CAPÍTULO 31... Suga...

3.7K 318 13
                                    

(♣♥SUGA...♥♣)

—Ella está estable —afirmó el señor con bata blanca mientras se colocaba el estetoscopio alrededor del cuello—. Debió ser una decaída por falta de nutrientes. Hum... seguramente ¿Brooklyn? ha estado haciendo demasiado ejercicio y comiendo muy poco. En esta ocasión su cuerpo reaccionó de inmediato y nos avisó a tiempo pero si ella sigue así, caerá en una fuerte anemia. Por lo que deben procurar que se alimente bien y que no haga más ejercicio del que su cuerpo soporta —revisaba su cuadro clínico anotando algunas cosas en aquella tabla que colgaba del pie de la camilla—. Verifiquen que esté bien psicológicamente, normalmente los desórdenes alimenticios son ocasionados por alguna situación emocional del paciente... ¿la señorita Lee ha estado pasando por momentos difíciles? —me cuestionó directamente, poniéndome nervioso enseguida ¿Cómo saber algo así? Apenas la conocía—. Esta deficiencia de energía se ve acumulada desde hace mucho tiempo. Algo debió detonar todo el día de hoy ¿Ocurre algo en casa? ¿Ha peleado usted con ella? Si me permite un comentario, los matrimonios jóvenes son muy hormonales... ya sabe... a juzgar por su edad aún son considerados adolescentes; debería procurarla más.

Mis ojos se abrieron con asombro ¿El médico insinuaba que era esposo de Brooklyn? ¡Oh, no! ¿Matrimonio joven? pero si ella me rechazaba a cada instante. Sin saber qué responder, miré como Kook se reía en voz baja en una esquina de la habitación. Maldito.

—Y usted jovencito... —el médico dirigió su vista al pelinegro burlón. Sonreí— debería cuidar mucho mejor a su hermana y no dejarle todo a su cuñado. Seguramente usted también la ha puesto en esta situación —ahora era turno de que la mirada impactada y nerviosa estuviera en el semblante de Kook. Me burlé internamente hasta que me vi sobresaltar un poco tras recibir la mirada del doctor nuevamente— pero sólo soy un médico ¿cierto? Es que me gusta dar consejos esperando no ser entrometido, ¿está bien? —era un hombre de edad avanzada. Se encaminó hacia la puerta de la habitación con nosotros siguiéndole para dejarla descansar—. Son una linda pareja usted y la señorita Brooklyn. No la pierda de esta manera. Buenas noches.

Inmóvil sobre mi lugar. Me quedé pasmado ante las últimas palabras que el profesional me dijo, tardando algunos segundos más para respirar y volver mi vista a la puerta donde la chica yacía dormida y que tan extrañas conclusiones había sacado en un amable señor.

Tan linda, tan bella, tan inocente mientras dormía...¡Oh, no! ¡Claro que no era mi esposa!

No creo que me aceptara alguna vez en su vida de todos modos.

(♣♥Brooklyn...♥♣)

La luz de la mañana me fastidió bastante cuando traspasó mis párpados. Seguramente había olvidado cerrar la cortina la noche anterior y eso causaría sin duda mi mal humor en cuanto abriera los ojos. Necesitaba cerrar dicha cortina para dormir un poco más, no importase lo tarde que era para ir a clases, me sentía bastante agotada.

Abrí los párpados con mucha pereza. Sin embargo, un grito de terror escapó de mis labios en cuanto vi una silueta frente a mi cama. No podía verle el rostro por lo nublado que mi visión seguía al despertar, así que entré en pánico.

Como si una bala me atravesara, los recuerdos vinieron a mi cabeza sobre la noche anterior y me asusté en cuanto fui consciente del lugar en donde me hallaba.

—Brooklyn, no. No te desmayes de nuevo —exclamó preocupado acercándose a mí lo suficiente para evitar que lo hiciera y pudiese ver su rostro. Suga... ¡Oh, Dios! ¡Suga en el hospital!—. Tranquila, tranquila estás segura y a salvo —me habló como si fuera una niña pequeña; y finalmente el primer sonido que pronuncié fue un suspiro de alivio—. Te desmayaste anoche, ¿Recuerdas algo de lo que pasó?... —cuestionó con voz suave y casi podía asegurar que se preocupaba por mí.

Me limité a asentir con la cabeza, estaba más preocupada todavía por terminar en el hospital. No podía evitar los malos recuerdos, al mismo tiempo que acaricié uno mis hombros para darme seguridad y mirar al chico blanquecino frente a mi.

—Bien —me felicitó y asintió también—. Un doctor vino a revisarte por la noche y dijo que necesitabas guardar reposo, ya que estás consumiendo más energía de la que tu cuerpo ingiere ¿has estado trabajando en exceso, cierto? Ayer en la cafetería la señora Bang te reprendió por eso, así que supongo que no puedes negarlo... —una mirada escéptica se formó en mi rostro ¿Estaba juzgándome? ¿Acaso se estaba metiendo en mi vida? Enarqué las cejas esperando que prosiguiera—. No tienes porque molestarte. Sólo te estoy diciendo lo que el médico, pero lamento si estoy comentando lo que he notado —se encogió de hombros y no pude evitar sentirme confundida por su repentina actitud de no-deseo-pelear-contigo ¿De verdad me había dejado de molestar como aseguró ayer?

Lo vi dar media vuelta y no comprendí la razón de la tensión que esa acción me causó ¿Se iba así de fácil? Bueno, al menos esperó a que despertara.

—Suga —le imterrumpí, deteniéndolo, pronunciando las primeras palabras de la mañana aún sintiendo la garganta seca—. Gracias... —solté en un susurro antes de que se fuera.

—No tienes que hacerlo —se giró y por unos segundos sus ojos conectaron con los míos. Por alguna extraña razón, él decidió apartar los suyos antes, restándole importancia a esa conexión que me erizó la piel sin sentido— cualquiera hubiera hecho lo que nosotros.

—No, no cualquiera. Suga... de verdad, gracias por rescatarme... por ser mi héroe... —mi cuerpo debió tensarse un poco, ya que no creí en la vida pronunciar aquello.

—Tranquila, cariño. Todo está bien, llegamos a tiempo —susurró suavemente para tranquilizarme, mirando hacia ningún punto en específico con la intención de evitar el contacto visual entre nosotros.

Con lentitud regresó de nuevo, esta vez más cerca. Le seguí con la mirada y su expresión me resultó indescifrable.

—Seguramente mis ojos están tan hinchados como los de una rana —susurré, esforzándome por evadir el nerviosismo que crecía en mi pecho.

—Vaya que lo están —contestó con simpleza. Abrí la boca con indignación— aunque al menos no estás chorreando en maquillaje como otras chicas.

— ¿Eso se supone debería hacerme sentir mejor? —cuestioné enarcando las cejas incrédula, notando como se posicionaba a lado de mí y sus dedos se deslizaban por mi cabello.

—No... —suspiró y se encogió de hombros, sin apartar la mirada de mi castaño ¿Que diablos?— pero ya te hice sonreír —me percaté en ese instante que, en efecto, estaba sonriendo—. No soy un héroe, Brooklyn... aunque gracias por la comparación. Tampoco soy un buen chico bueno, no tienes nada qué agradecer. Sólo estoy pagando un poco de lo que he hecho en mi vida con buenas acciones.

Y antes de que siquiera pudiera digerir sus palabras para decir algo, Suga se había marchado dejando algo más que confusión en mí... ¿Por qué Suga actuaba así ahora?

The Perfect Strategy -SUGA- BTSDove le storie prendono vita. Scoprilo ora