Capitulo 15

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Wilana Lana y yo nos quedamos en silencio observando el rostro alegre que Bryan Rogue nos ofrecía. Toda esta historia parecía sacada de un libro muy fantástico, pero lo que acabábamos de escuchar era la verdadera voz de mi abuela, a pesar de los años aun la recordaba y sé que Wilana Lana también lo hacía. Entonces, lo que Bryan Rogue nos estaba contando si era cierto. Si había un tesoro, pero si esto era así y el tesoro era para nosotros ¿Como lo encontraríamos?

— ¡Hay pistas! —nos informó Bryan Rogue—. Pero hasta ahora solo he encontrado una y está en el libro de tu padre.

— ¿Cuál es? —le pregunté.

Bryan Rogue aclaró su garganta para decirnos cual era aquella pista que lo había hecho percatarse del error en la historia inventada de la muerte del abuelo y que lo había obsesionado tanto que le había hecho  creer que tal tesoro era tan real como la vida misma.

— Dice así: "Puedes intentar adivinar el fruto con probar su sabor, pero si de verdad deseas saber su nombre, debes buscar y conocer la raíz del árbol que da el fruto."

Escuche aquellas palabras y simplemente fruncí el ceño pues la confusión se hizo presente en mí. No entendía lo que aquellas palabras querían decir. La verdad es que no tenían el menor sentido.

— Eso no tiene sentido —reproche pues era la verdad—. Si pruebo una maldita manzana, pues es obvio que sabré que es una manzana no tengo que buscar la raíz del árbol y si lo hago estoy cien por ciento seguro de que no me encontraré con un árbol de mangos.

Bryan Rogue me lanzó una mirada punzante.

— ¡Es una pista idiota!

— Creo que si es una pista —intervino Wilana Lana.

— Y si es una pista... Nos llevará a un lugar —la cara de demencia volvió a aparecer dibujada en el rostro de Bryan Rogue.

— ¿A dónde? —pregunté y Bryan Rogue abrió la boca para darme una respuesta.

— Pues... A un lugar que desconozco —Wilana Lana y yo lo fulminamos con nuestras miradas—. Por ahora. Les juro que pronto lo descubriré. Pero no hoy. Hoy debemos seguir disfrutando de lo que nos queda de noche.

— Y ¿Hacia dónde vamos? —preguntó Wilana Lana.

— A tu casa —le dijo Bryan Rogue sin siquiera pensarlo—. ¿Te parece?

Wilana Lana quedo sorprendida ante la propuesta que le hizo Bryan Rogue. ¿Quieres saber cuál fue su respuesta?

En pocos minutos estábamos en el apartamento de Wilana Lana. En su habitación. Por primera vez no tuve que observar su ventana desde mi ventana. Por primera vez supe los secretos que su habitación escondía. Una habitación muy linda. No tan rosa como la imaginaba. Una cama ordenada. Cientos de libros. Una computadora. No había fotos de algún novio (fue en lo primero que fijé mi mirada al entrar). Wilana Lana vivía sola, así que nadie le reclamaría por nuestra presencia. Nos sentamos donde pudimos. Charlotte y Cara en tres pufs que habían en la habitación de Wilana Lana. Wilson y Ámbar en la silla del escritorio de Wilana Lana (muy pegajosos para mi gusto). El Topo en el marco de la ventana abierta (con el grado de alcohol en su cuerpo esto era una idea estúpida y muy peligrosa, pero nadie estuvo en desacuerdo). Y Wilana Lana, Bryan Rogue y yo nos sentamos en la cama de Wilana Lana. Bueno solo nos sentamos Wilana Lana y yo pues Bryan Rogue se quitó los zapatos y se tiró un clavado en la cama que pronto hizo suya cuando tomó uno de los peluches de Wilana Lana y lo abrazó. Todos lo miramos con asombro y el solo dijo:

— Tranquilos muchachos. Están en su casa —con un ademán de su mano.

Rápidamente habíamos olvidado que ya hacían tantos años que no estábamos juntos y nuestra amistad volvió a florecer como cuando éramos niños. Por esa noche fuimos niños nuevamente. Por esa noche mi alma volvió a sentirse llena. Nuevamente Wilana Lana volvió a inventarse uno de esos juegos que siempre la habían caracterizado y a Bryan Rogue se le ocurrían alguna de esas travesuras que llevaban su firma. Y fue así como todo el desastre de la mañana siguiente ocurrió.

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