Capítulo 38: Nada

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Narra María

- Esto es insoportable, es como si los de Oxford supiesen lo nuestro y lo estuviesen haciendo a propósito para torturarme y reírse un rato.

- Estoy convencido de que Oxford tendrá mejores cosas que hacer, además, ¿reírse de ti? ¿hay alguien que se atreva a hacerlo?

Dejó las tazas de té sobre la mesa de té y se puso en cuclillas frente a mí, posicionándose entre mis piernas. Comenzó a acariciar mi rodilla con su mano derecha y me sonrió con amabilidad.

- ¿Qué quieres hacer? ¿Qué quieres hacer si al final tengo que ir a Cambridge?

- Lo que quiero es no pensar en ello, porque tal vez no pase y no tengamos que preocuparnos por ello.

- Odio las sorpresas, prefiero anticiparme a ellas, así el golpe es menor. Dime, ¿qué haremos si tenemos que estar juntos ahí?

- Llevamos un par de meses andando a sabiendas de la gente y no nos ha ido mal.

- Pero es medicina, diez años. E imagínate que nos pillasen, te echarían y seguro que a mí o me abrirían expediente o me quitarían las becas o algo por el estilo.

- ¿Cómo sabes que van a concederte becas? -lo miré arqueando una ceja y soltó una risotada-. Perdón, pregunta estúpida. Claro que conseguirás becas, un montón, te saldrá prácticamente gratis.

- No exageres tanto -intenté sonreír pero fue una sonrisa cansada, triste. Estaba cansada de aquello, cansada de no saber qué iba a pasar. Ya me parecía duro tener que pasarme cuatro meses más a escondidas pero ¿diez años? Era una década.

- ¿Tú qué quieres hacer?

- Quiero comprar un mando mágico y darle al botón de pausa. Quiero tener un momento de paz, de calma, quiero respirar, dejar de pensar, planear. Llevo dieciocho años sin un descanso mental, quiero poner la mente en blanco por una vez.

- Pues hagámoslo, pongamos la mente en blanco. ¿Tienes algo que hacer este fin de semana? -negué con la cabeza-. Pues busca una excusa para pasar el fin de semana fuera y vente conmigo, nos iremos a Irlanda, mi hermano se quedó con mi apartamento pero le diré que se vaya unos días con su novia; cogeré ahora mismo los billetes.

- Estás loco. ¿Primero me convences para que hoy haga pellas y ahora pretendes convencerme de que me vaya a otro país a pasar el fin de semana contigo?

- Me dijiste una vez que habías visto Moulin Rouge, pues se bohemia. Verdad, belleza, libertad y amor, es todo lo que necesitamos. Me eres y te soy honesto, tu belleza vale por el de los dos, y mi amor vale por el de todo el mundo. Sólo necesitamos libertad, así que seamos libres, vayámonos.

- Dios mío, estás loco.

- En toda pareja tiene que haber un cuerdo y un loco, y desde luego, tú eres la cuerda. Vamos María, vayámonos, perdamos la cabeza.

(***)

Narra Carlos

- ¿Estás rompiendo conmigo?

Hasta que no lo oí salir de sus labios no me pareció real. Pero sí, lo estaba haciendo, esa era la razón por la que me había saltado las clases y había quedado con él. Tenía que cortar con él.

Era homosexual, y al haberlo descubierto se lo debía a Oliver, aunque suponía que tarde o temprano algún chico me haría darme cuenta de ello. Él había sido y siempre sería mi primer novio, compartí infinidad de primeras veces con él, y a pesar de cómo habían resultado las cosas al final, no me arrepentía de nada.

Te amaré, eternamenteWhere stories live. Discover now