Capítulo 3

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-El día había llegado, Karma se había preparado por un cierto tiempo para aquello; su última venganza para Nagisa, claro que eso él no lo sabía.

El pelirrojo se hallaba oculto tras una la puerta del salón mientras espiaba sagazmente a Shiota, quien, como de costumbre proseguía con su tarea, eliminar todos y cada uno de los insultos que sus compañeros se había atrevido a colocar sobre el asiento de Karma.

Dio un suspiró mientras tomaba el pomo de la puerta y la abría de golpe. Nagisa le observó fugazmente, para luego bajar su cabeza y tratar de salir corriendo del lugar, sin embargo...fue apresado por el pelirrojo en cuestión de microsegundos; Nagisa se hallaba tumbado en alguna parte del salón con un sonriente Karma sobre él. El peliazul se estremeció, tratando de sacar toda su fuerza para quitarse a Karma de él, sin embargo, era más que obvio que no lo lograría; dio un respingo y se quedó observando los orbes dorados de Karma, Akabane era un mundo desconocido para él, para Karasuma, para Kayano, para su madre, eh incluso para la madre de él mismo, Karma era una incógnita que quería resolver, sin embargo a pesar de todos sus esfuerzos nunca había logrado acercarse a él, y nunca lo lograría.

Sintió el primer golpe, un fuerte dolor se apoderó de él, su desayuno amenazaba con salir disparado de su golpeado estómago, sin embargo tan solo chilló levemente, sin apartar su mirada de la del pelirrojo.

Admiraba a Karma, demasiado para ser verdad; admiraba lo franco que era, la valentía que poseía, e incluso admiraba aquella parte que todos odiaban de él, su narcisismo, quizás aquello era lo había logrado que Nagisa quisiera acercarse a él, no estaba muy seguro, sin embargo había algo que le atraía a Karma por más que saliera herido, por más lágrimas que terminarán saliendo disparadas por su culpa Nagisa deseaba convivir con Karma, era un pequeño gato lleno de curiosidad, y ya saben lo que dicen, la curiosidad mató al gato.

Otro golpe, sintió su mejilla arder, mordió su lengua con rapidez, quizás aquello le ayudaría a soportar el dolor; otro golpe, otro y otro, hasta sentir como su mirada se nublaba, sentía su cuerpo dar vueltas, sin embargo, aun así continuaba observando con recelo aquellos hermosos orbes dorados.

La ayuda no tardó para llegar, algunos de sus compañeros se encontraban ya en el aula observando aterrados la escena, mientras otros se limitaban a correr en búsqueda de Karasuma; en cualquier caso el daño ya estaba hecho.

La llegada del profesor no se hizo esperar, sin embargo ya Nagisa se hallaba semi inconsciente, mientras que Kayano, la única chica que se había dignado en tratar mínimamente bien a Nagisa se las había arreglado para separarlos. Karasuma suspiró, mientras se acercaba con rapidez al moribundo cuerpo de Nagisa, nadie dijo nada, los demás pequeños completamente ajenos se limitaban a observar a reojo a Akabane quién se hallaba apresado por la severa mirada de Karasuma.

Después de ese día Nagisa desapareció de la ciudad; sin dejar rastro alguno, como si de un mísero fantasma se tratase, la huella de Shiota había desaparecido del lugar.

Desde la repentina desaparición la vida de Karma se había vuelto completamente gris, sus padres se habían divorciado, nunca se había molestado por averiguar los detalles, sinceramente no era de su incumbencia. Toda su clase, no más bien, toda la escuela le ignoraba, claro a menos de que se tratase de hacerle crueles burlas, para eso era el gran centro de atención. Al llegar a la secundaria terminó viviendo sólo, cosa la cual no era demasiado diferente dado a que desde que sus padres se habían divorciado, su madre se había ido de casa y su padre, como todo buen hombre de negocios viajaba por todo el mundo.

Desde el momento que salió de la primaria, no más bien desde que Shiota se había esfumado de la paz de la tierra había decidido una cosa; él aprendería lenguaje de señas y encontraría a Nagisa, como a dé lugar se disculparía por todo lo ocurrido y así lograría que su alma estuviera en paz una vez más. El borraría el pasado de Nagisa y convertiría su futuro en una bendición.

-¡Akabane!-Exclamó con exasperación su profesora de inglés Irina Jelavic, preferiblemente llamada Bitch-sensei, aunque quizás solo era llamada así por él, quién sabe. Se removió levemente en la vieja silla de madera para luego fijar su vista en los ojos de su querida bitch-sensei-¡Estoy harta de verte en las nubes!-Volvió a exclamar mientras dejaba la desgastada tiza sobre el escritorio y se dedicaba a lanzarle una severa mirada, Karma sólo suspiró.

-No es como si pudiera volar de todos modos-Aclaró con sarcasmo para volver su mirada hacía su mesa, mientras escuchaba uno que otro murmullo detrás de él; no le importaba en lo más mínimo, desde primaria se había convertido en alguien fuerte, había comenzado a ignorar olímpicamente cada comentario negativo, burlas o maltratos, sinceramente ya no le importaban.

Desde primaria todas las personas que su cerebro consideraba falsas sus rostros eran reemplazados por una gran X, era como si su mente se rechazara a volver a pasar por lo mismo de hace unos años atrás, sinceramente no la culpaba.

Pudo escuchar a Irina suspirar para luego seguir con la clase, los murmullos eventualmente fueron cesando hasta que el salón retomó el silencio absoluto.

Desvió su mirada hacía el gran ventanal del salón, mientras se perdía en el paisaje, ¿cuánto tiempo llevaba buscando a Shiota?,¿diez años, quizás?;aquella cifra parecía una cruel mentira, tan cruel como cuando su madre decidió dejarle solo, o como cuando su padre llegaba por una noche y se iba al día siguiente, cruel, el destino era cruel.

Mordió su labio fuertemente al sentir como una mano se posaba en su hombro, se giró con rapidez para encontrarse con él, Isogai Yuuma el presidente de la clase y estudiante modelo, junto a Gakushuu quien por azares del destino se hallaba en la misma secundaria, quizás no en la misma aula pero sí en la misma secundaria, aunque realmente no se había preocupado por buscarle o simplemente hablarle. Isogai sonrió levemente.

-Karma es bastante interesante, el hecho que no resalte no es su culpa-Riñó contra la clase en general, no sabía muy bien de qué estaban hablando pero no se había atrevido a decir ni una sola palabra-¿Qué te parece si nos hacemos amigos, Karma?-Le observó vacilante mientras trataba con desesperación de hallar algún tipo de respuesta a aquella pregunta, tenía años sin tener un amigo verdadero, hasta el mismo había olvidado el significado de la palabra "amigos". Sólo asintió confuso.

-Isogai siempre ha tenido un gran corazón, pero es de Karma de quién estamos hablando, el más solitario y raro de todo el curso-Murmullos, murmullos, murmullos, negó levemente con su cabeza mientras tomaba sus cosas y salía del aula. Desde que Nagisa había desaparecido su valentía se había esfumado.

♡♡♡

Capítulo corto ;--;,pero bueno en fin, ¡finalmente llegamos al presente de la historia!

Ahora si que comience el salseo y el yaoi,obviamente xD

Una silenciosa vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora