Capitulo 36

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Día VI (Viernes en la tarde): Salimos rápidamente de la oscura y polvorienta habitación. Nos dirigimos rápidamente fuera del hotel La Bahía, hacia el autobús de Bryan Rogue que nos esperaba inerte, encima del asfalto de una de las carreteras de la ciudad en la que había crecido. Una ciudad enorme, imposible de recorrer en un solo día. Una ciudad donde la magia y la realidad parecían tomarse de las manos y hacia que cualquier cosa fuera posible.

Rápidamente Cara se dedicó a buscar en su laptop, para ver hacia donde nos llevaría la siguiente pista. Mientras, yo esperaba impaciente en la cama tambaleando mi pie rápidamente como si con eso las cosas fueran a apresurarse. Por suerte Cara no tardo mucho en descubrir hacia donde nos llevaría la pista que Bryan Rogue nos había dejado.

— ¡Es el teleférico! —anunció Cara con alegría—. ¡Es allí donde Bryan Rogue planea encontrarse con nosotros!

— ¿Cómo lo sabes? —preguntó Wilana Lana al instante en que escuchó la noticia.

Todos miramos en silencio a Wilana Lana. Era obvio que era allí, porque ella lo había buscado en Google y seguramente eso la había llevado a descubrir que era allí donde Bryan Rogue planeaba encontrarse con nosotros.

— En la montaña hay un monumento de un águila con las alas abiertas, descansando en la cima de esa montaña que esta al norte de la ciudad. Es obvio Wilana Lana —dijo Cara lanzándole una mirada de reproche a Wilana Lana—. No creo que nos esté esperando recostado en el monumento. Creo que querrá vernos en el teleférico que sale de allí. La pregunta ahora es...

— ¡No lo creo! —interrumpió Wilana Lana con un grito que hizo que sus mejillas se pusieran muy rojas. Tan rojas como el color de su cabello.

— ¿Por qué no? —preguntó Charlotte. Parecía furiosa y muy desconcertada por la actitud de Wilana Lana. Al igual que lo estábamos todos—. Tiene mucha lógica.

La tensión comenzaba a sentirse en el aire. Era obvio que una pelea se avecinaba. Éramos amigos y los amigos siempre discuten entre sí. Todos creen tener la razón y defienden sus ideales a capa y espada.

Wilana Lana intentó desaparecer su ceño fruncido y abrió la boca para hablar:

— No es una pista chicos, es... Es...

— ¿Qué es Wilana Lana? —le pregunté intentando hacer que su respuesta fluyera más rápido. La verdad es que no teníamos tiempo que perder. Si de verdad ella tenía una mejor idea que ir allí y esperar a que Bryan Rogue llegara. Entonces ella debía hacérnosla saber.

Wilana Lana permanecía en silencio. Ella me observaba asombrada. Quizá ella había pensado que yo la apoyaría en esto, pero es que lo más lógico era ir hasta el teleférico y esperar a que Bryan Rogue llegara.

— Es un despiste chicos —respondió Wilana Lana poniendo los ojos en blanco.

— ¡Vamos! —resopló Charlotte enojada—. ¡Escúchate! ¡Suenas ridícula!

Wilana Lana simplemente hizo un ademán con la mano y se marchó al techo del autobús de Bryan Rogue.

El Topo se dedicaba a poner a andar el autobús rumbo a aquella montaña muy lejana. Ubicada al norte de la ciudad.

Cara y Charlotte discutían sobre algo mientras yo me dedicaba a sacar mi teléfono de mi bolsillo. Saqué el teléfono y marqué el número de Matt Parson. Un tono se repitió varias veces haciendo breves pausas y luego la voz de Matt Parson se hizo presente:

— Espero que ya tengas mi dinero maricón —era la voz de alguien que quería. Perdón, alguien que se creía mejor a las demás personas en este mundo. Alguien seguro de sí mismo. Alguien capaz de hacer cualquier cosa por conseguir lo que quería. Alguien muy diferente a mí.

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