Capitulo #43:

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-¿que haces aquí solita? -le preguntó él en su oído. Ella no giró.
-Nada. Me había entrado frío.

Franco asintió y dejó caer su cabeza en el hombro de ella. Ángela también dejo caer la suya de nuevo sobre sus brazos. Y pasaron así unos largos segundos. Ángela notaba como bombeaba el corazón de Franco sobre su espalda desnuda. Y eso le gustaba. Mucho. Latía rápido y sentía también su respiración en su oído. Y luego sintió como él levantaba su cabeza y volvía a posar sus labios muy cerca de su oído.

¿Sabes algo? -dijo empleando de nuevo aquella voz sensual.
-¿Qué?

La primera vez que te vi en clases. No pude evitar fijarme en tu cuello.

Franco elevó su mano izquierda al aua y comenzó a acariciar el cuello de Ángela con las yemas de sus dedos.

-Y me llamaron la atención estos dos lunares. -él elevó una ceja y lamió sus labios. -¿Y sabes otra cosa? 
-¿El qué?
-Quiero comerte el cuello ya mismo. 

La giró lentamente y besó el cuello de ella. Pasando su lengua por al'i, mordiéndola. Ángela se quejó, lo alejó y le susurró un 'Gatito, tranquilo, hay gente'. Franco mordió su labio inferior. Pura tentación para Ángela. Lo odiaba cuando hacía eso, él era consciente de lo que provocaba en ella cuando mordía sus labios o cuando simplemente pasaba su lengua por ellos para mojarlos. Por puro instinto. Estaban allí, uno frente al otro, a un centímetro de de sus bocas. Y hace calor, mucho calor. Y las cosas se mueven muy rápido, tanto que no da tiempo a pensar. Lo mira con esa carita de bebe y no puede más. Lo besa. Intenso. Rápido.

-En serio, tienes unos labios que dan unas ganas locas de morderlos y que sangren dentro de la mía hasta que los dos perdamos los sentidos. -dijo Ángela sobre los labios de Franco en un intento de captura de oxigeno.
-Eso me acaba de poner mucho. -susurró esta vez él sobre los de ella logrando que Ángela casi carcajeara en su boca. 

Y la besó de nuevo. Y otra. Y otra. Y otra vez. Y ahora otro beso. Distinto. Un beso de esos que te erizan hasta el corazón, que electrocutan, que maravillan, que encantan, que haces que no puedas parar de besar a la otra persona. Que se recuerde, que sea mágico, especial, como tú, como yo. Un beso con sabor a menta, a pasta de dientes, o a fresa, o a chicle de limón, a piña de alcohol, o a mandarinas, o quizás a calipo de fresa. Con ligeros calambres. Electricidad, su lengua. Mi lengua. Más rápido. Juegos. Escondite. Más besos. Más caricias. Calor. Mucho más calor.

-Nena, si las chicas buenas no se fijan en los chicos malos como yo, porque cuando se fijan, se contagian. -susurró. -Somos una mala influencia. -¿Sí? -susurró esta vez ella. -Pues contágiame. quiero ser una chica mala. -De eso nada. Tú me pones más. Eres buena... y malvada a la vez. -dijo él acariciando la espalda de ella mientras volvía a darle un beso con esos que te dejan sin aliento. Topándose sin querer con el cordón de su bikini. Enredó sus manos allí, a propósito. Ángela curvó su espalda y eso provocó que sus cuerpos se juntaran más, haciendo que Franco soltara un leve gruñido en la boca de ella.
-Ni te atrevas. -susurró ella con la respiración entrecortada.
-¿Y que pasa si me atrevo?
-Te mataré.
-Hmmmm...-mordió su labio. Y Ángela no sabía cómo encajar aquella expresión. Me apetece jugarmela. -Siguió jugando con el pequeño cordón. Ella elevó una ceja.
-Muy bien. Atrévete. Pero no creo que quieras que te vuelva a recordar mi nombre.

Franco elevó una ceja. Si, le molestaba demasiado. Era tierna, buena, mala y sensual.Sabía jugar sus cartas. Con esa pizca de picardía y ese chorrito de malicia. Recordó cuando 'Le recordó su nombre' en su habitación. Aquella maldita cachetada le había dolido demasiado.

-Ese día te pasaste. -susurró el abandonando lentamente el cordón.
-No me pase. Solo fui justa contigo.
-Me abofeteaste.
-Y tú me insultaste. -ella elevó una ceja. Él curvo sus labios.
-Llevabas tu pijama de vaquitas.
-Y tú el ego por las nubes. -Ángela carcajeó. -Eres un estúpido. -susurró juntando su nariz con la de él. Franco cerró los ojos
-Pero tú estúpido. -remarcó las últimas palabras. -Creo que te voy a devorar. -le informó él en un aviso de peligro mientras sonreí.
-Si, por favor. -pidió ella. -pero muy despacio. 

Desafió al Corazón [FRANGELA]Where stories live. Discover now