Capitulo 38

3.2K 168 0
                                    

ESPECIAL NAVIDEÑO 7/10

Espere a que ellas se listaran estaban enojadas conmigo.

-Lo siento.—Dije cuando estábamos desayunando.

-Eres una maldita zorra, lo sabias?—dijo Ana sonriendo, rei.—no puedo enojarme contigo.—me abrazo y despeino mi cabello. Mire a Juana para ver que decía.

-Aparte de zorra, una gran tonta.—sonrio Juana y me abrazo.

-A que se deben tantos abrazos, nosotros queremos—dijo Mario quien acababa de llegar junto con Sebastian.

-No nos incluyen.—dijo Sebastian mirándome.

-NO!—dijimos las tres y reímos. Ellos se miraron y sonrieron entre ellos, se acercaron y nos rodearon con sus brazos a las tres.

-Abrazo.—dijo Mario como si fuera un pequeño.

Les recibimos el abrazo, se sentaron junto a nosotras a desayunar y después llegaron Paisa, Arango y Juan.

-¿Sebastian, aquí?.—dijo Paisa.—Volviste.

-Volvi.—sonrio Sebastian.

-¿Que te había pasado?—Dijo Arango.

-Larga historia.—Suspiro Sebastian.—Quizas después se las cuente.

-Nos alegra que volviera el Sebastian que nos agrada.—Dijo Juan. Sebastian sonrió.

-Y a mi me agrada volver a estar con mis amigos.—dijo Sebastian.

-Owns ya suficiente cursilería por parte de los hombres.—rio Ana.—Coman rápido que vamos tarde.

Estábamos desayunando rápidamente, escuchamos una voz chillona muy desagradable.

-Sebastian, que haces aqui.—era Jade.

-Jade, ellos son mis amigos, no quiero estar cerca de ti no lo entiendes, alejate de mi, ellos son con los que debo estar.—dijo Sebastian.

-No puedes hacer esto.—dijo furiosa

-Si puedo.—contesto Sebastian

-Tu sabes lo que p...—Sebastian la interrumpió.

-Lo que puede pasar, lo se, haz lo que quieras.—dijo Sebastian.

-Eres un...maldito.—dijo hecha furia y se fue.

Todos se quedaron mirando a Sebastian con curiosidad excepto Mario, Juana y yo. Juana por ayudarme a buscar la memoria sabia algo de esto, pero los demás no sabían nada.

Terminamos de desayunar y fuimos a clase, mire la hora y eran las 7:59 am, un minuto para llegar al salón rogando que el profesor no haya entrado aun al salón.

Estábamos frente a la puerta del aula, el profesor ya estaba allí, porque justo hoy se le ocurre llegar temprano. Juan toco y salio el profesor.

-Porque hasta ahora jovenes.—dijo serio

-Perdone, profesor estábamos desayunando y se nos hizo tarde.—dijo Paisa.

-No son excusas, todos ustedes a la oficina del rector.—maldito profesor.

Caminamos hasta la oficina, poniendo apodos al profesor y riéndonos de el, llegamos a la gran puerta de madera, nos hicieron pasar y el hombre que era el rector estaba allí sentado enfrente de un gran escritorio.

-Buenos días alumnos, que los trae por aquí?—dijo en tono amable pero al tiempo serio.

-Buenos dias.—respondimos todos.

-El profesor de Química nos envió aquí porque llegamos tarde.—dijo Mario

-Y a que se debe que todos ustedes lleguen retrasados a su clase?—dijo serio.

-Se nos hizo tarde desayunando.—contesto Arango.

-Ya veo, tendré que ponerles un castigo. Tantos alumnos no pueden llegar tarde auna misma clase.—pauso.—este fin de semana no podrán salir.

-Pero, señor rector...—dijo Juan.

-No les estoy preguntando, este fin de semana no saldran.—dijo firme.

-Si señor—dijimos todos rendidos.

-Pueden retirarse.—nos estábamos retirando.—Y eviten buscar problemas.—Volteamos a verlo, asentimos y salimos.

(...)

Ya era sábado solo estábamos nosotros en el internado, todos se habían ido a disfrutar su fin de semana.

Eran las 10:00 am no sabíamos que hacer estábamos tirados en el pasto aburridos observando el cielo.

-¡Me voy a morir del aburrimiento!—Exclamo Juana.

-Yo igual—la apoyo Juan.

-¿Y si vamos a montar?—propuso Arango.

-¿Hay caballos aquí?—pregunte.

-Si.—dijo Sebastian.

-Y si nos dejan montarlos?—pregunto Ana.

-Claro que si.—dijo Mario.

-Lo hubieran dicho antes, vamos.—dije emocionada.

Nos paramos todos y nos enseñaron donde quedaban los establos. Llevo casi un mes aquí y no sabia que habían caballos y mucho menos que podíamos montar, ¿que mas no conozco de este internado?.

-Llegamos.—dijo Paisa sacándome de mis pensamientos.

Quede asombrada, habían caballos muy hermosos pero uno llamo mi atención era blanco como un copo de nieve, era simplemente hermoso.

-¿Te gusta?—me susurro Sebastian en el oído.

-Es hermoso.—dije observando el hermoso caballo blanco.

El internado (Sebastian Villalobos)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang