Capitulo #39:

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-¿Me lo prometes? Acabas de renunciar a todas las plás....-le corté.

-Ángela, te prometo que no hay otra cosa que no desee más que estar contigo.

Ella sonrió y volvió a besar lento los labios de Franco. Sus corazones amagaban estallar en cualquier momento. Le sonrió. "Arriesga" le susurró. Y en ese momento, con la certeza que sólo tenemos unas cuantas veces en la vida, se lanzó.

-Te quiero. -susurró ella contra sus labios.

-Yo también te quiero. -Ángela tocó sus labios por última vez con suavidad y se separó lentamente.

-Vamos, hace frío. -dijo encogiéndose. Se detuvo. Lo miró.

-¡Franco! -gritó. Él se exaltó y la miró en interrogante. -¡Yo no me atrevo a salir de aquí!

-¿Cómo? -se formo una risa en sus labios.

-¿Cómo que cómo? -carcajeó ella. Él elevó una ceja.

-Que estoy empapada. Mojada. De pies a cabeza.

-¿Y?

-¿Cómo que y? -Ángela hizo una mueca con sus labios.

Él la miró y frunció el ceño, para luego carcajear. Miró hacía la orilla y volvió a mirarla.

-No seas tonta.

-Sale del agua. Luego saldré yo.

-Voy a verte igual.

-¡Franco!

-Venga, anda. Juro no fijarme en ti.

-No te creo.

-Será difícil. Pero venga. -le ofreció su mano riendo. Ella bufó y la cogió, saliendo poco a poco hasta la orilla. Franco se giró la observó. Descarado.

-¡Que no me mires!

-Es que eres hermosa. -Ángela se rodeó con sus brazos.

-Venga, no seas tontita. -dijo tirando de su mano, apretándola a él. Ella comenzó a ceder y sonrió. Se acercó y besó la comisura de sus labios para luego volver a alejarse.

-Me gusta tu eso. -dijo señalando su brassier. Ella se miró ingenua y volvió a mirarlo, pegándole una leve bofetada en la cara.

-¡Te dije que no te atrevieras a mirarme!

Él se llevó la palma de la mano a su cara y la miró con el ceño fruncido. Ángela avanzó unos pacios hacía atrás y el corrió hasta dónde estaba, cogiéndola en volandas y girándola en el aire. Como en las películas. Ángela carcajeaba. Comenzó a bajarla lento. Y de nuevo se quedaron mirándose a los ojos.

-¿Tu me quieres? -le preguntó con la voz timida.

-¿Dudas de mi? 

-No, no es eso -ella negó y fijó su mirada en el agua. Unos segundos y volvió a mirarlo. -Tú me odiabas.

-Y tú también a mí.

-Sí, pero es diferente. Tú has estado con muchas chicas.

-Olvida todo eso. Yo te quiero a ti.

-Yo no quiero equivocarme.

-¿Por qué nos vamos a equivocar?

-Tú no lo entiendes. -ella se soltó de su agarre y se sentó en la arena.
Fijando de nuevo la mirada perdida en el horizonte. -Yo he sufrido mucho. Lo he pasado muy mal. Mi vida ha sido muy difícil. Habían días en el que el reloj iba cada vez más rápido, como si la vida se me escapara de las manos.
-Yo también lo he pasado mal, muy mal. -Franco la interrumpió. Se colocó su blusa y se sentó a su lado. Ángela lo miró, a sus ojos dorados que ahora estaban brillantes. Y volvió a mirar al horizonte.
-Yo había dejado de ver el lado bonito de la vida, había dejado de disfrutar  de las sonrisas, del sol, de la luna, de los nuevos días, había perdido la ilusión de seguir luchando. Me había olvidado de vivir, de sonreír.
Ella tenía el corazón encogido, en una mano y un mar de lágrimas que la estaban inundando en la otra. Pero era fuerte. O quería aparentar serlo delante de él. Sea por lo que fuera, se las estaba aguantando.
-La gente ha sido muy mala conmigo. Por mi apariencia. Yo sufría mucho. Ellos no se daban cuenta. Quizás por divertirse, abatían contra mi. Cuando no pensaban que yo soy una persona. Que las personas tienen sentimientos y que sufrimos. Hizo una pausa y tomó aire. Los pulmones se le llenaron de aire y continuo. -Aunque de verdad dudo que ellos tengan sentimientos.

Desafió al Corazón [FRANGELA]Where stories live. Discover now