28. Polvo eres

874 112 21
                                    

La ciudad fue revisada en totalidad; soldados del ejército drago fueron encontrados, escondidos en los rincones menos esperados e inmediato fueron dados de baja. Los sobrevivientes que pertenecían al Cuartel Murder, acomodaron algunas viviendas para atender a los heridos y que algunos descansaran luego de la batalla que duró casi doce horas. Se acomodaron en la plazoleta central de la ciudad que fue usada como cepo para prisioneros, transformándose luego en una trinchera de batalla para los pocos dragos que quedaron y que al final perecieron cuando André mató a Artemius, su general al mando.

En una casa muy vigilada por soldados tanto del ejército licántropo como del cuartel, el príncipe Drek acomodó en una de las habitaciones a la inconsciente Intérprete quien no dejó de acaparar las miradas, en su mayoría de los hombres lobo que al olfatearla se contenían de no atacarla por tratarse de ella. El príncipe era uno que se sumaba a esa lista; aunque se le hizo insoportable esa dulce fragancia, se mantuvo a raya, más preocupado por su condición que por hacerle más daño del que sufrió.

También Alexander lo estaba; cuando Drek la dejó en aquel hogar custodiado los siguió, no se apartó de su protegida ni un segundo ni la perdió de vista. El que no despertara era alarmante, tenía que estarlo para el dialogo que entablarían con Renart luego del incidente en el que Vincent se fue solo a descabezar a quien dirigía el reino que osó perturbar la paz en Borsgav. Debían que acordar lo que harían, sin André la toma de decisiones pudiera que desatara algo peor que lo sucedido en Voreskay.

Ambos guardianes apreciaban a su protegida dormitar con tranquilidad en aquella cama ubicada al pie de una ventana donde la luz se opacó, dando paso a la noche. El príncipe quedó con una rodilla pegada en el suelo, no se atrevió a pararse de allí cuando la depositó en ese lecho. Deseaba tomar su mano, pidiendo a quien fuera que estuviera en el cielo que la despertara de ese sueño.

Alex se mantuvo en el umbral de la puerta, callado, aguardando el momento en el que abriera los ojos, pero los minutos pasaban y no sucedía. Quería aunque fuera que reaccionara para irse sabiendo que todo estaría bien mientras luchaba por la causa que ella encabezaba. El hecho de que se comportara en alguien diferente ante algo que evidentemente no le gustaba, lo inquietaba, no por los cambios, sino por las consecuencias de sus actos, la muerte de Igor era uno de ellos.

—¿Cómo pasó? —habló de repente, captando la atención de un príncipe distraído que lo vio de reojo por encima del hombro.

—Cornelius era más fuerte, incluso me sorprendió porque...

—No, eso no —le interrumpió—. Me refiero a que, ¿cómo pasó todo esto, cómo llegamos a ser sus guardianes y cómo es que ella es el Intérprete? Es que ni ella se lo esperó, ni siquiera yo.

Drek no supo responder a eso porque ni él entendía por qué André era la mismísima hija de un Intérprete desconocido. A menos que Jonery hubiera tenido una aventura dieciséis años atrás pero, era casi imposible pensar que el viejo pudiese concebir hijos ya que desde que llegó a Wanhander, no se le conoció más que como un tipo solitario.

—No quiero sonar egoísta pero hasta Cornelius me preparó para ser el Intérprete, me convenció de ello y por eso, cuando André salió de ver al Oráculo diciendo que era la Intérprete, me fue algo difícil de asimilar, incluso ahora —admitió Alex.

Guardaron silencio, perdidos en la silueta delicada e indefensa de una chica rubia quien los tenía compitiendo por ser su protector, por ser el padre de sus hijos.

—Solo los mayores tienen la respuesta —habló Drek, sentándose de golpe en el suelo, reposando los brazos al borde de la cama—, y hay uno que sabe más que cualquiera de nosotros.

—¿Quién? ¿Cornelius? Ahora como está la situación, quién sabe dónde está —apuntó el otro, un tanto irritado.

—No él, Renart es a quien me refiero, sabe demasiadas cosas. Al igual que Cornelius, estuvo con Jonery, era su escolta personal y un exdirigente en Wanhander. Ellos dos deben saber algo, eran casi la sombra del Intérprete —explicó el príncipe.

El mensaje de los Siete [IyG II] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora