ojos y sonreímos. Una voz a mis espaldas interrumpió ese momento.

—Chicos siento interrumpir pero Nerea y yo nos tenemos que ir— dijo Nora tímida al haber aparecido en un momento como este.

—Si... claro—dije yo todavía atontada por lo que había vivido hace unos pocos segundos.

Me despedí de Antoine con un leve beso en los labios y de los demás jugadores que se encontraban a unos metros de nosotros y salimos del local. Fuimos rápido hasta el coche y nos montamos.

—¿Qué tal con Koke?— pregunté en cuanto Nora arrancó.

Había estado esperando este momento toda la noche ya que no habían parado de mirarse desde la cena.

—Digamos que bien— afirmó sin poder no sonreír.

—Lo sabía— dije riendo.

Era obvio que la atracción que había entre ambos era mutua pero para ser sincera quería oírlo salir de su boca.
—Me ha ofrecido quedar algún día, de hecho, tengo su teléfono pero no sé qué hacer— dijo con un tono de inseguridad en su voz.
—¿Por qué?— pregunté algo sorprendida pero a la vez sintiéndome identificada con ella ya que yo había pasado por lo mismo unos días atrás.
—Ya sabes... es futbolista, está siempre rodeado de chicas... es difícil que salga bien— dijo triste.
—Nora, quiero que me escuches muy bien, ¿vale?— dije mientras parábamos en un semáforo.
Me miró con sus ojos vidriosos y comencé a hablar. —Eres preciosa, y Koke te ha elegido a ti, no a otra así que haz lo que te diga el corazón y olvídate de los demás— afirmé dándome cuenta que le acababa de decir lo mismo que mi hermano me dijo a mí cuando estaba en la misma situación que Nora. Volvió a arrancar ya que el semáforo se había puesto en verde y centró su mirada pensativa en el asfalto.
—¿Sabes qué? Tienes razón, le llamaré mañana— afirmó firme sin dudar ni un segundo lo que estaba diciendo. Sonreí al haber podido ayudar a mi amiga. A veces envidiaba a Nora, siempre había confiado en ella misma más de lo que podía confiar en nadie, sin embargo yo siempre había sido bastante desconfiada siempre tenía miedo a no hacer lo correcto; pero bueno, supongo que esa era una de las cosas por las que Nora y yo nos complementamos tan bien.

Aparcó como siempre enfrente de mi casa y esperó a que entrara.

Abrí la puerta cuidadosamente intentando no meter ruido ya que eran las tres de la mañana y no quería despertar a nadie. Al entrar en casa pude ver a mi madre dormida en en uno de los taburetes de la cocina apoyada en la mesa con la copa de champán a su lado. Me acerqué hasta un aramario que había debajo del fregadero y lo abrí. Se había bebido la botella entera de champán.

Le di unos golpecitos en el hombro para que se despertara ya que no podía quedarse toda la noche allí. Sus ojos se fueron abriendo lentamente hasta que después de unos segundos me miró.

—¿Qué pasa?— dijo atontada por los litros de champán que había bebido esa noche.

—Tienes que ir a la cama.

Hice que se bajara del taburete, y coloqué uno de sus brazos sobre mis hombros. Subimos las escaleras y andando de derecha a izquierda continuamente ya que era incapaz de mantener el equilibrio por sí sola, la deje delicadamente en la cama.

—Buenas noches— dije mientras le daba un pequeño beso en la mejilla.

Me quité los tacones en cuanto salí de su habitación ya que creo que mis pies se romperían en cualquier momento y arrastrándolos por el parqué, llegué a mi cuarto. Cerré la puerta ya que los ronquidos de mi madre retumbaban desde su habitación y me tiré a la cama. A pesar de que podría haberme quedado dormida con el vestido puesto, decidí quitármelo ya que no quería estropearlo. Fui al baño a desmaquillarme y lavarme los dientes y antes de irme a la cama, cogí el móvil. Lo encendí y pude ver que había un mensaje de Antoine.

Mensaje de Antoine: Buenas noches pequeña.

Mensaje de Nerea: Buenas noches pequeño.— contesté.

Volví a apagar el móvil y me tiré en la cama. Pensando en todo lo ocurrido esa noche y sonriendo al volver a repetir esos momentos en mi cabeza el cansancio pudo conmigo y me dormí.

Comentad que os parece la historia, votad y seguidme:)

&quot;Sin ti no soy nada&quot; TERMINADA [Antoine Griezmann]Where stories live. Discover now