The Wound of the Beast

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I

¡Oh amor poderoso!

Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras, de un hombre una bestia.

(William Shakespeare)

Era de esperar que las vitrinas con fotografías y enormes libros se mantenían bajo llave, así que Cosima se resignó a hurgar entre ellos.

Se había despertado bastante temprano y es que con tanto esfuerzo físico la noche anterior debió dormir pero no tanto como ella deseó, ya que Delphine perturbó bastante su sueño luego de lo que dijo sobre sus padres. La noche anterior Cosima deseó preguntar y averiguar sobre el señor y la señora Cormier, pero el semblante de Delphine se volvió tan triste y melancólico luego de la mejor noche de su vida que simplemente decidió no tocar el tema y a la mañana siguiente aprovechar de recorrer la mansión con cuidado, para su sorpresa, no encontró ninguna fotografía de alguien, además de las de Delphine cuando pequeña.

Cosima sintió que alguien la observaba a su espalda mientras ella miraba una mancha rectangular en el tapiz de la pared del salón principal. Se giró y vio a aquel hombre que ayer las recibió, aquel que poseía un enorme bigote y gran barriga.

Cosima le sonrió y se abrazó a si misma junto a su ancha bata.

- Hola, bue...buenos días - dijo el hombre con dificultad.

- Buenos días - saludó de vuelta la morena haciendo que el hombre sonriera ampliamente - ¿Cual...cuál es su nombre? - preguntó en voz alta para que este escuchara del otro lado del salón.

El hombre frunció el ceño y toco su oído, enseñándole que no comprendía lo que le decía. Cosima volvió a intentar pero no funciono y le restó importancia. El hombre se acercó a ella y una vez en frente le extendió su mano, extrañando a Cosima.

- Yann - dijo con ese lustroso acento francés. Cosima elevo una ceja en señal de no entender nada y él sonrió, toco su pecho y repitió - Yann - toco el pecho de la morena y dijo - ¿Co...Cosima?

La morena sonrió al entender que se estaba presentando.

- Oui, Cosima, entonces ¿Yann? - dijo tocando el pecho de el fornido hombre.

- Oui madame - afirmó sonriendo.

Este se despidió y Cosima siguió con su recorrido al ver que se encontraba sola. Se vio algo perdida hasta que encontró la entrada de la recamara de ella y Delphine. Entro con sumo cuidado y sin hacer ruido, ya que la rubia aun dormía plácidamente sobre la cama con la espalda descubierta. Cosima sonrió para sí misma al ver que había dormido más de lo usual y que era raro verla a ella durmiendo ahora. Tomó asiento en la ventana para verla a contra luz y sin dejar de sonreír.

Delphine comenzó a removerse inquieta, al mismo tiempo que extendió sus brazos para buscar a Cosima, elevó rápidamente su cabeza al no sentirla y toco sus ojos para intentar despertar. La morena no aguanto y soltó una risita, Delphine se giró y la miro con el cabello hecho una maraña, luego dejó caer su cabeza en la almohada y Cosima camino hasta tenderse junto a ella. Comenzó a acariciar la espalda de la rubia, provocando cosquillas y erizando su piel, Cosima despejó su rostro y se acercó a sus labios para besarla. Delphine esbozó una sonrisa al separarse y se abrazó a la cintura de la morena.

- Buenos días - saludo Cosima y Delphine solo soltó un gruñido que interpretó como saludo de vuelta.

- ¿Cuánto he dormido? - preguntó la rubia, mientras se acomodaba en el pecho de Cosima.

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