Capítulo 41

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Nerea
No sabía muy bien qué narices acababa de hacer pero ahora lo único que necesitaba era dormir y eso fue lo que intenté hacer en cuanto llegué a mi habitación.
Comencé a quitarme los tacones lo cuales eran nuevos y me habían dejado los pies hinchados y doloridos, me puse una camiseta vieja y me tiré en la cama. Justo antes de que me sumergirse en un profundo sueño, unos golpes en mi puerta retumbaron por toda la habitación.
Gruñí lo más alto que pude para que me oyeran y abrí de mala gana la puerta.
—Que— grité cuando vi a Lisa con su inseparable pero también insoportable novio.
—Un pajarito me ha dicho que tienes a tu amiga viviendo aquí, ¿sabes que te podemos denunciar por eso?— preguntó sonriendo con superioridad mientras su estupido novio no paraba de asentir como si estuviese escuchando la conversación.
—Se ha ido— contesté cerrando la puerta en su narices pero antes de que me diera cuenta, el pie de Lisa se había puesto en medio y no me dejaba cerrarla.
—No he terminado— suspiró. —¿Por qué te gusta tanto llamar la atención?— preguntó haciendo que algunos que se encontraban cerca de la habitación se acercaran para saber que pasaba.
—Intento pasar desapercibida pero gente como tú me lo impide.
Apreté los puños intentando liberar la ira y la tensión que se acumulaba en mi cuerpo.
—¿A sí? ¿Y por qué salís tú y tu novio en la portada de cuatro periódicos?— preguntó sacándolos de detrás de su espalda como por arte de magia.
Dejé de lado lo de yo y "mi novio", se los arrebaté rápidamente y los miré, pensaba que esa noticia había sido cosa de unas horas y que nadie se enteraría.
—Mira, no lo sé, pero por favor déjame en paz quiero dormir.
Y antes de que volviera a colocar el pie en medio, cerré la puerta de un portazo.
Suspiré, cogí unos tapones del cajón de la mesilla de noche y me los coloqué en los oídos intentando no escuchar los gritos y golpes. Después de unos pocos segundos dando vueltas en la cama, comencé a contar ovejas y me dormí.
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A la mañana siguiente el pitido de mi móvil me despertó. Eran las ocho de la mañana, ¿a quién se le ocurría mandar mensajes a eras horas? Y entonces lo recordé, había quedado con Koke para ir a buscar a Nora.
Encendí el móvil y me extrañé al ver que el mensaje era de Antoine y no de Koke.
Antoine: "¿Estás segura de que quieres hablarlo, no?"
Nerea: Lo siento Antoine tendremos que quedar otro día, hoy no puedo, voy a ir con Koke a buscar a Nora.
Me arrepentí al instante cuando le dije adónde iba pero como ya no había vuelta atrás, me fui al baño y me di una ducha rápida.
Al volver a la habitación, mi teléfono no dejaba de emitir ruidos, lo cogí y antes de leer cualquier mensaje, le quité el sonido ya que ese pitido me estaba poniendo de los nervios.
Antoine: ¿Adónde ha ido?
Antoine: ¿Está bien?
Antoine: ¿Qué ha pasado?
Antoine: Todo es mi culpa...
Antoine: Nerea dime algo
Antoine: Nerea por favor...
Antoine: Me estoy enfadando, voy a buscarte y os acompaño.
Me pegué un golpe en la frente y suspiré, no debería haberle dicho nada.
Cogí lo primero que encontré del armario. Unos vaqueros rotos en las rodillas y una camiseta roja con unas zapatillas del mismo color que la camiseta. Me miré en el espejo, asentí satisfecha con el conjunto que había escogido, cogí el móvil y salí a la calle.
Suspiré al ver que ni Koke ni Antoine estaban afuera lo que me daría tiempo para pensar que iba a decir pero de nuevo, el universo se puso en mi contra y el coche de Koke apareció doblando la esquina seguido por el de Antoine.
—¿Qué hace Antoine aquí?— dijo Koke no molesto sino más bien... sorprendido antes de que Antoine se acercase.
—Se me ha escapado.
—Vamos en mi coche, ¿no?— preguntó Antoine bajándose de este.
Miramos el descapotable con dos asientos de Koke y asentimos. Nos montamos en el coche. Al sentir el aroma mentolado un sentimiento de morriña recorrió mi estómago.
Me senté en el asiento de atrás lo cual prefería ya que creía que iba ser un poco incómodo ir todo el viaje al lado de Antoine.
—¿Adónde ha ido?— preguntó Antoine arrancando.
—A Granada— contestamos Koke y yo al unísono.
—¿Que parte?
—En el Barrio del Albayzin.
Estaba muy cansada por todo lo que había pasado las últimas semanas y un viaje de muchas horas era lo que menos me apetecía pero era mi mejor amiga y si hacía falta ir a buscarla a su ciudad natal, lo haría.
—Tranquilos, este viaje se pasara en un abrir y cerrar de ojos— dijo Antoine con ese sentimiento positivo que tanto me gustaba.
—Son 420 km Antoine— murmuró Koke mientras fulminaba a Antoine con una mirada asesina pero antes de que este le pudiera decir algo, cerró los ojos.
Entendía a Koke, casi dejaba escapar al amor de su vida y ahora iba a volver a encontrarla después de haberla echado de casa.
—¿Qué le pasa?— preguntó Antoine cuando Koke se durmió.
—Estará nervioso— contesté tornando los ojos.
—¿Quieres que hablemos ahora?— preguntó pillándome de sorpresa ya que creía que me libraría de esta conversación aunque solamente fuera por un día.
—No... Creo que no es el mejor momento— contesté dándome cuenta que todo este tiempo había estado observándome por el retrovisor.
Asintió y volvió a fijar su mirada en la carretera.
Cerré los ojos pero una melodía muy conocida hizo que los abriera al instante. Antoine, que había vuelto a mirarme por el retrovisor sonrío al ver mi reacción. Era la canción "Unwritten", una de las canciones que Antoine y yo cantábamos cuando íbamos de viaje a la playa.
No me enfadé sino que le devolví la sonrisa y comencé a tararearla a lo que él me acompañó. Tal vez este viaje no sería tan malo al fin y al cabo.

"Sin ti no soy nada" TERMINADA [Antoine Griezmann]Where stories live. Discover now