Sigiloso.

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Lauren la había besado.

¿Cómo demonio podía sentirse mal en ese momento si Lauren Jauregui la había besado? Había dado su primer beso con la primera chica que le había gustado de verdad... no podía ni siquiera pensar en toda la mierda que le estaba sucediendo en esos días, no podía pensar en todos los problemas que la atormentaban día con día... lo único en lo que podía pensar en ese momento era en Lauren, solo pensaba en ella y en el hecho de que acababan de besarse.

Sí, se habían besado hacía un par de minutos.

En ese momento, ambas chicas caminaban con sus manos entrelazadas sin ningún rumbo aparente. Lauren la había ayudado a levantarse; sus manos no se habían separado desde entonces.

– Está empezando a oscurecer.

La menor se encogió de hombros.

En realidad no le importaba lo tarde que fuera, ella solo quería pasar un poco más de tiempo con la ojiverde.

Lauren no tenía ni idea de dónde se encontraban en ese momento, estaba comenzando a inquietarse... ¿Qué iba a pasar si Camila le decía que tampoco sabía en dónde se encontraban?

– ¿Sabes en dónde estamos?

La chica de piel morena asintió levemente con la cabeza, Lauren soltó un suspiro en señal de alivio.

El sol se había ocultado, ambas chicas seguían caminando, no tenían planeado detenerse pronto... a las dos les gustaba sentir la cercanía de la otra, el hecho de que sus manos estuviesen unidas en ese momento les parecía la cosa más maravillosa del mundo entero; lo era.

La menor sonrió repentinamente en el momento justo en que se pudo escuchar claramente el sonido de la bocina de un tren. Una fuerte brisa de repente las golpeo a ambas, haciendo que el cabello se les alborotara por completo. Ambas sonrieron.

El tren comenzó a dejarlas atrás. Camila no iba a permitir aquello.

– Sígueme.

Acto seguido, la menor soltó la mano de la ojiverde, echándose a correr detrás del tren, con la esperanza de poder alcanzarlo en algún momento.

Lauren abrió los ojos como platos segundos después de que la morena se haya echado a correr, la imitó.

El otoño de mi decimonoveno cumpleaños yo... estaré partiendo contigo.

El tren era rápido, pero... Camila también lo era.

Lauren no sabía quién de las dos estaba más loca, si Camila por correr de repente con el propósito de alcanzar un tren en movimiento... o ella, por estar tan enamorada, cómo para echarse a correr detrás de la morena.

Quién sabe, quizá en esos momentos no se debía escuchar a la cabeza, sino al corazón.

– Vaya... eso sí que es rápido.

Susurro la morena intentando recuperar todo el aire que había perdido en aquella carrera.

En cuanto la ojiverde la alcanzó, no pudo seguir de pie. Se dejo caer cuidadosamente al suelo, no dejaba de jadear. Maldita sea... ella no estaba en las condiciones correctas para hacer ese tipo de cosas.

– Lauren, tienes que levantarte.

La morena utilizó un tono de voz suave.

Dicho eso, la menor tomó con fuerza la mano derecha de la ojiverde, obligándola a ponerse de pie.

– Gracias.

Susurro Lauren con la voz aún entrecortada.

– Sabes, no siempre voy a estar cerca para ayudarte.

The girl in the forest. (Camren)Where stories live. Discover now