Capítulo 32: Amada Inmortal

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*Hacedme un favor y comenzad a reproducir el vídeo cuando leáis "Mi ángel". *


Narra María

— Oliver, ¿qué ha pasado? -le pregunté mientras caminábamos hacia su salón. 

Oliver vivía en un apartamento bastante grande. Sus padres tenían una posición social y por ello no tenían problema alguno en mantener un hogar como aquel. 

— Carlos me contó que sus padres le habían echado de casa, así que le dije que iríamos los dos juntos a hablar con ellos, y la cosa no salió muy bien.

— ¿Qué quieres decir con eso? -pregunté mientras entraba en la habitación de Oliver, y no me hizo falta ninguna respuesta de su parte-. ¡Joder! ¿Te lo ha hecho tu padre?

— Hola -contestó. No podía dejar de mirar su mandíbula amoratada. 

— ¿Te lo ha hecho él? -volví a preguntar sentándome frente a él; no me extrañaba que Oliver dijese que las cosas habían salido mal. 

— No es más que un maldito homófobo -gruñó Oliver por lo bajo. 

— Cállate -le ordené. 

— ¿Disculpa? ¿Acaso vas a defenderle?

— Claro que no, pero insultándolo no ayudas en nada. En lugar de ponerlo a caldo piensa en algo que se pueda hacer. 

— ¿Crees que se puede hacer algo? -me preguntó mi amigo. 

— Siempre hay algo que se puede hacer. 

— Anda, lista, pues danos alguna idea -dijo Oliver de mala gana. 

— Llama a Nate, dile exactamente lo que ha pasado y pídele que te ayuda.

— Nate ni siquiera sabe lo mío. 

— Pues ya va siendo hora. Conozco a Nate, él te ayudará. Llámale. 

— ¿Y si él reacciona igual? 

— En ese instante seré yo quien hable con él y con tus padres. Ya veremos si se atreven a dejarme un ojo morado. 


(***)

Narra Katy

— ¿Has pensado qué hacer al final con la universidad? -le preguntó Daniel a Raúl. 

— No, aún no -le contestó mi amigo. 

Estábamos en una pizzería, a la espera de que Rose y Alicia viniesen con lo que habíamos pedido para cenar. 

— Literatura, ¿cierto? -preguntó Luis. 

— Sí, creo que al final será literatura. 

— Dime, ¿hoy en día la palabrería también ayuda  a ligar?

— ¿Palabrería? -preguntó mi amigo. 

— La poesía y esas cosas -intentó especificar Luis. 

— ¿Te refieres al arte? -mi mejor amigo se cruzó de brazos. 

 — Acepta un consejo amigo, déjalo o aquí se armará -dijo Daniel divertido.

— Tú no te rías -le dije. 

— No, da lo mismo -dijo Raúl-. Sí, claro que ayuda. Te sorprendería el efecto que puede tener un buen poema con una chica. 

— Seguro -ironizó. 

— A ver, dicen que ya no tienen hawaianas, ¿qué... -comenzó Alicia que se había acercado a nuestra mesa, sin embargo no pudo terminar la pregunta pues Raúl le agarró del brazo y la hizo sentarse en la silla donde antes estaba Rose. 

Te amaré, eternamenteWhere stories live. Discover now