Secretary • muke

Ventinueve¡!*

Luke esperaba a Michael. Habían pasado un mes separados, en el que Luke había sacado a Calum del hospital para viajar a Sidney. Fue estresante: tener que asegurarse de que Calum tomase todos sus medicamentos a la hora correcta y mantener un ojo abierto en él todo el tiempo, había sido raro no mencionar a sus hermanos que estaría en Sidney y había sido raro estar tanto tiempo lejos de Michael. Pero Luke no era miserable, era feliz. Tenía a Calum y era todo lo que necesitaba. Era casi como un viaje devuelta a su infancia, caminar por Luna Park, ver amaneceres en Bondi Beach e incluso manejar por su antigua escuela viendo a los niños entrar para su primer día de clases. Para Luke, era casi como si hubiera encontrado una conexión más profunda con Calum, algo que habían perdido durante los años en Perth. Volver a Sidney hizo que todo se volviese real: sus vidas habían cambiado y ya no eran adolescentes. Eran adultos y nada podía ser tan simple como lo había sido.

Michael, por otro lado, estaba agradecido de que las cosas no fuesen como antes. Estaba agradecido de poder sentarse en una mesa con sus dos padres, sonriendo mientras él hablaba de Luke, de los trabajos que estaba considerando tomar y de los planes que tenía para él y el rubio. Hablaba sobre sus planes para los siguientes años, sobre la casa que quería construir y los niños que tal vez querría adoptar. Sabía que ambos estaban lejos de tomar esas desiciones, pero sabía que quería compartirlas con Luke en unos años. No necesitaba recordarse que las cosas podían ir mal o que podían suceder cosas inesperadas, sabía que lo haría con Luke. Y más importante, apreciaría cada segundo de ver a su madre mejorarse. Cuando los doctores dijeron que se pondría peor antes de mejorar, Michael pensó que era sólo una mala excusa en vez de decirle que su madre se había ido. Pero su corazón se llenó cuando vio a sus padres en la sala en año nuevo. Eso era lo que él quería para el futuro.

Michael caminó lentamente por el corredor que dirigía a la puerta del apartamento que compartía con Luke. Después de dejar la casa que compartía con Jane, ni Luke ni él pensaron en buscar un lugar para Michael; fue algo sobre lo que no hablaron si quiera. Ambos estaban felices con eso. Tomó la llave de su bolsillo trasero, para poder abrir la puerta, tomar una ducha, recoger la ropa -la cual había dejado en la lavandería mientras Luke estaba fuera- de la lavandería y dirigirse al aeropuerto para recoger al rubio al que había extrañado tanto. Pero se sorprendió cuando sintió dos brazos colgarse de su cuello apenas había puesto un pie en la casa, el olor del perfume de Luke llenó sus fosas nasales y lo hizo dase cuenta de cuánto extrañó a Luke mientras se fue.

"Mikey." Lloró Luke en su hombro, lo que confundió a Michael. "Estás aquí. Pensé- pensé que te habías ido."

"¿Qué?" Exhaló Michael mientras se alejaba, tomando el rostro de Luke entre sus manos mientras secaba la lagrima que corría por la mejilla de Luke. "¿Pensaste que me había ido? ¿Qué pasó?"

"M-Mi vuelo se adelantó y te iba a sorprender, p-pero llegué a casa y tus c-cajones estaban vacíos. P-Pensé que me habías dejado."

"Woah, bebé, relájate." Michael sacudió su cabeza levemente, sonriendo tristemente al rubio que seguía pensando tan poco de sí mismo, incluso cuando Michael puntualizaba siempre que nunca se iría. Luke era inseguro, más inseguro de lo que él mismo quería y Michael estaba aprendiendo a lidiar con ello. Pero estaba ahí, incluso si Luke no lo creía todo el tiempo. "No iré a ningún lado, estoy aquí. Sólo llevé mi ropa a la lavandería mientras estabas fuera. Estás bien, estamos bien. Estoy aquí, no me he ido."

"Y-te tardaste mucho." El rubio sorbió la nariz, pasando la parte interior de su brazo por su nariz mientras sus ojos azules miraban a Michael. Al mirar en los ojos de Michael, podía ver la adoración que extrañaba tanto y todo encajó. Michael no lo dejaría, y Luke se sintió estúpido por si quiera pensar que lo haría. Michael lo adoraba y él adoraba a Michael.