"Día Número Tres"

818 62 8
                                    

Cuando el sol comenzó a inundar las calles de Nueva York, Delphine se despertaba perezosamente y al momento de ver la luz, se cubrió el rostro. Como siempre intento retomar el sueño, pero al igual que cada intento, este no resultó y se resignó al ver que no seguiría durmiendo un par de horas más. Se removió inquieta en la cama cuando recordó que la noche anterior había conciliado el sueño junto a Cosima, que por cierto ya no se encontraba junto a ella, se sentó de inmediato y hecho una mirada rápida a su alrededor, pero nada, ningún rastro de ella. Se dejó caer hacia atrás y miro el espacio vacío a su lado, el que antes ocupaba la morena. Que bien se sentía ese día, que bien se sintió la noche anterior, mirando, observando, sabía que algo le ocurría, porque su estómago le pesaba y sentía cosquillas inquietantes al recordar cualquier momento con Cosima, como cuando le miro el día anterior en los vestidores. Sonrió para sí misma al recordar pero, ¿Por qué el hormigueo?

-¿Qué me pasa? - Pensaba para sí misma mientras acariciaba su estómago - ¿Estaré enferma? - Se preguntaba - No puede ser eso, nunca me enfermo - Se contestaba. De pronto, recordó aquello que respondió la noche anterior - ¿Y si hubiese escuchado? - Siguió interrogándose, pero seguir haciéndolo no mejoraba la maraña en su cuerpo - Cosima me hace enfermar... sí, eso debe ser, porque nunca he compartido tanto con alguien extraño - Descifraba su mente.

Que ingenua, pero no se le podía pedir más a alguien tan inexperta como lo es Delphine.

Despejó su mente y se puso de pie, estiro su cuerpo y su espalda hizo un "click", que alivio para sí misma. Se acercó al baño y miro el jacuzzi, que a todo esto no había usado desde que llegó, lo encendió y se desvistió para disfrutar un baño antes de comenzar el día. Cuando pasaron casi cuarenta minutos supuso que había sido suficiente - aunque lo había supuesto muchas veces antes - salió y seco su cuerpo rápidamente, se envolvió en su bata negra de seda muy larga y salió del baño, cuando caminaba hacia su maleta, el ascensor se abrió y Delphine se detuvo para ver quien asomaba sus narices a la Suite, pero era Cosima quien entraba con una bolsa colgando de su mano mientras leía el periódico.

Delphine la miro de pie alejada a unos cuantos pasos, Cosima vestía un abrigo negro que llegaba hasta sus caderas y usaba unos jeans ajustados, se veía extraña así, pero solo porque siempre la había visto usando vestidos.

- Hola - saludo Delphine y Cosima detuvo su andar al mismo tiempo que dio un brinco del susto - Perdón, no quise asustarte - se disculpó levantando sus manos.

- Está bien, o sea, estoy bien - balbuceo Cosima sonriendo mientras tocaba su pecho.

- ¿Dónde estabas? Desperté y no te encontré por ningún lado - interrogo Delphine, se sintió rara e incómoda diciendo eso, ya que se escuchó tan personal para ella.

- Bueno, ayer me dejaste tú, así que hoy salí a dar una vuelta y te traje el desayuno, solo que esperaba no estuvieses en pie aún. Me equivoque - Contesto mientras se acercaba a los sillones de descanso y sacaba lo que portaba en la bolsa - Te he traído el periódico también.

- Comprendo, que amable, muchas gracias Cosima - reconoció sonriéndole.

- No me agradezcas, hiciste lo mismo por mí - le dijo sonriendo de vuelta - Bueno, ve y vístete, yo te espero - incitó mientras ordenaba la mesita de descanso.

- Está bien - obedeció girándose, mientras que Cosima la miro detalladamente ya que se veía muy hermosa con aquella bata de seda, sonrió al mismo tiempo que se sonrojo, ya que Delphine no llevaba nada encima más que aquella bata, desvió la mirada mientras volvía a lo suyo.

Perfect GeneticWhere stories live. Discover now