58

8K 1K 314
                                    

Nota: Antes que nada, perdonen la demora al subir cada capítulo. Es sólo que estos últimos son importantes y me toma tiempo plasmar lo que deseo transmitir en la historia. Debo decir, que éste capítulo en especial lo escribí y reescribí unas nueve veces y creo que por fin logré lo que quería.

Les recomiéndo leer con la canción que he puesto en el multimedia, una de mis favoritas sin duda.

Sin nada más que agregar, disfruten.

-Yess

* * *

Jimin

La tenue luz anaranjada que emana la vieja lámpara blanca sobre la mesita de noche junto a la cama con mucho esfuerzo logra iluminar parte de nuestra habitación. Sentado en el suelo, con la cama como respaldar, se encuentra YoonGi. Sus piernas estiradas sobre la alfombra gris. La mirada perdida en algún punto de la pared azulada de al frente. Una lata de Smirnoff medio vacía en su mano derecha. Un cigarrillo esperándo a ser encendido en la izquierda.

Me encuentro sentado a su lado. Abrazado a mis piernas flexionadas. Con mi cabeza recargada en su hombro en tanto YoonGi apoya la suya sobre la mía. Hace rato he cerrado mis ojos. En la oscuridad de mi mente, repaso cada acto que he realizado durante el último año de mi vida.

Qué estúpido he sido. Un cobarde también.

-¿Cuándo pretendías decirmelo?- habla YoonGi de pronto, en voz baja.

Abrazo mis piernas con más fuerza. ¿Qué le voy a decir?

-Park... Estoy dispuesto a escucharte.

Y continúo en silencio, porque tengo tanto miedo de que al contarle la verdad, la situación se torne tensa otra vez, y la tormenta que logré apaciguar minutos atrás vuelva a desatarse.

Aún con los ojos cerrados, algunas lágrimas logran escaparse y recorren mis cachetes lentamente. YoonGi se separa de mí y segundos después siento sus manos acunar mis mejillas, sus pulgares limpiar mis lágrimas y sus finos labios posarse sobre mi frente.

Al abrir los ojos, vislumbro el rostro de YoonGi a poca distancia del mío. Sus ojos pequeños y razgados centellean, producto de lágrimas que desean ser liberadas. Aquellas orbes poseen un brillo inusual .

Su mirada intenta comunicarme algo, pero, me siento tan culpable que acabo ladeando la cabeza y mi vista acaba en el suelo. Segundos después, mi rostro vuelve a estar frente a frente con el de YoonGi ya que el pelinegro me obliga a mirarle. Me mira con seriedad y el tono que utiliza al hablarme hace que me estremezca.

-Tan solo respóndeme una cosa, Park Jimin

Traga despacio. Estoy seguro de que un nudo se ha formado en su garganta al igual que a mí. Sé que quiere llorar, pero se está conteniendo.

Él siempre fingiéndo ser fuerte.

-¿Qué quieres que diga, YoonGi?- pregunto, emocional y mentalmente agotado, abrazándome más fuerte a mis piernas- Nada de lo que diga va a cambiar tu decisión...

Mi meláncolico pelinegro me observa en silencio. Sus pulgares acarician despacio mis mejillas. Su frente se une a la mía, cerrándos sus ojos.

Y, la primera lágrima cae.

Es pura y cristalina. Se abre paso sobre su piel delicadamente y cuando su recorrido por la mejilla de YoonGi finaliza, cae de su barbilla en forma elegante, mojándo su camiseta blanca.

Contrario a lo que esperaba, para mi sorpresa es la única lágrima que derrama el pelinegro.

Un experto en el arte de contenerlas.

-Puedes hacerme cambiar de opinión, Park.- dice, con la voz entrecortada.

YoonGi cierra sus ojos con fuerza, como si aquello le permitiese escapar de su presente. Sus labios, que están entreabiertos, tiemblan. Y su nariz acaricia la mía.

Y, como estoy en un momento de vulnerabilidad, me dejo llevar. Suelto mis piernas para estirarlas sobre el suelo y llevar mis manos a sus mejillas, imitándo su acción.

En un abrir y cerrar de ojos, YoonGi está sentado a horcajadas sobre mí, besándome apasionadamente. El ambiente comienza a acalorarse y mis manos abandonan la piel suave de su rostro para explorar debajo de su camiseta. Al cabo de un rato, ambos tenemos el pecho descubierto. Nos acariciamos el uno al otro.

Y se siente tan bien... Como si sus exquisitos labios fuesen morfina para mi lastimado espíritu.

Mis manos suben y bajan por la parte baja de su espalda. Las suyas rodean mi cuello. Nuestras caderas se contonean provocativamente en un ritmo lento y tortuoso que provoca el roze de nuestros genitales, que poco a poco se endurecen bajo la tela de nuestros pantalones.

Y cuando ya me he abandonado y entregado a YoonGi por completo, él se detiene. Sus manos me dejan en el olvido. Sus labios ya no curan mis heridas internas. Su cuerpo ya no está junto al mío.

Confundido, le observo levantarse en silencio y pararse frente a mí. Con el rostro desencajado. Luce como un niño que se ha perdido entre una multitud y no logra hallar a su madre. Tan frágil e indefenso.

Respira con dificultad. Su mirada va de un lado al otro, como si fuese a encontrar respuestas en algún rincón de la habitación. Sus ojos se nublan nuevamente. Se abraza a sí mismo y, cuando ya no puede más, se quiebra.

Le observo en silencio. Tragándo despacio. Incapáz de hacer algo para aliviar su pena.

Entre lágrimas y sollozos, reuniéndo todas sus fuerzas para poder hablar, YoonGi pronuncia algo que jamás esperé que diría.

-Me arrepiento de haberte dicho mi nombre, Park Jimin.

Y mi pecho duele. Y mis lágrimas caen. Y mi pelinegro abandona la habitación, dejándome sólo, hundido en mi propia miseria.

For Money... [JimSu] [YoonMin] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora