Capítulo 31

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Entré corriendo a casa y dejando las cajas en el porche, subí corriendo a mi habitación y cerré la puerta de un portazo.
No era solamente ira lo que se consumía en mi pecho. La tristeza de no poder volver a sentir todo lo que solo él podía hacerme sentir y la vulnerabilidad de sentirme sola también estaban ahí. Nunca había necesitado un hombre en mi vida, pero ahora lo entendía todo, no me había enamorado nunca. Cuando el apareció aquel día de septiembre después del partido, cuando toda mi esperanza de conocerlo se había esfumado, como me miraba con sus preciosos ojos azules como el cielo y como apartaba las lágrimas de emoción de mi ojos.
Sabía que no debía pensar tanto en todo ya que hacía que empapase toda la almohada de lagrimas y me hacía sentir peor cada segundo que pasaba; pero era inevitable, había vivido tantos momentos a su lado, habíamos pasado por tantos baches que creo que ya era hora de que yo siguiese mi propia dirección, a pesar de que no podía dejar de pensar en el.
Todos estos meses había dejado mi carrera completamente de lado y tendría que presentarme al examen de septiembre.
Tiré la almohada al suelo, me levanté y mientras mi hermano cargaba con las cajas alrededor de la casa ya que mi madre no paraba de marearlo comencé a hablar.
—Mamá, Mikel— comencé. Sabía que esta no iba a ser una conversación fácil ni mucho menos pero si quería ser feliz y quería tener un buen futuro no tenía otra opción que que hacerlo. Sus ojos me miraban fijamente haciendo esto mucho más complicado de lo que ya era. —No voy a vivir aquí— dije suspirando. Era una decisión que acababa de tomar pero tenía la sensación de que mi vida tenía que ser así.
Mi madre rió irónicamente y siguió a lo suyo sin apenas prestar atención a lo que acababa de decirle.
—Lo digo bien en serio, no voy a estudiar aquí, me vuelvo a Madrid.— Puede que esa ciudad me trajese muchos recuerdos pero ahora mismo lo único que me importaba era la universidad.  Bajé las escaleras, cargué con las cajas que mi hermano llevaba en los brazos y metí todo lo necesario en dos maletas.
—No puedes irte— dijo mi madre tragando saliva al ver que lo decía totalmente en serio y bajaba a duras penas por las escalaras con las dos pesadas maletas.
—Claro que puedo mamá, tengo veinte años.
—No puedes dejarnos así, de repente.
Resoplé ya que mi paciencia se estaba agotando y dejé las maletas delante de la puerta principal para acercarme a mi madre.
—¿Dónde vas a vivir?— preguntó resoplando.
—De momento viviré en un hotel, tengo ahorros desde hace tiempo y mientras tanto buscaré un apartamento donde vivir.
—¿De qué vas a vivir?— preguntó esta vez mi hermano.
—Nora trabaja en una cafetería y la semana pasada me dijo que estaban buscando nuevos empleados, mañana me pasaré a ver si me cogen.
Mi hermano resopló, puso los ojos en blanco y cogió las maletas de mala gana después de susurrar unas palabras que apenas entendí.
—¿Por qué haces esto?— preguntó mientras arrancaba el coche.
—Necesito olvidarme de todo, empezar una vida nueva— dije mirando por la ventanilla.
Ser abogada había sido mi sueño desde que teníaauve uso de razón y lo había dejado de lado por completo porque está demasiado ocupada con Antoine como para poder prestar atención a ambas cosas.
Cuando llegamos a la estación de tren Mikel apenas me dio una abrazo a pesar de que probablemente no me vería en meses.
Minutos después, estaba montada en el tren, al lado de un señor que apestaba a tabaco que comía patatas fritas mientras leía una revista de coches. Giré la cabeza hacia el lado contrario y cerré los ojos ya que sería un viaje muy largo.
Después de varias horas dando vueltas en el asiento, de levantarme para comer algo y de ver varias películas, llegué a la estación de Atocha.
La gente inundaba el lugar, era sábado por la mañana y mucho trenes llegarían a la estación a estas horas.
Cogí mis maletas después de esperar a una señora que había creado un atasco en medio de mi vagón y varios minutos después pude salir y respirar el aire "fresco" -dentro de lo que cabe-.
Al salir de la estación me quedé parada soportando los empujones de la gente mientras observaba mi querida ciudad.
Puede que no supiera qué narices estaba haciendo en estos momentos y que ni siquiera tenía trabajo o un lugar donde dormir y puede que fuese tonta al pensar que la vida sería mejor aquí, en Madrid pero de algo estaba segura y era de que en ese pueblo al que mi madre y mi hermano habían decidido ir, no era mi lugar, no era el sitio donde yo quería pasar gran parte de mi vida. Aquí tenía a todos mis amigos, mi universidad y todo al alcance de la mano y no lo podía dejar pasar.
Así que llegó la hora de decirle adiós a mi antigua vida y decirle hola a la nueva.

"Sin ti no soy nada" TERMINADA [Antoine Griezmann]Where stories live. Discover now