"Día Número Uno"

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Cosima esperaba sentada el llamado de Delphine. Hace una hora se habían puesto de acuerdo y decidieron que la rubia iría por ella para emprender su viaje a Nueva York.

La morena se puso de pie y repaso los documentos que Delphine le había entregado unos días antes, contenían todo tipo de información, desde su itinerario, quien asistiría al evento a realizar el último día y hasta el tipo de vestido de ella y el la rubia. De pronto comenzó a ponerse nerviosa, no tan solo porque conocería mucha gente importante o porque estaría en una ciudad que le era ajena a San Francisco, sino que estaría la mayor parte del tiempo solamente con Delphine, en las reuniones, visitas al Instituto, almuerzos e incluso en la habitación del hotel, pero a decir verdad, no le temía al hecho de estar a solas con la rubia, sabía que estaría muy concentrada en su trabajo como para prestarle atención, el problema era que Cosima había pasado mucho tiempo a solas consigo misma, y a pesar de mostrarse una persona totalmente confiada de si, estar a solas con otro ser viviente era el problema, y por más que se convenciera de lo contrario, temía que ese otro ser fuese Delphine.

La puerta sonó, la morena rápidamente tomó su maleta, algunos papeles y cuando abrió, Delphine estaba de pie frente a la puerta.

Delphine! - dijo al verle -¿Qué haces acá? - le preguntó.

-¿Que? pues he venido por ti, eso acordamos ¿O lo olvidaste? - pregunto algo enfadada o eso creyó Cosima y es que con Delphine nunca se sabe.

- No lo he olvidado, solo pensé que enviarías a alguien más - contestó.

- No hay necesidad cuando puedo hacer las cosas personalmente - dijo tranquila la rubia, miro la maleta de Cosima y le extendió la mano - Deja llevar eso - pidió. La morena se la entregó algo temblorosa, ya que estaba pensando si debía o no hacer este viaje - ¿Estas bien? - pregunto Delphine al notar el estado de Cosima.

- Sí, estoy bien, ¿Por qué he de estar mal? - hablaba la morena mientras salía de su departamento y cerraba con llave.

-No lo sé, solo preguntaba - contesto Delphine dudosa - Te espero abajo - dijo mientras comenzó a descender por las escaleras.

- Esta bien - susurro Cosima. Cuando se encontró sola apoyó su frente a la puerta e inspiro profundamente - Solo tres días - se dijo a si misma - Solo tres días Cosima - volvió a repetir para darse ánimos.

Cuando llegó a la salida del edificio dejo las llaves con Freddie, el portero que conocía hace bastante tiempo. Se despidió y le solicitó que de vez en cuando le echara un ojo a su departamento, solo para cerciorarse de que estaba todo bien. Cuando salió, Delphine hablaba con un hombre que Cosima desconoció, la rubia sonreía de vez en cuando y la morena hizo una pausa para verla mejor, pudo apreciar lo hermosa que se veía esa mañana con su abrigo negro, pálida piel, mejillas sonrosadas, cabello rubio moviéndose con el frío viento invernal de San Francisco, y al notar su presencia se giró para mirarla, Cosima le sonrió y Delphine se acercó para ayudarle a bajar tres peldaños húmedos y algo escarchados.

- Hola - saludo el hombre una vez a su lado - Me llamo Mateo - se presentó dándole un abrazo. Cosima lo considero un acto demasiado cariñoso pero de todas formas lo correspondió, con el simple gesto Mateo le había agradado.

- Un gusto, me llamo Cosima Niehaus - se presentó la morena luego de su abrazo.

- ¿Nos vamos ya? - interrumpió seriamente Delphine mientras miraba su reloj.

Mateo rió y miro a Cosima.

- No le hagas caso a la rubia gruñona, es así cada mañana - dijo susurrando.

Perfect GeneticWhere stories live. Discover now