Capítulo 16

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—Había perdido la cuenta de cuántas horas llevaba buscando al peli-azul, y recorrer una y otra vez los lugares que el pequeño frecuentaba no era de mucha ayuda que digamos. Karma simplemente suspiró mientras pensaba en las posibles opciones de donde se encontraría Nagisa, sin embargo, sólo un lugar quedaba, y era su mismísimo departamento, aquel era terreno prohibido, si la madre del menor le veía entrar seguramente se metería en problemas, y no deseaba discutir con aquella mujer.

—¿Aún nada?—Isogai hizo aparición frente a él, con la respiración agitada después de recorrer más de diez calles en búsqueda del peli-azul. Karma simplemente negó —Quizás deberías ya sabes—Formó un puño con sus manos, y soltó otro gran suspiro, Nagisa estaba en casa, y lo sabía aun así había algo que le movía a verle, su intuición le decía que algo no andaba bien. Tenía que ver a Nagisa y no le importaba en lo más mínimo donde se encontrará.

Tomó aire y observó a Isogai, quién tan solo se limitó a asentir, luego de aquello el pelirrojo comenzó a alejarse de sus compañeros de filmación a un paso apresurado; poco a poco las calles abarrotadas de gente comenzaban a hacerse más habituales, las luces y los colores alumbraban el centro de la ciudad, la noche había llegado, el tiempo corría y temía bastante por la estabilidad mental del peli-azul, pasado unos cuantos minutos finalmente había llegado hasta la puerta del departamento. Tocó varias veces la puerta, sin embargo no había respuesta alguna por lo que sus sospechas estaban más que confirmadas, la madre de Nagisa no se encontraba en casa.

Comenzó a hurgar tras plantas, macetas y todo adorno que se encontrará por ahí con esperanzas de encontrar una llave, y para su buena suerte así fue, bajo una pequeña alfombra ahí estaba, la tomó y rápidamente giró la perilla de la puerta, entró sin previo aviso al lugar, el departamento era bastante espacioso, dos pisos y un gran balcón; ya estaba dentro, ahora solo faltaba encontrar a Nagisa, comenzó a recorrer parte del primer piso, no había rastro de nadie ahí, subió rápidamente las escaleras y al llegar a la segunda planta revisó todas y cada una de las habitaciones, sin éxito alguno.

Su esperanza había comenzado a desvanecerse y su preocupación solo iba en aumento, había recorrido todos y cada uno de los lugares donde había ido con el peli-azul, además de unos cuantos que había sugerido Kaede, y no había tenido éxito, y sí quizás él...no, simplemente no podía darse el lujo de pensar en aquella posibilidad, porque después de todo hablábamos de Nagisa, quien a pesar de todo era bastante fuerte y aguantaba cualquier cosa que le viniera encima.

Un grillo ahogado lo sacó rápidamente de sus pensamientos, provenía del piso de abajo, más específicamente del balcón, el cual había ignorado olímpicamente, sin pensarlo dos veces salió disparado hacia el lugar, mientras más se acercaba al objetivo más sollozos se escuchaban, para cuando finalmente llegó ahí estaba el peli-azul sentado al borde del barandal empujando lentamente su cuerpo hacía el precipicio, hablábamos de unos catorce pisos, a pesar de tener un gran lago ahí abajo la caída sería más que dolorosa y si llegaba a dar contra alguna roca o quizás algo peor aquello sería una muerte segura.

Karma tomó aire, estaba más que asustado, si incluso él podía asustarse, su cabeza daba vueltas, y su corazón latía desbocado, se acercaba lentamente al pequeño sin hacer ruido alguno, con lágrimas amenazando con salir disparadas de sus ojos en cualquier momento; extendió su mano y suavemente le tomó de un brazo, el peli-azul no tardó en voltear su rostro, lleno de lágrimas y con la respiración entrecortada negó levemente.

— ¿Qué haces aquí?—Cómo pudo el peli-azul movió rápidamente sus manos mientras observaba de arriba a abajo a un tembloroso Karma apunto de un paro cardiaco.

— Te estuvimos buscando toda la tarde, ¿qué estás tratando de hacer? — Movió lentamente sus labios dándole el tiempo suficiente a Nagisa para que los leyera perfectamente; simplemente se apartó su mirada y la fijó al pequeño lago, se encogió de brazos y sonrió.

— Trato de no darle molestias a ninguno — Terminada la frase se limitó a suspirar y débilmente apartó la mano de Karma de su hombro, para finalmente impulsarse hacía el vacío. Cerró sus ojos, mientras sentía el agradable tacto del aire dar contra los pómulos de su rostro, hacía frío, el agua estaría helada, aunque aquello no importaba no es como si fuera a salir de ahí luego de eso, las imágenes pasaban una tras una, desde sus primeros años hasta el día de hoy, sentía las lágrimas aglomerarse en sus ojos, mientras alargaba una sonrisa observando a un Karma desesperado, como pudo susurro un "lo siento" inaudible para sus oídos rogó a todos los dioses que aquello si fuera entendible. Fue entonces cuando eso pasó.

Karma Saltó el barandal agarrándose a él del otro lado para luego tomarle con su mano libre y empujarle de vuelta al departamento, Nagisa incrédulo le observó mientras el pelirrojo se soltaba lentamente de su agarre.

— ¡K-karma! — Había extendido su mano a él sin embargo se encontraba demasiado lejos como para que el pelirrojo la tomará, a lo que simplemente negó.

— Has dicho mi nombre sin ninguna equivocación — Alargó una sonrisa y unas pequeñas lágrimas comenzaron a colarse — Lo has hecho muy bien Nagisa — Dicho aquello la mano del pelirrojo se separó del barandal cayendo así lentamente al agua. Nagisa ahogó un grito lleno de dolor.

Las lágrimas salían disparadas, su pecho dolía de una forma indescriptible, y lo único que podía hacer era llamar al nombre del pelirrojo una y otra vez, sintió como sus rodillas cedían dejándose caer al suelo, se sentía como un idiota, si no hubiera sido por él, Karma estaría aún ahí sonriéndole, hablando con él, abrazándole, haciendo su corazón latir una y otra vez.

Sacó su celular de su bolsillo, aquello era lo único que podía hacer, buscó rápidamente el nombre de Kayano y le escribió tan rápido como pudo un mensaje, tras aquello la peli-verde, Maehara e Isogai no habían tardado en aparecer.

Kayano le abrazó fuertemente, sin embargo aquello no era igual a como lo hacía Karma, a como lo hacía la persona más importante del mundo. Se separó lentamente y observó a la chica a los ojos.

— Fue mi culpa — Agregó con sus manos temblorosas, aún lloroso mientras observaba a reojo a Isogai quién supuso había llamado a la policía, o quizás a una ambulancia. Kaede negó rápidamente — Yo maté a Karma, yo hice que él saltará, que me salvará... — bajó su mirada algo en su corazón se partía rápidamente, el dolor se volvía mucho más profundo — Kayano...la persona que amo se sacrificó por mí... — Lo siguiente que sintió fue una vez más los brazos de la chica enrollarse en él, y las pequeñas lágrimas que caían de la peli-verde dar contra su ropa.

♡♡♡

Capítulo desbordante de fells ;-; , quizás no tan largo como de costumbre pero me parecía innecesario seguir escribiendo. 

En fin, espero no me maten luego de esto xD, ¿Karma estará vivo,muerto?, quien sabe.

Una silenciosa vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora