CAPÍTULO 38... Suga...

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(♣♥Brooklyn...♥♣)

Sentí de pronto las almohadas detrás de mi cabeza y no me importó. 

El chico blanquecino seguía besándome, tan dulce, delicado, delicioso... tomándose todo el tiempo del mundo para degustar mis pares. Para enloquecerme. Dios... 

Poseía mis labios con tanta lentitud y reclamaba todo a su paso de una manera tan sutil que no era necesario abrir los ojos para saber la posición en la que nos encontrábamos. Él estaba sobre mí, y yo, de manera inconsciente, le permitía avanzar sin restricciones.

Una de sus manos se separó de mis costados, donde tranquilamente se apoyaba para no dejar caer todo su peso sobre mí. Acarició mi pierna desnuda con cuidado y fue ahí donde me percaté la clase de pijama que estaba usando. 

Su tacto mando una corriente eléctrica inmediata a todo mi cuerpo y un suspiro salió de mis labios sin poder evitarlo. Olvidé que era la respiración.

―Suga... ―jadeé apenas, abriendo los ojos para notar cómo abría los suyos con lentitud. Me vi reflejada en ellos y supe entonces, la intensidad del abismo que vivía dentro de él― ¿Qué estamos haciendo? ―cuestioné.

―No lo sé... ―murmuró, con ese tono grave y rasposo que adoraba; aterciopelado y necesitado, tanto, que envió un pequeño cosquilleo a mi vientre― Siento algo extraño... ―pronunció, de forma vulnerable, como si... como si fuese un niño pequeño. Mis entrañas se revolvieron. Estuve a punto de hablar; sin embargo, no sabía exactamente que decirle. Esa faceta... me enternecía. Pronto sus labios bajaron con suma lentitud de mis labios hasta mi cuello, él cual de inmediato se erizó al sentir el contacto de sus cerezos― pero se siente que está bien... ―suspiró sobre mi piel y casi me arqueé al percibir su lengua salir para inspeccionar la zona.

Cerré los ojos disfrutando y mis dedos se dirigieron a él para enredarse en sus suaves cabellos.

Su mano siguió ascendiendo por debajo tela hasta tocar la piel de mi abdomen. Provocaba demasiado con su tacto y el especial cuidado que tenía conmigo para no asustarme. 

Sucedía algo dentro de mí. Jadeé más fuerte cuando sus dientes mordieron, de manera traviesa la piel cerca de mis clavículas y mi cuerpo por inercia se arqueó ante su sonrisa victoriosa sobre la misma.

Con cuidado se acomodó entre mis piernas, hincándose sobre la cama para mi comodidad y con parsimonia, eliminó el pijama dejándome expuesta sólo con mi ropa interior. 

Lo miré, me estaba analizando y temí que algo no le gustara. Tardaba demasiado. 

Cubrí mi sonrojo con mis manos, incapaz de enfrentar su mirada. Se detuvo por completo y los nervios aumentaron, tal vez todo terminaría ahí.

―Eres hermosa ―mordió su labio inferior, en una manera traviesa, sensual y hasta cierto punto, infantil―. No tienes idea de cuánto tiempo he estado esperando para verte de esta manera... ―se inclinó sobre mí para depositar diminutos besos sobre la piel en la que iniciaba el monte de mis pechos.

― ¿Y te gusta? ―me atreví a preguntar suspirando por sus acciones.

― No tienes idea de cuanto... ―sus manos pasaron por debajo de mi espalda, haciéndome escuchar el pequeño clic de mi sostén al desabrocharse. Me sonrió de una manera tierna y con la misma paciencia que ejercía sobre mi cuerpo, lo quitó por completo lanzándolo lejos en la habitación.

Sus labios descendieron hasta uno de mis pezones, el cual capturó entre sus dientes, provocando que de inmediato el primer gemido de la noche, se escapara de mis labios con intensidad. Gruñó y eso me excitó mucho más. No podía creer lo que estaba haciendo, sólo que conforme sus caricias avanzaban por toda mi piel, mi mente comenzó a tornarse en blanco. 

The Perfect Strategy -SUGA- BTSحيث تعيش القصص. اكتشف الآن