Capítulo 16: Confianza

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— ¡Tengo las mejores noticias del mundo! –les dije a mis amigos en cuanto entré en el aula de matemáticas.

— Si es lo del profesor Brown, llegas tarde, todo el mundo lo sabe –dijo Raúl con indiferencia; ¿y a ese qué le pasaba?

— ¡Eh! Yo no sé nada del profesor Brown, ¿qué pasa con él? –preguntó María.

— Pues...

— ¡Se lo digo yo! –interrumpí a mi amigo y este se encogió de hombros-. Resulta que sí se jubila, y se jubila ya.

— ¿Qué? ¿Cómo que ya? ¿Cuánto es ya exactamente?

— Para enero ya se habrá ido.

— ¿Enero? ¿Me estás vacilando? Estamos en octubre, quedan meses para que llegue enero.

— ¿Prefieres que se vaya en enero o que no se vaya? –le preguntó mi mejor amigo secamente; definitivamente, le pasaba algo.

— Raúl, ¿estás bien? –le pregunté.

— Sí, claro.

— Señorita Holmes, haga el favor de sentarse –oí como decía el profesor Brown que acababa de entrar en clase.

Me senté en mi sitio habitual, y pronto sentí como María se inclinaba hacia delante.

— La espera merecerá la pena. Aguantaré estos meses como sea –susurró.

— Con un poco de suerte el nuevo será, como tu dijiste, majísimo y estará buenísimo.

— ¿Y qué si es guapísimo? Las dos tenéis novio.

— Tanto como novio... –oí murmurar a mi amiga.

— ¿Qué? –le pregunté inmediatamente.

— ¡Basta! –exclamó el profesor mirando hacia nuestra zona.

— Luego te cuento –fue lo último que me dijo mi amiga.

De verdad que todos íbamos a hacer todo lo posible por aguantar aquellos meses. Realmente la espera merecía la pena, y desde luego, el nuevo no podía ser peor que el profesor Brown; era simplemente imposible. Ya tenía ganas de saber cómo sería el nuevo.

(***)

— ¿Estás segura? –le pregunté a María.

— ¿Le ves alguna otra explicación? –dijo tranquilamente mientras le quitaba la tapa a su fiambrera en la que llevaba una ensalada de espinacas y fresa; jamás en la vida había conocido a alguien que comiese tan sano, y encima, porque le gustaba y no para mantenerse en forma o para adelgazar.

— Alguna explicación tiene que haber, es Alicia. Y él Carlos. No puede ser, simplemente no me lo creo.

— Todo encaja. Los fines de semana que él pasa con su primo, ella que se queda en casa estudiando...

— ¿Por qué va a ser eso mentira? Yo sí me creo que se quede en casa estudiando.

— A Alicia jamás le han importando tanto los estudios.

— Es nuestro último curso, es normal que intente aplicarse más. Mira, no me lo creo. Alicia es tu mejor amiga, y Carlos tu novio, tu novio con el que llevas más de dos años saliendo. No me lo creo.

— Pues yo sí, creo que es verdad, y lo mejor es que lo asuma cuanto antes.

— ¿Y por qué dices todo esto con tanta tranquilidad? ¿Por qué parece que no te afecta?

Te amaré, eternamenteWhere stories live. Discover now