Capitulo 57

2.8K 159 33
                                    

Han pasado dos semanas desde lo ocurrido con Mario. Ha estado asistiendo a terapias para que pueda recuperar la movilidad de sus piernas y a otras para recuperar la memoria, terapias a las cuales su mamá y yo no podemos faltar, no queremos perder ni un instante de ver su progreso.

Ha recordado muchas cosas, de hecho la especialista en rehabilitación nos informo que solo faltaban tres citas para acabar con la rehabilitación para la recuperación de memoria, ya que su evolución ha sido progresiva.

La movilidad de sus piernas va progresando poco pero aun no regresa, él doctor nos dijo que se puede operar y es una decisión que aun Mario debe tomar.

En estas dos semanas no he visto a nuestros amigos ni a ella, Sofia. Ellos tomaron su vuelo ese día que Mario supo lo de sus piernas. Hemos estado en contacto por vía Skype, ellos a escondidas de los docentes o él director que es aun peor. Ellos han estado al pendiente de Mario y en ocasiones hablan con él para refrescarle la memoria.

La verdad, Sofia me hace mucha falta. Ver su sonrisa, sus ojos, sus labios, verla sonrojar, ella me falta. No quiero que lo que pasa con nosotros sea solo 'sexo', porque estoy consciente que no somos oficialmente nada, solo hemos tenido sexo.

La quiero demasiado, cuando vuelva al internado junto con Mario, quiero hacerle algo especial con la ayuda de mi mejor amigo.

Hoy es viernes y estamos en camino hacia las terapias de movilidad de mi amigo, vamos en un coche que su mamá rento.

-Sebas, ¿te puedo hacer una pregunta?—dice la señora.

-Si, digame.

-¿Tus padres donde viven?.

Pregunta incomoda. Miro a Mario en suplica de ayuda pero creo que aun no recuerda esta parte de mi vida, así que supongo que debo contestar, pero la respuesta de Mario me sorprende.

-Sus padres viven lejos mamá. —me guiña un ojo.

¿Se acordó lo sucedido con mis padres?, lo miro confundido.

-¿Te acordaste?—pregunto solo audible para él.

-Algo.—dice.

-Tendrás que decirme de todo lo que te acuerdes.—Sonrió.

Clarisa nos mira por él espejo intentando ver que hacemos y que tanto hablamos, nos da risa y ella nota que la estamos mirando.

-¿De que hablan?

-Cosas de hombres mamá. —responde Mario con gracia.

-¿Malas?, acuerdesen chicos que deben usar co...—dijo con una sonrisa burlona en su rostro.

-¡Mamá!—chilló Mario.

Debo decir que admiro él sentido del humor de Clarisa, para tener su edad (que no pasa de los 50) parece una adolescente.

Seguimos entre bromas él camino hasta llegar.

Narra Mario

-¿Estas cansado?— pregunta mi madre, cuando salimos del centro de rehabilitación donde hago las terapias.

-Un poco.

-¿Vamos por helados?—dice Sebastian.

-Dale.

Subimos al carro (Sebastian me ayudo), él camino fue corto para ser mas específicos, menos de 5 minutos duro él trayecto.

El internado (Sebastian Villalobos)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن