3• ¿Héroe o asesino?

Comenzar desde el principio
                                    

Mi madre me sorprendió con su acción repentina. Cogió la toalla que colgaba de su barra, y la tiró sobre el espejo. Después me miró, y señalándome con el dedo índice, dijo:

—Amy, hay cosas más importantes en la vida, que tu aspecto en el espejo. Repite estas palabras constantemente y por favor, deja de ser una niña mimada. Yo no te he criado así.

Y mi madre desapareció por el umbral de la puerta, dejándome más confusa de lo que alguna vez había estado.

Después, simplemente desapareció.

Mi ducha fue larga y reflexiva, pero no lo suficiente. Tras cinco minutos bajo el chorro de agua caliente, decidí que ya era hora de salir, para no volver a llegar tarde al instituto. Cuando bajé a desayunar mi padre se encontraba en la barra americana de la cocina, leyendo un periódico de forma apacible.

—¿Que lees?

Me asomo por el lado derecho de la mesa, intentando ver lo que pone, y seguidamente el cierra el periódico de manera brusca.

—Nada importante.

Cuando el periódico está colocado de nuevo sobre la mesa, leo el titular y la sangre se me congela momentáneamente.

—No puede ser —me repito a mí misma sin ser consciente de que lo he dicho en voz alta, y más alto de lo que debería.

Papá, quién se estaba yendo de la cocina, mira de nuevo en mi dirección, y abriendo mucho agarra el periódico vilmente, y se lo lleva bajo el brazo. Parece enfadado; está enfadado, y una parte de mí se pregunta porqué paga su enfado conmigo.

—¿Por qué me tratas así?

No contesta mi pregunta, y abandona la cocina, con la misma inmadurez por la que siempre ha sido conocido. Tiro el desayuno a la basura, y me pongo depié, antes incluso, de que Thalia toque el timbre. Abro la puerta, y ella me mira con las cejas alzadas.

—Esto es raro. —Son las primeras palabras que articula mi amiga nada más verme—. Parece que no tienes fiebre —dice tocándome la cabeza— ¿La varicela tal vez? —Me observa de arriba a abajo, y después niega con la cabeza—. No; descartado. No tienes pupas.

¿Pero esta chica es imbécil o es que acaso se cayó de la cuna al nacer?

-Pues claro que no estoy enferma, ¿por qué iba a estarlo?

—¡Te has levantado temprano! Deberían darte una medalla de honor o algo así; es decir, es como si yo me pusiese una camiseta fosforescente, ¿no te parecería raro? Ya sabes cómo conjuntan con todo. Deberían estar prohibidas.

Pongo los ojos en blanco, y cierro la puerta tras de mí; a veces Thalia me pone de los nervios cuando se trata del tema ropa. Yo siempre voy con lo primero que pillo. Ni siquiera me molesto en ver, si va manchado o no.

—Entonces, dime; ¿alguna razón especial por la que hayas decidido madrugar hoy?

No he dormido nada, tengo toda la cara demacrada, y para colmo me ha venido el periodo más fuerte que nunca. ¿Acaso te parece poco el motivo?

—No, ninguna.

Estábamos en la puerta de casa; todavía no habíamos comenzado a caminar, cuando Thalia comenzó a reírse mientras miraba fijamente la pantalla del móvil. No quería preguntarle porque seguramente sería Dalan, pero como buena amiga, lo hice.

—¿De qué te ríes? —pregunto intentando asomarme al móvil, para leer el mensaje; pero al parecer, mi acción resulta innecesaria, ya que ella sola se encarga de ponérmelo frente las narices.

[8/11 8:17] Dalan: hoy vas a clase?
[8/11 8:17] Thalia: sí, por?
[8/11 8:18] Dalan: tengo ganas de verte
[8/11 8:23] Thalia: 😄😄😄

Cuando termino de leer la conversación arqueo ambas cejas, y la miró incrédula.

—¿Solo lo conoces desde ayer, y ya sois inseparables? Aquí algo me huele mal.

Es decir, Thalia no es fea, ni mucho menos. Estoy segura de que varios hombres se pelearían por ella; pero lo que me parece extraño son las formas. Es decir, ¡se conocen de solo un día! y él no es precisamente el hombre con la mejor fama del mundo. Esto no es un puto libro cliché en el que los protagonistas del instituto se conocen, se enamoran, y en la fiesta de fin de año, son los reyes del instituto. Esto es serio; es ver la alegría de tu mejor amiga, andar por el borde de un precipicio hasta que finalmente tropieza y se cae por él. No quiero animarla después, diciéndole que era un estúpido, y que hay más tíos en el mundo; no quiero verla todos los días con los ojos hinchados de tanto llorar; no quiero que me diga que se arrepiente de haberle contado todos sus secretos. En general, no quiero ningún otro tío que le joda la vida, más de lo que está.

—Thalia, lo conoces desde hace un día; ¿no te parece extraño?

Al terminar la frase suelto una risa nerviosa que aparenta relajar el mal ambiente que yo sola me había creado, y ella sin embargo, como respuesta me pega un pequeño empujón de forma amistosa con el que finalmente, se desata una cadena de problemas que va en aumento.

Tropiezo con mis propios pies, consiguiendo caer hacia atrás, y finalmente me agarro a lo primero que veo, para no darme de bruces contra el suelo. Cuando me levanto algo aturdida por el golpe, y con ayuda de la mano de Thalia quién por cierto me repite una y otra vez las palabras «Perdón», y «No quería hacerlo»; observo el objeto que me ha salvado de la caída, y al instante entro en pánico.

En la mirada de Thalia cabe el mismo horror que en la mía.

No, por favor. Necesito que esto sea una pesadilla de mal gusto.

—Te dije que hablaras con él del tiempo o de cualquier cosa. ¡Yo no te dije nada de romperle el coche!

Miro a Thalia con una mirada que podría llegar a matarla, y después opto por sujetarla de la mano, y llevarla lejos de la “obra de arte”. Con suerte Ethan no sabrá quién ha sido, y nosotros seguiremos haciendo lo que mejor se nos da: ignorarnos.

Tercer capítulo.
[Editado y corregido]

Instagram: Misspssychoo

Dark SecretsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora