Capitulo #31:

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-¡Suéltame! -le gritó Franco a Ángela.

Joaquin golpeó a Franco fuertemente, él llevó su mano a su cara y presionó su labio. Era la segunda vez. La segunda vez. Volvió a golpearle fuertemente.

-Ni se te ocurra volver a tocarla. -le gritó Franco a Joaquin pegándole otro puñetazo. Joaquin tosió por el golpe y volvió a quedar encima de Franco. Ángela no sabía que hacer. Si llamaba al cuidador la mataria por estar allí y metería a Franco en un gran lío.

-¡¿Por qué?! -le gritó Joaquin. Franco cerró los ojos por el golpe.

-Eres un hijo de puta. -y Franco volvió a golpearlo. Ángela se acercó y tiró de él con fuerza. No sabía de dónde había sacado tanta fuerza. Lo agarró por la cintura intentando alejarlo hasta que llegó a la pared. Franco le gritaba a Joaquin mientras ella tiraba de él con fuerza.

-¿Qué? ¿No le contaste a tu amiguita? le gritó Joaquin levantándose del piso con la mano en la boca. Ángela observó la cara de Franco. Esta vez estaba muchísimos peor que la otra vez? -¿No le contaste que la otra vez también te peleaste conmigo por defenderla
Franco respiraba agitado, las venas de su cuello se notaban demasiado y tenía mucha furia por dentro. Ángela se quedó congelada al escuchar lo que había dicho Joaquin. Miró a Franco por un segundo y él la miró a ella pero rápidamente quitaron sus miradas.

-Vamos. -Ángela empujó a Franco. Él no caminaba. -¡Vamos! -le gritó. Él la miró a ella y señalo con el dedo a Joaquin. Entraron esta vez en la habitación de Franco y Ángela puso el pestillo. No era plan que entrara el cuidador y la viera allí. Lo tiró en la cama por segunda vez y él se quedó observándola. Ella no se había dado cuenta que aún tenía lágrimas en los ojos.

-¿Estás bien? -le preguntó él tosiendo levemente. Ella asintió. Él cerró los ojos y se dejó caer en su cama.

-¿Dónde tienen ustedes el botiquín? -dijo soltando una leve carcajada, carcajada que quedó anulada.

-¿Cómo que no? -se acercó al armario y abrió un cajón que estaba en la parte izquierda, en el suelo. Lo sacó y se sentó a su lado. Franco tenía un rostro horrible.

-Tienes una pinta malísima.

-Eso ya me lo dijiste la otra vez. -dijo él llevando las manos a su cara. Tocando su rostro. Se originaban caras de dolor por cada parte que se tocara.

-Estate quieto, te vas a hacer más daño. -quitó su mano y abrió la cajita. Franco se sentó. Sacó un algodón y lo mojó. Esto era raro. Parecía que estaban volviendo a revivir lo mismo. El la miró negando, eso escardaba como el diablo. Cerró los ojos rendido y ella pasó el algodón por su ceja. Y luego por su pómulo. Y luego el algodón se perdió en sus labios. Ángela tragó saliva y retiró el algodón.

-Esta vez te dio duro. -dijo ella. Él elevó una ceja. Ángela sonrió levemente y se puso de pié. Él la siguió con la mirada.

-Ahora vengo, voy a buscar una pócima.

-¿Una qué? -Franco frunció el ceño.

-Ahora vengo. -repitió y carcajeó. Luego se fue y cerró la puerta.
Franco volvió a dejarse caer hacia atrás. Ya iba la segunda vez que se peleaba por ella. Cerró los ojos.

-A mi esto no me puede estar pasando. -susurró.
Y en menos de cinco segundos, Ángela volvió a entrar con una pequeña maleta rosada. Él la miró en interrogante y ella carcajeó. Se sentó al lado de él y abrió la maleta.

-¿Qué es eso? -preguntó curioso. Ella sacó un botito marrón.

-Esto nos ayuda mucho a las mujeres. Seguro que te sirve para que no se marquen tanto...-deslizo las yemas de sus dedos por los pómulos de Franco. Él hizo una mueca de dolor. -Los golpes.

Desafió al Corazón [FRANGELA]Where stories live. Discover now