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Aquella tarde, la vieja cancha de basketball del barrio estaba siendo testigo de un acalorado partido.

Unos diez chicos corrían por la cancha de un lado lado al otro detrás del balón naranja con rayas negras. El sonido de las zapatillas chocando con el suelo de cemento llenaban el espacio.

-¡Pásame el balón, Galleto!- gritó un chico pelinegro que se encontraba parado en el área de tiro libre.

El mencionado lanzó el balón con destreza y el pelinegro lo atrapó con agilidad. Botó el balón el un par de veces, flexionó sus rodillas y, dando un salto, tiró el balón hacia la canasta.

-¡Punto!- grito el pelinegro, alzando sus brazos en un gesto de victoria.

Los jugadores de su equipo celebraban junto a él mientras que los del equipo contrarion bufaban, alegando que el pelinegro había hecho trampa.

-Acepta la realidad, NamJoon. Le estamos dando una paliza a tu equipito de quinta.- dijo el pelinegro en tono burlesco a su amigo.

-Pronto borrarás esa tonta sonrisa de tu rostro.- le mostró el dedo medio- Voy a patearte el culo, SeokJin.- le retó el de piel más oscura en lo que tomaba el balón y le daba pase a otro chico del equipo.

El juego continuaba. Se escuchan alguno que otros insultos por parte de los jugadores. Eran chicos del barrio. Amigos de toda la vida. Pero cuando se trataba sobre un juego del deporte que más les apasionaba...

-¡Mueve el culo, Taehyung!- gritó JungKook.

-¡Pues dile a Kai que no pierda el balón!- gritó el aludido.

Cerca de la cancha, sentado en el lugar más alto de las gradas, un chico de cabello castaño observaba el partido con poco interés. La capucha de la sudadera gris que traía puesta le cubría la cabeza y algo de la parte superior de su rostro.

En la mano sostenía una botella CocaCola, a la cual de cuando en cuando le daba un sorbo.

Traía puestos los audífonos. Aunque la música invadía su mente, apenás y le pretaba atención. Sus pensamientos se hallaban en otra parte. Lejos de ahí.

Colocó la botella a su lado, se cruzó de brazos recostó al respaldar, o mejor dicho, la baranda que evitaba que cayera hacia atrás.

Cerró los ojos, empeñándose en prestarle atención a la música. Por poco y acaba dormido, si no es por que siente un toque en su brazo.

Reacciona. Abre los ojos. No cree lo que ve. Su boca se abre ligeramente debido al asombro. Se saca los audífonos y alza la vista.

-Hola Hoseok.

El castaño desvia la mirada hacia la cancha y hace una mueca de desagrado con la boca.

-No quiero verte.- suelta toscamente.- Vete.

Su interlocutor le mira con tristeza y, sin permiso, se sienta a su lado.

-¿En serio me tratarás de esta forma?

El castaño, sin encarar a su interlocutor, se vuelve a poner los audífonos, dándo por sanjada la conversación.

Pero el chico rubio, de piel pálida y cara de porcelana, no está dispuesto a que aquello termine de esa forna y, bruscamente, jala de los cables que guindan de la cabeza del castaño de un solo tirón. Lo hizo tan fuerte que hasta el reproductot mp3 se salió del bolsillo de la sudadera del chico. Acto seguido, el rubio guardo el aparato en su propio bolsillo.

Hoseok le mira con enojo y, cuando está a punto a lanzarse al rubio para golpearlo con su puño, el muchacho le agarra la muñeca para detenerlo.

-¡Lárgate! ¡No quiero verte, YoonGi! - grita Jung Hoseok. Sus palabras denotan dolor y recentimiento. Ha vuelto a recostarse a la baranda y cruzarse de brazos nuevamente. Gira la cabeza hacia el otro lado, ignorando a su antes mejor amigo.

-Hobi...-el rubio se le acerca. Le tiene prácticamente sobre su hombro.

Hoseok continúa ignorándole.

En la cancha, los chicos continúan jugando.

Min YoonGi suelta un largo suspiro lleno de pesares.

-Llevamos un mes sin hablarnos, Hobi.

No obtuvo respuesta por parte del castaño.

-¿Crees que podríamos intentar arreglarno? Me refiero a nosotros. A nuestra amistad.

-Amistad.- murmura HoSeok. Sigue sin mirarle a la cara. Aún trae esa mueca de desagrado en el rostro.

-Por favor, Hobi...

For Money... [JimSu] [YoonMin] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora