Capítulo #60:

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-Ya lo creo. – reí rompiendo la distancia hasta tocar sus labios.

-Oye Ángela. – me separé de sus labios atrapando oxigeno. Él reía.

-¿Qué? – reí esta vez yo observándole.

-Baja.

-¿A dónde? – fruncí el ceño.

-De mí. – carcajeó aún más fuerte.

-¿Qué te pasa? – pregunté echándome a un lado. Él no paraba de reír. Dirigí mi mirada hacia su entrepierna y volví a mirarle rápidamente a la cara. - ¡Franco!

Me bajé por la escalera de la litera y me quedé de pie mirando como él no paraba de reír. Me sentí contagiada y mientras reía, él me tiró un cojín.

-¡No me culpes! – se defendió riendo. - ¡Tú eres la culpable!

Le volví a lanzar el cojín y éste lo cogió en el aire para dejarlo en la cama. Se giró hacia un lado y bajó de la litera abrochándose el último botón del vaquero. Con los brazos en jarras mordí mi labio inferior, él agitó su cabello y se acercó a mí abriendo sus brazos. Di un paso hacia atrás y él hizo un puchero mientras aún tenía sus brazos abiertos. Elevé una ceja y puso un rostro triste. Se me escapó una pequeña risa y me acerqué a él fundiéndonos en un gran abrazo. Se fue alejando poco a poco, quedándose a centímetros de mis labios. Sintiendo el ligero cosquilleo de su respiración sobre mi boca.

Colocó su mano izquierda en mi mejilla mientras con el dedo pulgar me hacia leves caricias. Cerré los ojos un instante para luego volver abrirlos. Me sonrió de esa forma tan suya y se acercó lentamente regalándome un beso mojado, suave y sumamente lento. Respondiéndole, me puse de puntillas y enganché mis brazos en su cuello. Mordí su labio inferior con picardía y él soltó un leve quejido dentro de mi boca. Reí sobre sus labios mientras él me conducía con leves pasos hacia atrás, chocando por fin con la pared de la cabaña. Rió de nuevo en mi boca mientras me acariciaba la espalda con su mano derecha. Abandonó mis labios besando esta vez mi mejilla, bajando hasta mi clavícula. Abrí los ojos un segundo mientras él se encontraba mordisqueando y besando mi cuello.

-No te pases. – dije levantándole levemente el rostro. Franco elevó una ceja divertida y entreabrió los labios para reprocharme.

Pero no le dio tiempo, porque esta vez fui yo la que le robé un beso de infarto.
Al cerrar los ojos escuché el ligero sonido de los arboles mezclado del 'bum bum'. El sonido acelerado de mi corazón y su respiración entrecortada. Me separé poquito a poco y me quedé observándolo. Sus labios habían adquirido unos cuantos milímetros más de grosor y estaban completamente rojos.

-Me gustan estas arrugas que te salen junto a los ojos cuando sonríes.

-¿Sí? – abrí mucho mi boca sonriendo lo máximo que podía, mientras mis ojos se cerraban. Él carcajeó y yo dejé de hacer la tonta dando paso a una sonrisa. Escuchamos el ruido chirriante de la puerta de la cabaña y miramos hacia la puerta.

-¡Hola Miami! – gritó Stef abriendo los brazos.

-¿Qué dices? – carcajeé observándolo. Franco soltó una gran carcajada.

-Siempre me hizo ilusión decirlo. – carcajeó ésta vez él tirándose en su cama.

-¿Qué hacían? – preguntó con los brazos sobre su nuca. Franco y yo nos miramos. - ¡No! – se levantó rápidamente. - ¿En mi cama no.... verdad?

-Imbécil. – le empujé riendo. Él carcajeó y se volvió a recostar en su cama. Me miró.

-Joder Ángela, lo que has cambiado. – dijo observándome. Franco se aclaró la garganta. Yo elevé una ceja.

Desafió al Corazón [FRANGELA]Where stories live. Discover now