Atardecer.

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Ambas habían pasado aproximadamente treinta minutos balanceándose en aquellos viejos columpios amarillos, ninguna de las dos se había atrevido a hablar, pero... estaban seguras de que el simple hecho de acompañarse mutuamente era más que suficiente.

Camila había notado que el cielo había comenzado a oscurecerse, no sabía bien la hora pero gracias al color anaranjado que ambas tenían sobre sus cabezas estuvo consciente de que estaba a punto de anochecer.

La chica de piel morena dejo de balancearse solo para apreciar cómo el sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas. Sonrió débilmente al presenciar aquello, en definitiva... había sido uno de los atardeceres más hermosos que había visto en su vida.

No sabía muy bien por qué lo era; no era nuevo para ella el ver un atardecer, de hecho... podría decirse que siempre se quedaba en el bosque hasta tarde solo para poder presenciar cómo el sol se ocultaba, provocando que el cielo se tintara de un precioso color anaranjado hasta que le daba paso a la oscuridad.

– Es lindo.

Lauren habló.

A decir verdad, la ojiverde no había presenciado un atardecer desde que era una niña... ella nunca había sido muy fan de los atardeceres; en ese momento suponía que era una amargada desde su nacimiento.

Lauren nunca había sentido mucho interés por ese tipo de cosas, de hecho... cualquiera podría decir que ella jamás se había detenido a apreciar los pequeños detalles por los cuales el corazón de la chica de piel morena se detenía por un par de segundos. Camila era fan de la belleza, ella siempre había sido fan del arte. Pero Lauren... bueno, ella solo se fijaba en las cosas que podrían llegar a beneficiarla en un futuro no muy lejano.

Quién sabe, quizá si ambas hubiesen visto el atardecer estando solas no les hubiera parecido tan hermoso y cautivante como el que presenciaron aquella vez...

Ellas lo sabían, muy en el fondo lo sabían, solo que... ambas intentaron ignorarlo lo más que pudieron.

La razón por la cual aquel atardecer les había parecido la cosa más hermosa que hayan visto en su vida era porque estaban juntas... les había parecido perfecto solo porque ambas estaban conscientes de que alguien estaba a su lado justo en ese momento. Aquel atardecer les había parecido algo único solo porque sabían que ninguna de las dos iba a olvidar jamás esa escena...

En cuanto el sol termino de ocultarse, Lauren decidió girarse un poco sólo para notar que un par de lágrimas se resbalaban por las mejillas de la morena. Ella frunció el ceño en señal de confusión, ¿Había sucedido algo malo?

Quiso preguntar, en verdad quería hacerlo, pero...

Como el primer día; ella jamás pregunto el motivo de esas lágrimas.

– ¿Estás bien?

Fue lo único que se atrevió a decir.

Camila asintió levemente con la cabeza; mintió.

Ella no estaba bien, de hecho... jamás estaba bien. Ella tenía que soportar el peso de todos los problemas que se le presentaban a diario, pero... maldita sea; las demás personas también tenían suficientes problemas como para que ella llegase a agobiarlos con los suyos.

Después de un par de segundos, la chica de piel morena decidió limpiar las lágrimas que recorrían sus mejillas con el dorso de su mano derecha mientras que una risita nerviosa se escapaba de sus labios.

Lauren sonrió débilmente al presenciar aquello.

Ella era como una montaña rusa de emociones. Llora. Se ríe. Lograba manipularla como quisiera. Solo con estar ahí, hacía que el mundo que la ojiverde veía en colores borrosos se hiciera colorido. Era resplandeciente... y muy fuerte.

A decir verdad, si en ese momento Lauren estuviera consciente de todos los problemas y adversidades que conseguían agobiarla día con día, ella la hubiera abrazado... ella la hubiera mantenido en sus brazos hasta que dejara de sollozar. Ella la hubiera consolado, le hubiera prometido que todo estaría bien y que se quedaría con ella todo el tiempo que necesitara.

Desgraciadamente, ella no lo sabía.

– Se está haciendo tarde, – Notificó la ojiverde – ¿Tienes manera de regresar a tu casa?

Camila sonrió débilmente mientras negaba levemente con la cabeza.

En realidad, Lauren esperaba con ansias que respondiera que no... quería tener la oportunidad de ir a dejarla hasta su hogar, pero... le asustaba un poco el hecho de que ella llegase a reaccionar mal por el hecho de ofrecerse a llevarla.

– Puedo llevarte, – Comenzó a hablar – claro, si quieres... no te estoy obligando, se que quizá no te sientas cómoda al subir al auto de una persona extraña, pero... no te voy a asesinar y tampoco soy una depravada sexu...

La ojiverde estaba comenzando a alardear, así que Camila decidió interrumpirla repentinamente.

– Por favor, Lauren...

Dijo en un susurro.

La más alta asintió levemente.

Le agradeció al cielo mientras le regalaba una amable sonrisa a la chica de piel morena. Ella le devolvió aquel gesto.

Fue entonces cuando lo entendió.

Si antes no era capaz de sacar a aquella chica de su cabeza, las posibilidades de lograrlo en ese momento eran mínimas; ahora estaba consciente de que no iba a poder dejar de pensar en ella ni siquiera un par de minutos.

Acto seguido, ambas se pusieron de pie y comenzaron a alejarse de aquellos viejos y oxidados columpios amarillos que terminarían convirtiéndose en algo sumamente importante para ambas. La chica de piel morena se apresuro a sostener de nuevo su melódica y siguió caminando a espaldas de Lauren.

Ambas caminaron por un par de minutos hasta que por fin lograron salir de aquel enorme bosque, el cielo había comenzado a oscurecerse así que las dos chicas se apresuraron para llegar al lugar en el que la ojiverde había aparcado su coche.

Lauren se detuvo en seco en cuanto llegaron al jetta a5 de color azul metálico. En ese momento, ella no podía dejar de pensar...

¿Qué pasaría después de aquello?

Ella simplemente dejaría a la chica de hermosas orbes marrones en su hogar, pero... ¿Qué sucedería después? Posiblemente no volverían a verse... quién sabe, quizá ese día Camila se iba para no volver. A decir verdad, el simple hecho de pensar en algo como eso hacía que el corazón de Lauren se partiera en mil pedazos, ella ni siquiera entendía el por qué.

En cuanto Camila notó que la ojiverde se había paralizado, caminó rápidamente hacia ella para tomar su mano delicadamente, obligándola así para que pudiera mirarla directamente a los ojos.

Ambas estuvieron inmóviles por un par de segundos debido al contacto que sentían a la corriente que sentían al tener sus manos unidas.

– ¿Estás bien?

Lauren era la única que seguía inmóvil, el tiempo se detuvo. El tiempo se había detenido para ella.

En cuanto la ojiverde asintió levemente con la cabeza, la chica de piel morena hizo que sus manos se separaran... Lauren lo notó inmediatamente.

De nuevo quería huir.

Sabía que ella estaba confundida, la chica que se había encontrado en el bosque estaba igual de pérdida que ella.

Lauren le sonrió débilmente mientras abría las puertas del coche, ambas entraron inmediatamente.

La ojiverde estaba confundida.

Quería escucharla otra vez, pero a la vez no quería. Quería... verla otra vez, pero a la vez no lo hacía. ¿Cómo se llamaba esa sensación? ¿Cómo se llamaba ese sentimiento?

Eso era algo que ella tampoco sabía.


The girl in the forest. (Camren)Where stories live. Discover now