Once*

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Michael casi chocaba su auto tres veces de camino al apartamento de Luke. Estaba desesperado por llegar con el rubio hasta el punto de que sus nudillos se volvían blancos por tomar el volante tan fuertemente. Eran las tres de la mañana, así que la carretera estaba relativamente vacía, pero Michael seguía encontrándose esquivando autos que pasaban cerca de él o corrían a través de una glorieta. Sólo quería llegar a Luke.

Llegar al departamento de Luke se sintió como una ráfaga de aire fresco. Estacionó su auto justo enfrente, olvidándose de cerrarlo con seguro mientras corría dentro. Luke le había dicho por teléfono que estaba en el quinto piso, Michael contaba sobre su respiración mientras pasaba los tramos de las escaleras. No pensó en el elevador en ese punto, todo lo que quería era llegar a Luke y abrazarlo. Era la única cosa en la mente de Michael y nadie le impediría hacerlo. Tocó rápidamente la puerta de Luke.

Cuando Luke finalmente oyó el llamado de la puerta, fue como si respirara por primera vez desde que había entrado en el apartamento. Se había sentado en el sillón con sus ojos clavados en la acolchonada alfombra blanca, su mente iba de una cosa en otra. El pensamiento de Michael al otro lado de la puerta hizo que todos sus pensamientos se volvieran silenciosos. Todo lo que tenía en su mente era Michael y el familiar olor de su loción para afeitar y colonia cara. Se dirigió hasta la puerta y la abrió, sin tomarse su tiempo para darse cuenta de que Michael estaba vestido con unos pantalones deportivos y una vieja camiseta antes de presionar su cuerpo contra el del antes rubio.

A Michael lo tomó por sorpresa el hecho de que Luke lo abrazara, sus manos estrechaban su camisa y su cabeza descansaba en el hombro de Michael. Dio un paso atrás, enredando los brazos alrededor de la cintura de Luke para mantener al rubio junto a él mientras recuperaba el equilibrio. Le tomó un momento para comprender completamente que estaba abrazando a Luke. Pero la felicidad que vino de ese pensamiento se desvaneció rápidamente cuando se dio cuenta de los sollozos que emitía el rubio y las lágrimas que rodaban por sus sonrojadas mejillas.

"Cariño." Suspiró Michael, empujando a Luke levemente con su propio cuerpo para que los dos entrasen en el apartamento tal como estaban antes de que Michael cerrará la puerta con su pie. Ambos se quedaron parados por lo que pareció una eternidad, la mano de Michael jugaba gentilmente con el cabello de Luke mientras éste lloraba en su hombro.

"Me siento inservible." Luke trató de no ahogarse, alejándose un poco de Michael para mirarlo. "Me siento como un inservible pedazo de mierda."

Michael instantáneamente frunció el ceño, girando su cabeza hacia un lado para ver a Luke. Ambos estaban tan enfocados en el momento que ni siquiera se dieron cuenta de cuán cerca estaban sus rostros. "¿Por qué has de pensar eso? Tú no eres inservible y mucho menos un pedazo de mierda."

Luke jadeó, separándose de Michael completamente esta vez. "Necesito un trago."

Los ojos de Michael siguieron a Luke mientras éste se dirigía a la cocina, vestido con nada más que un para de shorts rosas y un jersey. Michael estaba demasiado alterado con lo que Luke acababa de decirle como para prestar atención a las expuestas piernas de su secretario y el pequeño pedazo de su trasero que se alcanzaba a ver bajo los cortos shorts. Frunció el ceño aún más cuando vio a Luke saliendo de la cocina con una con una botella sellada de tequila, se sentó en su sillón de cuero blanco y pidió a Michael que se sentase junto a él.

"¿Qué pasa?" Michael preguntó, sentándose junto a Luke y pasando su brazo por el respaldo del sillón. Luke sacudió su cabeza con un largo suspiro mientras abría la botella de tequila y tomaba un trago sin pensarlo.

"¿Recuerda esa noche en el bar? ¿Donde mi amigo estaba tocando?"

"Sí." Michael asintió cortamente, acercándose más a Luke mientras él seguía tomando de la botella como si de agua se tratase.

Secretary • mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora