Capítulo 1

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—Nagisa Shiota, aquel nombre le molestaba de una forma inimaginable.

Karma Akabane, no sabía muy bien si era por el hecho de que su madre le había consentido hasta un punto crítico, o si simplemente era un narcisista de nacimiento, quizás ambas habían logrado influir en el muy directamente. Porque para Karma solo había una regla que seguir, él siempre sería el único a destacar, sin importar qué o porqué; pero claro, no todo puede ser como una persona lo desee.

El pequeño y feliz mundo del pelirrojo se había caído a pedazos desde su llegada. Shiota era más bien adorable, un pequeño niño más callado de lo normal, de hecho, la única vez que le había oído hablar era en su primer día de clases, cuando el profesor le había colocado frente al pizarrón para que esté se presentará; el pequeño chico de cabellos azulados dio una pequeña reverencia para luego tartamudear débilmente su nombre y un "será un gusto ser su compañero. Espero llevarme bien con todos".

Al principio el pelirrojo simplemente había pensado que el chico era simplemente tímido y ya está, sin embargo al pasar del tiempo aquel silencio prevalecía hasta el punto en el cual se había hecho simplemente insoportable.

Las miradas habían dejado de fijarse en Karma para hacerlo con Nagisa, los rumores y chismes sobre él se habían comenzado a esparcir por la escuela como si de un resfriado se tratase. Karma lo odiaba.

Desde ese entonces la vida de Karma había cambiado repentinamente, sus compañeros habían comenzado a ignorar sus hazañas y logros, y el maravilloso e inigualable Karma había quedado en el olvido. Por esa razón había decidido vengarse del pequeño peli-azul, sin importar las consecuencias.

Nuestra vida sería mejor si mueras—Alargó con puro odio Akabane, observando y analizando con desbordante superioridad mientras lanzaba sus libros al suelo por segunda vez aquella semana, y eso que apenas era miércoles.

Nagisa tan solo asintió, para luego observar fugazmente a su rival y marcharse rápidamente, sabía que las lágrimas no tardarían en comenzar a correr a través de sus párpados por eso lo mejor era apresurarse. No necesitaba más humillación de la que ya había recibido.

Por lo contrarió Karma se hallaba de lo más sonriente, finalmente había salido ganador.

En aquellas escenas se basaba la relación de aquellos dos,Karma simplemente llegaba y terminaba maltratando a Nagisa de alguna forma, él huía sin decir ni una palabra; en este bucle se hallaban inmersos eternamente, sin salida alguna.

Sin embargo por más que pareciera que el cometido de Karma se estaba cumpliendo, aquello no era más que un pequeño rayo de luz antes de que la verdadera tormenta comenzará.

Sus compañeros inevitablemente se habían comenzado a percatarse de las innumerables faltas de respeto departe de Karma hacía el pequeño e inocente peli-azul, sin embargo, el miedo les ganaba en incontables veces, porque nadie, exactamente nadie quería convertirse en el enemigo del pequeño demonio, ya que aquello sería como cavar tu propia tumba. Sin embargo algo bastante peculiar había sucedido unos meses después de que el tan famoso acoso a Nagisa diera comienzo.

Nagisa se hallaba de lo más tranquilo ojeando sus varios apuntes, esperando pacientemente a que la clase diera finalmente comienzo, pero claro, nada en el pequeño mundo que le rodeaba era tranquilo. El pelirrojo se había dado la tarea (una vez más), de molestarle sin parar; sus pertenecías volaban por doquier, Kayano Kaede, una de las pocas chicas que se había molestado en tratar de entablar una conversación con él, había tomado uno de los brazos del chico deteniéndolo en seco, justo cuando el profesor había llegado, quién tan solo dio un respingo y luego observo a reojo a Karma, quién lanzó un bufido, claramente se hallaba molesto.

—Akabane Karma—Regañó con cierta molestia en su voz. La verdad es que toda la clase estaba más que acostumbrada a escuchar los regaños y reclamos dirigidos hacia el pelirrojo, Karma a pesar de tener entre unos siete u ocho años de edad estaba hecho para meterse en problemas—No sé cuántas veces te he regañado este mes, las quejas no paran de llegar una tras otra—Karasuma era un profesor con bastante paciencia, eso nadie se lo podía negar, sin embargo a la hora de hablar de él, era como si su paciencia se esfumara y se trasladara rápidamente a Akihabara en menos de dos segundos—La Madre de Shiota estará muy contenta de saber quién es el culpable de que Nagisa perdiera todos sus cuadernos de apuntes en menos de dos meses—Declaró exhausto, dirigiendole una sombría mirada al menor, quien de inmediato sintió un frío recorrer su espina dorsal. Cuando Karasuma se molestaba daba miedo, Karma estaba más que seguro de ello, por eso solo se limitó a tomar asiento y tratar desesperadamente de no cometer ningún acto incorrecto, por lo menos por lo que quedaba del día.

Al terminar las clases el día de Karma tan sólo empezaba, ya que como no, todo chiquillo travieso debía jugar algunas bromas para pasar el tiempo y aquel día no era la excepción; por lo normal desperdiciaba su tarde en un gran lago cercano a su hogar, su madre no le regañaba ni le reclamaba exactamente nada, por lo que era libre de comportarse como desease.

Aquel día su gran travesura iba a consistir de tirarse al gran lago desde el puente que unía ciudad a ciudad, por más tonto que pareciera aquel acto era más que heroico para un niño de tan solo ocho años, sin embargo, para la muy, muy, mala buena suerte del pelirrojo se había topado con cierta persona que cambiaría aquel heroico acto en la cosa más divertida y sádica del mundo.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Karma al ver al pequeño Nagisa caminar completamente solo por aquel viejo puente, tomó aire y se relajó, espero un poco y observó detenidamente cada pequeña acción que Shiota realizaba, hasta que llegara el momento adecuado; cuando Nagisa se asomara levemente por alguno de los bordes del puente, ahí es cuando ocurriría toda la magia.

Luego de unos cuantos minutos Nagisa se había asomado levemente, y en un ágil movimiento de Karma se había posicionado detrás de él. Solo sonrió de una forma fría y desbordante de odio.

Lo último que escuchó fue un grito ahogado del peli-azul, después de aquello había huido del lugar tan rápido como sus piernas le habían permitido. En un abrir y cerrar de ojos se halla con su amorosa madre en su tan amado hogar.

Pero claro, siempre, en el destino de Karma había algo que debía fallar, y para aquella ocasión consistía en algo tan simple como un periódico y un Karasuma muy pero muy molesto.

Eran tan sólo las siete de la mañana cuando Karasuma había hecho su aparición en el pequeño salón del primer grado; se dirigió con un humor de perros hasta el gran escritorio de madera el cual se ubicaba justo frente la pizarra llena de extraños garabatos realizado por los niños en algún momento de ocio; dejó de golpe sobre el escritorio el periódico del día de hoy, para luego alzar su vista y fijarla en el desierto asiento de Nagisa el cual había faltado aquel día.

—Creo que todos nos hemos percatado de la ausencia de Nagisa el día de hoy. —Declaró Karasuma, fijado su vista en el pobre Karma el cual había evadido eficazmente la retadora mirada de su profesor, observando a algún punto muerto del salón—Creo que todos nosotros hemos leído las noticias del día de hoy; un niño que fue lanzado al río ayer ha sido la gran primicia nunca antes vista de esta pequeña ciudad, sin embargo lo más increíble no fue el hecho de que se hallara a ese niño casi ahogado en el agua, sino más bien, que esa pequeña criatura ni más ni menos era Nagisa, quien asegura no haber visto a nadie, tanto su madre como yo estamos más que de acuerdo en la culpabilidad de Karma.

Sus músculos se tensaron y de inmediato se puso de pie, con los nervios a flor de punta tan solo se las arregló dirigirle una mirada retadora a su mayor.

—Yo no lo hice. —Declaró de inmediato, por más que tratara desesperadamente esconder su nerviosismo su cuerpo temblante le delataba perfectamente.

—Estás suspendido por tres días Karma. —Declaró con cansancio Karasuma para luego retomar la clase.

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Primer capitulo terminado ;---;/,sigue siendo corto pero ya saben la vida de una adolescente es difícil(?

¡Y muchísimas gracias por los comentarios y votos!, me han hecho la décima tercera esposa de Karma más feliz del mundo(?  

Una silenciosa vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora