Capitulo 34

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Día VI (Viernes en la madrugada): Conducía el autobús de Bryan Rogue rumbo al hotel cuando una nueva llamada interrumpió la gran dedicación que le estaba poniendo al camino de asfalto frente a mí. Mi regla de oro al conducir era no contestar llamadas ni enviar mensajes de textos, así que le pedí a Wilana Lana que lo hiciera por mí. Ella metió su delicada mano en el bolsillo del pantalón. Una débil capa de tela separaba nuestras pieles, pero no pudo evitar que mi piel se erizara al sentir la delicadeza con la que tanteaba dentro de mi bolsillo. Ella deslizó el celular fuera de mi bolsillo. Mi vista periférica me permitió observar como verificaba de quien se trataba.

— Es el Topo.

— Contesta.

Las conversaciones por teléfono se escuchan muy ridículas cuando tú no estás implicado en ellas. Esa madrugada, la conversación entre Wilana Lana y el Topo fue algo como esto:

— ¿Hola?

— ...

— ¿Qué?

— ...

— ¡No puede ser!

— ...

— ¡¿La bestia?!

— ...

— Pero ¿Cómo?

— ...

— Él también.

— ...

— Es lógico.

— ...

— No tengas miedo Topo.

— ...

— Sí. Ahora mismo se lo diré a Ps3.

Y luego colgó la llamada. Yo estaba impaciente esperando que me contara lo que sucedía.

— ¿Qué ocurre?

— La bestia estuvo en el hotel.

— ¿Cuál bestia? ¿Mi novia?

— No. La de Disney —me dijo con sarcasmo—. Obvio que tu novia. Formó un Show en el hotel y la policía tuvo que sacarla a la fuerza. Ella estaba preguntado por ti y había un hombre joven con ella. Estaba furiosa Ps3.

— ¿Cómo me encontró?

— No lo sé, pero al parecer hacerlo es muy sencillo pues alguien más estuvo en el hotel antes.

— ¿Quien?

— Matt Parson. Dejó una corona de rosas en el hotel. La corona tenia tu nombre. No lo has llamado ¿Cierto?

— No desde ayer. Bueno antier.

— Deberías llamarlo ahora mismo.

Detuve unos instantes el autobús de Bryan Rogue y rápidamente Wilana Lana y yo cambiamos de posición. Ella ahora estaba frente al volante y yo era el copiloto. Agarré mi celular y marqué el número que Matt Parson me había dejado para comunicarme con él.

— ¿Hola? —dije cuando contestó la llamada.

— ¡Hola maldito gusano! ¡¿Por qué no me habías llamado?!

— Estaba a punto de hacerlo Matt, pero es que...

— ¿Sabes qué día es hoy?

— Viernes, lo sé...

— Es el sexto día sabandija. Y ¿Sabes qué?

— Dime Matt...

— Aun no tengo mi dinero.

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