"El principio del fin"

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Delphine  se había despertado tan animosa como nunca, faltaban alrededor de dos  horas para emprender el viaje junto a Cosima, pero eso no le importó a  la rubia cuando se percató de la hora. Hizo una maleta pequeña pero no  por comodidad, sino que debido a su inexperiencia en cuanto a viajes  solo por placer, usualmente los viajes que realizaba era por mero  trabajo y su ropa era siempre parecida, se complicó un poco al no saber  que llevar pero se decidió por ropa ligera y abrigadora. Descendió al  primer piso y desayunó ligero, Elizabeth, con tanto ruido bajo también,  Delphine aprovechó para pedir consejo en cuanto a cómo comportarse junto  a Cosima, Elizabeth consideraba imposible que una persona como Delphine  fuese tan inexperta para estas cosas y como para el trabajo era tan  tenaz e independiente, "cabeza hueca" le dijo y la rubia solo rio.

Cuando  la hora se aproximaba ordenó a Mateo que fuese por Cosima y en menos de treinta minutos estaba la morena en su puerta, el hombre la acompañó al  interior y dejó su maleta a un costado, se despidió y se retiró.

Cosima  no podía creer lo gigantesca que era la casa de Delphine, o la verdad  es que no la imaginaba más pequeña, pero tomando en cuenta la belleza  del lugar y los alrededores, supuso de inmediato que la rubia poseía el  doble de dinero del que ella creía. Su asombro aumento con creces cuando  vio descender a Delphine por las escaleras, más hermosa que de  costumbre, mas reluciente que de costumbre y recibiéndola con una cálida  sonrisa.

- Hola - saludó la rubia, sacándola de su trance.

- Hola - saludó de vuelta Cosima.

- ¿Dormiste bien? - preguntó Delphine y Cosima solo asintió -Me alegro, ¿Deseas algo de beber? - preguntó nuevamente.

- Agua - pidió la morena.

- Agua será - dijo Delphine y camino hacia la cocina seguida de Cosima, tomó un vaso y lo llenó de agua embotellada - Toma - ofreció sonriendo.

Mientras Cosima bebía el agua observaba a Delphine feliz y le llamó la atención.

- ¿Por qué sonríes tanto? - preguntó luego de dejar el vaso en la mesa que estaba en el centro de la cocina. Delphine se puso seria y quedó sin palabras - No me molesta, de hecho es agradable verte sonreír tanto - dijo rápidamente y la rubia plasmó otra sonrisa en su boca.

- Solo me siento feliz, quiero sonreír - contestó encogiéndose de hombros.

- Me alegro - dijo Cosima sonriendo de vuelta.

Delphine  pidió a Mateo que preparara el auto con las maletas de ambas, el hombre  obedeció de inmediato y la rubia fue a despedirse de Elizabeth, una vez  que volvió a la primera planta se percató de que Cosima ya estaba  dentro del coche, tomo asiento junto a ella y emprendieron el viaje. De  camino Cosima hablaba con Mateo tal cual lo hizo en su viaje a Nueva  York, solo que esta vez Delphine se unió a la conversación, el paseo fue  tan placentero que la morena no creía esta faceta que la rubia  mostraba, así como cuando le vio hablar con el hombre antes de viajar  hace unas semanas, no pensó capaz de verle así sobre todo en estos  últimos días, sus sentimientos comenzaban a aparecer nuevamente y  estando con ella este fin de semana, sentía que las cosas mejorarían,  extraño era sin duda, el que le propusiese esto de la nada, pero estaba  feliz de permanecer junto a ella y que mantuviera este estado de ánimo.

Cuando  llegaron a las cabañas en las que se hospedarían tanto Cosima como  Delphine quedaron asombradas, si bien es cierto que en San Francisco era  temporada de frío, parecía que no llegaba hasta este lugar, porque  pastos tan verdes escarchados y brillantes con el sol se alojaban debajo  de sus pies, una postal de aquellas con fotografías de Montana, cabañas  acogedoras y casi recién barnizadas, la recepción se encontraba antes y  es ahí donde ambas se bajaron del auto, unos chicos se acercaron a  ayudarles con sus maletas mientras que Cosima observaba el paisaje y  sentía la frescura, fragancia y el frío viento golpear su rostro,  Delphine mirando más adelante sonrió para sí misma, supo de inmediato  que había hecho algo realmente bueno en su vida. Se despidieron de Mateo  y entraron a la recepción, adentro estaba cálido, y mientras miraban a  su alrededor, una mujer de contextura rechoncha se acercó a ellas.

Perfect GeneticWhere stories live. Discover now