Escapar junto a ella.

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Camila había pasado aproximadamente una semana y media cautiva entre esas cuatro paredes blancas, la nostálgica habitación de hospital ya estaba comenzando a sofocarla.

Tenía que salir de ahí lo más rápido posible, no quería seguir en aquella irritante camilla, no quería seguir conectada a un montón de máquinas que, – según su doctor – la estaban ayudando a mejorar.

Camila no podía creer aquello, era algo demasiado absurdo.

Ella sabía perfectamente que aquellas máquinas no la estaban ayudando, sabía también que los analgésicos y los medicamentos no estaban teniendo el efecto que debían producir en ella. Toda la mierda que la estaba invadiendo para "ayudarla" no hacía más que destrozarla aun más.

Solo estaban retrasando lo que evidentemente sucedería.

Camila no era idiota, de hecho... no estaba ni cerca de serlo. Ella estaba consciente de que podría morir en cualquier momento, y por eso debía salir de ese lugar. No quería que su último momento de vida fuese recostada en una estúpida camilla de hospital... no quería que las demás personas pensaran que se había rendido apenas al llegar a medio camino.

En ese momento ella podía moverse, había recuperado el funcionamiento de sus extremidades debido a todo el esfuerzo que le ponía a sus rehabilitaciones.

De vez en cuando, decidía caminar por los pasillos de aquel enorme hospital a mitad de la noche. Al hacerlo, podía escuchar los sollozos y lamentos de todos los internos; ellos también estaban muriendo.

No era la única que decidía hacer aquello, pues la morena había notado la presencia de otros chicos de su edad merodeando los pasillos al igual que ella.

Camila no sabía con exactitud lo que estaba sucediendo con los demás, pero... todos los internos de ese piso tenían muy pocas esperanzas de vida. De hecho, era demasiado normal para ella escuchar que algún interno moría cada mañana. Siempre se iba uno, a veces dos, pero... ella lo comprendía, era entendible el hecho de que ellos hubiesen decidido ponerle fin a sus horrendas batallas, aquellas en las que tenían que combatir a diario.

La chica de piel morena había comenzado a sofocarse, pero... tenía que admitir que le gustaba que la chica de ojos verdes fuera a visitarla cada día que tuviese la oportunidad.

No solían hablar mucho, siempre que Lauren llegaba solía tomar la mano izquierda de Camila entre las suyas. Hablaban acerca de un par de cosas y cuando Lauren se animaba a hacerlo, se acercaba a la menor solo para atrapar los labios de la morena entre los suyos.

Ambas estaban perdidamente enamoradas de la otra, así que... no le veían el lado malo al hecho de besarse de vez en cuando.

– ¿Has estado bien?

La voz de su amigo en silla de ruedas la saco de sus pensamientos.

Asintió levemente mientras se ponía de pie.

Un par de gotas de sudor caían por la frente de Camila. La sesión de aquel día sin duda alguna había sido difícil... pero, si ella quería escapar de aquel irritante lugar, tenía que esforzarse al máximo en las rehabilitaciones.

– Sí, – Mintió – ¿Y tú?

La sonrisa que se formó en los labios de su amigo expresó lo necesario sin siquiera utilizar palabras.

– Harry me llevara a tomar un helado esta tarde, – Sonrió al igual que un niño de cinco años al abrir sus regalos de navidad – de verdad me emociona la idea.

Un par de risitas se escaparon de sus labios.

– Me siento avergonzado por mi inmadurez.

La morena negó rápidamente con la cabeza mientras le sonreía a su amigo.

– Debe ser lindo.

El tono de voz que la morena utilizo fue lo suficientemente débil como para que el ojiazul notará que ella de verdad estaba muriendo.

Camila ya lo había aceptado, sabía que moriría y no parecía tener inconvenientes con eso. Su rostro estaba decaído, sus movimientos eran débiles y su piel en ese momento estaba mucho más pálida de lo normal, pero... los ojos de Camila, ellos no habían muerto todavía.

– ¿Has salido con Lauren alguna vez?

La menor frunció los labios al escuchar aquella pregunta.

– Una vez fuimos a un parque... pero, no sé si a eso se le pueda denominar cita. – Rió – He escuchado que los chicos invitan a las chicas al parque de diversiones, a ver una película y esas cosas...

Louis rió por lo bajo al escuchar las palabras de la morena.

– Sí, pero... – Comenzó a hablar – las relaciones entre chicos y chicas son algo ambiguas, porque... un pequeño suceso puede arruinarlo todo.

Camila se mordió el interior de la mejilla cuando Louis dejo de hablar.

De un momento a otro, ambos chicos notaron como un montón de enfermeras y un par de doctores corrían hacia una habitación en específico. La morena frunció el ceño... sabía perfectamente de quien era aquella habitación; Zayn Malik.

Ninguno de los dos sabía muy bien el problema que atormentaba al chico, pero... sabían perfectamente que era algo serio. Era serio, por supuesto que lo era, pero... también sabían que no debía morir pronto, pues la enfermedad aún no lo había invadido por completo.

El ojiazul gruño.

– Esto es como un campo de batalla, – Habló – las personas sin resolución de ganarle a las enfermedades deberían irse.

La morena tragó pesado al notar como de pronto los doctores abandonaban la habitación del chico con expresiones de alivio invadiendo sus rostros.

– El chico tiene resolución.

Susurro Camila mientras que una sonrisa se asomaba en sus labios.

– Lo último que él quiere, es morir... he escuchado que ha intentado escapar un par de veces

Una voz masculina consiguió que ambos se sobresaltaran.

Fue entonces cuando un chico rubio se ponía de pie justo frente a ellos. Camila no lo conocía lo suficiente, pero sabía de quién se trataba...

Niall Horan, un autobús había pasado por encima de su pierna izquierda... tuvieron que amputársela. En ese momento, él se encontraba en rehabilitación para acostumbrarse a caminar con la prótesis que había reemplazado su extremidad.

Camila sonrió. Quizá Zayn podría entenderla...

Quizá Zayn podría escapar junto a ella.


The girl in the forest. (Camren)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ