Capítulo 41: Algo bueno

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Narrador omnisciente

— ¿Puedo sentarme? -preguntó la rubia mirando al joven que se encontraba medio adormilado en la misma silla en la que le había visto sentado desde hacía, casi, más de dos horas.

— Claro -asintió enérgicamente mientras quitaba su chaqueta del asiento que había a su izquierda. La rubia se sentó y el ojiazul esperó a que le dijera algo-. ¿Y bien?

— Lo primero,  va a vivir. 

El joven por fin pudo respirar, desde que le habían dado la noticia y le habían dicho que se fuera al hospital no había podido respirar con tranquilidad; saber que su amada no iba a abandonarle aún hizo que el aire regresara debidamente a sus pulmones. 

— Tu padre está con la policía, le he dicho que me quedaría aquí y que te daría la noticia. 

— Es una gran noticia. 

— Lamentablemente no he terminado -se cruzó de piernas y se hundió de hombros, cosa que no fue indiferente para el joven pues Heather jamás perdía la compostura-. ¿En biología se da anatomía y fisiología?

— Sí, pero de seres marinos. 

— Está bien. Imagínate esto, imagina una columbra vertebral, imagínate las vértebras, unidas por ligamentos. Ahora piensa que una fuerza choca contra esa columna haciendo que los ligamentos se estiren más de lo que deberían y a la hora de volver a unirse no lo hacen de manera alineada. 

— ¿A dónde quieres llegar? Porque estoy usando la imaginación y espero estar equivocado.

— Eres listo, así que no creo que lo estés. Hasta que despierte no sabrán exactamente hasta qué punto tiene efecto el desalineo, pero cabe la posibilidad de que no vuelva a caminar. 

— Joder -se llevó las manos al pelo y tiró con fuerza, esperando que el dolor aliviara aquel sentimiento ahogador que le acababa de invadir. Aquello no podía ser verdad. 

— Escúchame,  escúchame bien. No sé cuándo despertará Katy, pero todos debemos guardar la compostura. Independientemente de cómo nos sentimos ella no debe ver que nos sentimos mal. Mal lo va a pasar ella, no tenemos por qué cargarle nuestra pena. Si se llega a quedar paralítica, Dios no lo quiera, vamos a tener que apoyarla como jamás lo hemos hecho. ¿Entiendes?

 —  Sí, pero espero que no se de el caso, que no haya sido para tanto la lesión y que pueda caminar. 

— Estamos hablando de la columna vertebral, así que mejor nos vamos haciendo a la idea de lo peor que puede pasar.  


(***)

La rubia se dejó caer sobre el sofá sin mucho miramiento. El irlandés rió y le echó por encima la manta que había sobre uno de los sillones. 

— Gracias -le dijo la rubia tapándose hasta la barbilla y llevando sus rodillas hacia su pecho. Su novio se sentó frente a ella, sobre la alfombra granate. 

— ¿Qué tal estás?

— Agotada, todavía no ha acabado el día y ya estoy agotada mentalmente; necesito descansar un rato. 

— Ya sabes que puedes estar aquí el tiempo que quieras. Supongo que estarás más tranquila con el tema de Katy. 

— ¿Y qué pasará si no puede caminar más? ¿Qué pasará entonces? Si no puede volver a montar a caballo no tengo ni idea de lo que podría llegar a pasar, se le hundiría la vida. 

— No pienses en lo peor, no pienses en lo que puede pasar, piensa en lo que va a pasar y es que tu amiga va a vivir y va a despertar. No te agotes pensando en lo que pueda pasar, no puedes nada al respecto, tienes que ser paciente y ver lo que pasa. 

— ¿También tenemos que aplicar eso a nuestra relación? 

— Te han cogido en Oxford, no hay nada de que preocuparse respecto a nuestra relación. 

— ¿Y qué pasa con los siguientes meses hasta que termine el curso? Seguirás siendo mi profesor hasta entonces y yo seguiré siendo tu alumna. 

— Y seguiremos haciendo lo que hemos hecho hasta ahora, ser profesionales y discretos, y disfrutar del tiempo que estamos juntos fuera de las clases. No le des vueltas a esas cosas, lo nuestro no tiene que preocuparte, estoy seguro de que habrá cosas más importantes de las que preocuparse. 

— Seguro que sí, siempre las hay. 


(***)

— ¿Tu madre sigue hablando con la madre de María? -le preguntó Luis a Alicia cuando al fin la encontró en uno de los jardines del hospital. Había estado consolando a Daniel hasta que su padre llegó, tras haber estado hablando con la policía; aún no podía creerse que Katy pudiera quedarse en una silla de ruedas, después de todo por lo que habían pasado esos dos. 

— Sí, no le hace mucha gracia que me quede y que papá y ella se vallan. Pero es la madre de María y es María, saben que son personas responsables. 

— Es cierto, no te preocupes, de verdad, todo saldrá bien. 

— ¿Y qué pasará con nosotros si me quedo?

— Creía que estaba claro -el alto hizo ademán de besarla pero ella giró el rostro-, ¿qué?

— Todavía no sabemos si voy a quedarme aquí, no quiero besarte y luego enterarme de que me tengo que ir, bastante duro me ha resultado no estar contigo hasta ahora. 

— Está bien, esperaré, y cuando tu madre acepte que te quedes, te prometo que haré algo más que besarte -le guiñó un ojo y ella soltó una risotada. 

— No deberíamos de reírnos estando Katy y su familia como están. 

— En situaciones como estas debemos de aferrarnos a aquellas cosas que nos hacen felices; incluso en los peores momentos hay algo bueno que nos hace seguir adelante.   


(***) 

 — Claro que sé quién es Diana -dijo el ojiazul cerrando los puños con fuerza.  

  —Ella está internada pero el copiloto no sobrevivió, debían de ir los dos colocados, creo que me han dicho que de cristal. 

  — ¿Copiloto? ¿Quién?

— Creo que se llamaba Oliver, ¿puede ser su hermano adoptivo?

— ¿Oliver ha muerto?

— Cuando iba a estrellarse dio un volantazo y él se estrelló de lleno contra la pared; era él el que llevaba la droga encima. 

— ¿Creen que ha sido intencionado?

— Creía que no, que había sido mala suerte, pero sabiendo lo que había estado pasando entre Diana y Katy la policía se plantea que haya sido voluntario. Tendrán que esperar a que Diana despierte para hablar con ella, si es que despierta. 

— No puedo creerme lo que me estás diciendo...

— Lo que yo no puedo creerme es que no nos dijerais que una chica estaba amenazando a Katy, ¿cómo se os ocurrió?

— Katy me lo suplicó, ella me lo ocultó durante mucho tiempo.

— Me da igual, cuando lo descubriste tuviste que habérnoslo contado. 

— ¿Insinúas que Katy está así por mi culpa?

— Insinúo que podías haber hecho algo para que no estuviese de esta manera. 

  
(***)

— ¿Mamá?

— Hola Katy, por fin te has despertado.

— ¿Estoy en el hospital?

— Sí, te atropellaron. 

— Me acuerdo. ¿Mi guitarra está bien?

— Sí, es sorprendente pero la guitarra ha sobrevivido; compraste una buena funda. 

— ¿Por qué no me duele nada?

— Porque estás hasta arriba de medicamentos. 

— ¿Y por qué no siento las piernas?  




Te amaré, eternamenteWhere stories live. Discover now