Veintiséis*

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Luke le lanzó una mirada a Michael que hizo que el pelinegro parara de caminar. Volteó para mirar al rubio, podía ver el miedo en sus ojos y las bolsas oscuras bajo ellos que indicaban que no había estado durmiendo. Michael también tenía miedo, pero pretendía que no. Sólo uno de ellos podía estar asustado y le daba ese derecho a Luke. Había pasado días estresado por encontrar un vestido para la boda de Naomi, Calum había tenido más y más episodios y el rubio tenía el derecho de sentirse así. Michael no podía quitarle eso.

"¿Realmente quieres hacer esto?" Preguntó Michael suavemente, mirando al rubio con dulces ojos y pasando el pulgar sobre la mejilla de Luke. "Puedo llevarte a casa y olvidar esto."

Luke sacudió su cabeza lentamente, dándole a Michael una sonrisa llena de coraje. "Quiero hacerlo, lo prometo."

"Juro que no me molestaré si te arrepientes, bebé." Habló de nuevo Michael, acercándose un paso más hacia Luke y mirándolo directamente a los ojos. Quería que Luke estuviese cómodo, calmado y relajado. No quería darle más estrés.

"Cariño," Luke sonrió mientras rodaba los ojos juguetón. "Estoy bien, lo prometo. Sólo vamos."

Michael río levemente, besando la frente de Luke antes de entrelazar sus dedos y seguir su camino por el corredor. El sonido de sus zapatos chocando contra el piso hacía eco por el gran corredor, ambos sonreían hacia la gente que pasaba al lado de ellos hasta que llegaron a la puerta con la que Michael ya estaba familiarizado. Tocó rápidamente, oyendo un leve 'pase' desde adentro y abrió la puerta sólo lo suficiente para introducir su cabeza.

"Hey." Murmuró, viendo como los ojos de su madre se iluminaban al verlo.

"¡Cariño!" Trató de exclamar, pero Michael podía ver claramente que cada día se ponía peor y peor. Cada vez que la veía parecía que estaba más delgada y más pálida; se ponía peor y avanzaba rápido. Le dolía, realmente lo hacía, pero siempre se ponía feliz al verla.

"¿Es buen momento?" Preguntó titubeante, mordiendo su labio inferior mientras veía cómo su madre rodaba los ojos.

"Por Dios, Michael." Se quejó. "Estoy sentada en una cama de hospital, el cabello se me cae y hago del baño por un tubo, moriré antes de que sea un buen momento. Sólo ven y habla conmigo." Él sabía que ella bromeaba, pero oírla decir esas palabras sólo lo hacía que la verdad de que su madre moría cayera sobre él. No sabía qué haría el resto de su vida sin sus comentarios sarcásticos y palabras ocurrentes todo el tiempo.

Abrió la puerta completamente, un poco de cabello rubio se alcanzó a ver mientras unos ojos azules miraban de vuelta a Karen. Ella se sorprendió, lo último que esperaba era que Michael llevase a alguien para conocerla. Ella sabía cuánto odiaba que la gente la viera en ese estado, le decía constantemente cuánto quería que la gente la conociera tan reluciente como antes. El hecho de que Michael hubiese llevado a alguien en ese momento solo probaba que él, también, sabía que no le quedaba mucho tiempo. Le asustaba, pero ella sólo sonrió sin darle importancia.

Michael entró al cuarto, indicándole a Luke que cerrara la puerta tras de él mientras sentía que el agarre del rubio se hacía más fuerte alrededor de su mano. Le sonrió a Luke, y él sonrió nerviosamente. Michael caminó hasta la orilla de la cama, dejando unos documentos delante su madre mientras ésta los alcanzaba para abrirlos y después fruncir el ceño.

"¿Qué es esto?" Preguntó curiosa, mirándolo antes de mirar a Luke y volver después a Michael.

"Los papeles firmados del divorcio." Anunció, asintiendo levemente. "Ya no estoy casado con Jane y aquí hay alguien que realmente quiero que conozcas." Se hizo a un lado, permitiendo que Luke se acercase hacia su madre. "Mamá, él es Luke. Luke, mi madre."

Secretary • mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora