Héroe.

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Lauren había tardado mínimo unos treinta y cinco minutos en llegar hasta la casa de Camila.

A decir verdad, las indicaciones que le había dado la chica de hermosas orbes marrones habían sido correctas, de hecho; no era una dirección para nada difícil. La ojiverde pudo haber llegado en menos de la mitad de tiempo, pero... por alguna extraña razón quería pasar un poco más de tiempo con ella, así que hizo lo único que se le ocurrió en ese momento... perderse.

O bueno, al menos fingir que lo había hecho.

– Gracias por traerme, Lauren.

Agradeció la chica de piel morena mientras abría la puerta del jetta de la ojiverde,

Ella asintió levemente sintiendo su corazón romperse.

Quería detenerla. Quería tomarla de la muñeca antes de que saliese de su coche solo para preguntarle si volverían a verse. Quería estar segura de que no sería la última vez que supiera algo de Camila... simplemente, ella no quería olvidar a la castaña... ahora sabía perfectamente que no quería hacerlo.

Pero no lo hizo... de hecho, ni siquiera se atrevió a desearle una buena noche.

Camila, – al notar que no recibiría una respuesta por parte de la ojiverde – se inclino rápidamente en el asiento solo para depositar un tierno y rápido beso en la mejilla de Lauren, saliendo inmediatamente del coche después de hacerlo.

En ese momento, toda la sangre que se almacenaba en el cuerpo de la más alta subió hasta sus mejillas. Sonrió estúpidamente mientras colocaba su mano derecha en la parte en la cual ella había besado.

¿Cómo se llamaba esa sensación? ¿Cómo se llamaba ese sentimiento?

Lauren dejo el coche aparcado por un par de minutos mientras recordaba la tarde que había pasado junto a la chica de piel morena. Sonrió de nuevo al recordar que ahora incluso sabía su nombre.

Soltó un suspiro mientras le daba un último vistazo a la casa de Camila. Era un poco más grande que la de ella, pero tampoco era algo que se pudiese llegar a exagerar... parecía ser una casa común, justo como la de ella.

Acto seguido, Lauren puso en marcha el motor de su automóvil y comenzó a conducir hacia su propia casa esta vez.

No podía explicarlo bien, pero en ese momento se sentía sumamente feliz... ella no recordaba alguna otra ocasión en la que había experimentado una felicidad como aquella. Algo aquella tarde hizo que su corazón se encendiera de nuevo; algo o alguien...

Sonrió.

Desde el primer día en que la había visto sabía perfectamente que sería difícil lograr borrar su imagen de su cabeza. Ella estaba consciente de que una imagen como aquella no se olvidaba de un día para otro, porque... Lauren había entendido perfectamente que aquella escena había conseguido marcarla de alguna manera.

Ella al principio tenía la esperanza de que solo era una cosa del momento, que solo se había sorprendido un poco y que en un par de días el efecto que aquel momento había provocado en ella desaparecería, pero... cuando se dio cuenta su imagen se repetía en las nubes rojizas y tras la cortina oscura de sus parpados. Una y otra vez, y otra vez... y otra vez.

– ¡Hola Lauren!

Saludó animadamente Chris en cuanto la ojiverde cruzó la puerta principal de su hogar.

La mayor le regaló una amable sonrisa mientras caminaba hacia el salón principal y se tumbaba justo al lado de su hermano menor en el cómodo sofá blanco que adornaba aquella parte de la casa.

The girl in the forest. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora